Luz y Fuerza: un año
Columna JFM

Luz y Fuerza: un año

Anoche se cumplió un año de la liquidación de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, uno de los pocos capítulos realmente exitosos de esta administración para provocar cambios estructurales de fondo y evitar que continuara una historia de ineficiencia, corrupción y dilapidación de fondos públicos.

Anoche se cumplió un año de la liquidación de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, uno de los pocos capítulos realmente exitosos de esta administración para provocar cambios estructurales de fondo y evitar que continuara una historia de ineficiencia, corrupción y dilapidación de fondos públicos.

Mientras los dirigentes del SME en algunas cantinas y restaurantes festejaban la clasificación de México al mundial de fútbol de Sudáfrica, miles de policías federales tomaban todas y cada una de las instalaciones y oficinas de la compañía de Luz y Fuerza del Centro. Se ejecutaba así lo que se había aprobado desde diciembre de 1974, en el gobierno de Luis Echeverría, y que durante 35 años, una y otra vez, se había postergado por consideraciones políticas y electorales. Mientras tanto la empresa se había convertido en un barril sin fondo (tan sólo en el 2009 había recibido 42 mil millones como subsidio para el gasto corriente) mientras que su sindicato, el SME, no sólo tenía el contrato colectivo más generoso del sector público sino también a algunos de los dirigentes más prósperos del sindicalismo mexicano.

Los dirigentes del SME pensaban que podían evitar la liquidación de la empresa, como había ocurrido con los gobiernos de Echeverría, Ernesto Zedillo y Vicente Fox: todos se habían propuesto liquidarla pero ninguno lo había finalmente intentado. Por eso, ya habían comenzado las movilizaciones que buscaban paralizar la Ciudad de México como una muestra de su capacidad de movilización. Para Martín Esparza si se liquidaba a Luz y Fuerza sobrevendría el caos. Con el paso de los meses las protestas se multiplicaron en número y violencia, aunque los seguidores del SME eran cada día menos. Este grupo comenzó a realizar bloqueos en las principales avenidas de la ciudad en donde hicieron todo tipo de desmanes, agredieron, dañaron la propiedad pública y privada, en una ocasión destrozaron 18 automóviles privados en un enfrentamiento contra otros ex trabajadores de Luz y Fuerza. Sólo en julio pasado dejaron un saldo de cuatro vehículos de la CFE dañados, un cristal roto de una sucursal bancaria, afectaciones a unos de 20 mil usuarios del Metrobús que quedaron varados y un severo caos vial a lo largo de las principales avenidas como Insurgentes.

Lo más grave fueron las agresiones físicas, dirigidas sobre todo contra el secretario del Trabajo, Javier Lozano, llegando, incluso a realizarse en su propio domicilio y contra su familia y también los medios, han sido objeto también de esas agresiones, como ocurrió hace unos días con Excélsior.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Gobierno del Distrito Federal, desde octubre del año pasado, cuando comenzaron las movilizaciones por la extinción de Luz y Fuerza del Centro y hasta mayo, se han perjudicado vialidades por un total de 489 horas. En el mismo periodo de tiempo el Sindicato Mexicano de Electricistas realizó 859 manifestaciones, de las cuales, 12 por ciento fueron bloqueos y 48 por ciento plantones. Los lugares donde más se han presentado son la sede del SME, las oficinas de la LyFC, plazas públicas, la Plaza de la Constitución y el monumento a la Revolución, además de las avenidas Paseo de la Reforma e Insurgentes. En el Distrito Federal de septiembre de 2009 a agosto de este año se registraron 3 mil 95 movilizaciones, la mayoría con participación del SME.

El tema provocó una solapada crisis en el gabinete. En cuanto asumió la secretaría de Gobernación José Francisco Blake Mora, se retomó el diálogo entre la Segob y el SME, en un primer encuentro convinieron que la Dirección General del Registro de Asociaciones de la Secretaría del Trabajo, analizaría la solicitud de toma de nota para la dirigencia del gremio y determinaría si cumplía con los requisitos legales para obtenerla. La dirigencia del sindicato necesitaba la toma de nota de su comité ejecutivo para apropiarse de los recursos que están congelados: se ha dicho que estos suman más de 400 millones de pesos, pero esas son sólo las cuentas bancarias, lo suculento viene en las propiedades que en total suman unos siete mil millones de pesos.

Según Esparza la toma de nota ya había sido acordada con la secretaría de Gobernación y para festejarlo ya incluso había pedido al gobierno del DF que le arrendara el Palacio de los Deportes. Pero la Secretaría del Trabajo negó la toma de nota por considerar que el expediente y la solicitud no cumplían mínimamente con lo que establecen los estatutos. La decisión fue ratificada en tribunales.

Lo cierto es que la mayoría de los trabajadores de Luz y Fuerza ya están liquidados y la Suprema Corte resolvió la legalidad del decreto de extinción de LyFC, con lo que concluía cualquier disputa legal. El SME, ya sin opciones, acordó radicalizar sus acciones y "tomar, hoy, las calles". Pero su historia hace ya meses que está escrita.

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