Yo no sé qué tipo de compromiso tiene el ex presidente Vicente Fox con la actual administración a la que defiende con tanto ímpetu o cuál es el origen profundo de su odio hacia su sucesor Felipe Calderón. Es verdad que Calderón nunca fue el candidato de Fox, pero una vez en la presidencia, más allá de que no le diera el trato que él esperaba (sobre todo que no le enviara contratos y apoyos al Centro Fox, lo que sí hicieron varios gobernadores priistas), lo cierto es que no hubo persecución alguna a su administración, ni a sus funcionarios, ni a las actividades de su esposa Martha Sahagun, sobre todo en el proyecto de Vamos México, ni tampoco a su familia ampliada, sobre todo a algunos de los jóvenes Bribiesca involucrados en muchos negocios sexenales. Calderón no le dio a Fox espacio en su sexenio pero la verdad es que no persiguió en absoluto a su predecesor.
Yo no sé qué tipo de compromiso tiene el ex presidente Vicente Fox con la actual administración a la que defiende con tanto ímpetu o cuál es el origen profundo de su odio hacia su sucesor Felipe Calderón. Es verdad que Calderón nunca fue el candidato de Fox, pero una vez en la presidencia, más allá de que no le diera el trato que él esperaba (sobre todo que no le enviara contratos y apoyos al Centro Fox, lo que sí hicieron varios gobernadores priistas), lo cierto es que no hubo persecución alguna a su administración, ni a sus funcionarios, ni a las actividades de su esposa Martha Sahagun, sobre todo en el proyecto de Vamos México, ni tampoco a su familia ampliada, sobre todo a algunos de los jóvenes Bribiesca involucrados en muchos negocios sexenales. Calderón no le dio a Fox espacio en su sexenio pero la verdad es que no persiguió en absoluto a su predecesor.
Lo que sí le reclamó fue algo evidente: Fox no hizo absolutamente nada para frenar la escalada del crimen organizado que se dio a lo largo de todo su sexenio. La lucha contra las drogas quedó en manos de un pequeño grupo de la PGR, donde destacaban junto con el general Macedo de la Concha, José Luis Santiago Vasconcelos y Genaro García Luna, y en el último tramo Eduardo Medina Mora en seguridad pública, acompañados de en un grupo de élite del ejército: ese fue todo el esfuerzo del Estado mexicano en esos años ante un fenómeno que crecía a ojos vistas y que desde el 2004 controlaba distintos territorios en el país.
La respuesta de Fox a esos señalamientos fue que había que crear una Cocopa (la comisión que se encargó de los acuerdos de paz con los zapatistas) para negociar con los narcotraficantes y que había que legalizar las drogas. Ahora hablando del tema del espionaje, desde Madrid, lanza una declaración infame, luego de asegurar que a todos los espían pero que “igual el ex presidente Calderón (lo espiaron porque) sí tiene algo que ocultar. 80 mil muertos en su legislatura ¡Bolas!”. Es inútil explicarle al ex presidente que el sexenio presidencial no es una legislatura tampoco que cuando un Estado combate a los criminales el responsable de la violencia no es el Estado sino los propios criminales, sobre todo cuando libran una guerra entre sí que comenzó, precisamente, en los años en que Vicente Fox era presidente. Pero lo que francamente desconcierta es que Fox arremeta y genere sospechas contra su sucesor, justificando de esta forma el espionaje estadounidense contra Calderón. Lo que dice Fox, en otras palabras, es que a Calderón sí había que espiarlo porque quizás tenía algo que ocultar.
Lo dice el ex presidente que hoy vende tiempos compartidos en un Centro construido con aportes privados durante su mandato, un presidente que ignoró la lucha contra el crimen organizado, que propone abiertamente negociar con los narcotraficantes, que a algún acuerdo habrá llegada para que no se investigue una sola actividad de su familia política y cuya ex mujer, Lilian de la Concha, la misma que divulgó sus informes médicos antes de la elección del 2000, ahora nos enteramos por una investigación en Estados Unidos que ayudó a lavar 500 millones de dólares del crimen organizado durante su administración presidencial. Una explicación sobre este tema, por ejemplo, deberíamos esperar del ex presidente.
Yo no sé que podrán investigar los encargados de ver si el espionaje estadounidense tuvo “espías” o colaboradores en nuestro país para realizar su tarea. Habría que partir de la base de que con base en los equipos y tecnologías utilizadas no necesitarían literalmente a nadie para hacerlo: quien crea que se necesita un agente encubierto que coloque un micrófono escondido en un teléfono para interceptar una comunicación vive en los primeros años de la guerra fría y no se ha dado una vuelta por las bases de comunicaciones de la ANS en El Paso y San Antonio y ni siquiera por las tiendas Spy en Estados Unidos donde puede comprar cualquier equipo de intercepción. Se espía con tecnología y últimamente también con ella se mata o vigila, a través de drones.
Que Estados Unidos nos debe muchas explicaciones es verdad: comenzando por las armas de Rápido y Furioso y terminando por estos hechos de espionaje de los cuales, obviamente, no se informa al presidente de ese país en funciones. Estados Unidos como toda potencia, tiene amigos pero más allá de ellos tiene intereses y eso es que lo preserva con su espionaje y me imagino que el año pasado estaba más que interesado en saber qué pasaba en México en plena sucesión presidencial. No es justificable pero es comprensible.
Lo que resulta inadmisible es que un ex presidente con Fox justifique el espionaje contra su sucesor, y no pueda comprender cuál es su papel como el representante del Estado mexicano que, es un decir, alguna vez, fue.