No sabemos qué se está negociando, desde hace semanas, con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Tenemos el recuento de las reacciones: el lunes reapareció oficialmente el líder del Sindicato Nacional, Juan Díaz de la Torre, en un acto con el presidente Peña Nieto y aseguró que nada de lo que se está negociando con la Coordinadora pone en entredicho las leyes secundarias de la reforma educativa. Pero Juan Díaz no nos dijo qué se está negociando. El mismo lunes, la Coordinadora realizó su enésima marcha a la secretaría de Gobernación exigiendo, esta vez, que se reanudaran las negociaciones que no sabíamos que se habían interrumpido. Y tendrá con el mismo objetivo marchas y bloqueos todo el resto de la semana.
No sabemos qué se está negociando, desde hace semanas, con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Tenemos el recuento de las reacciones: el lunes reapareció oficialmente el líder del Sindicato Nacional, Juan Díaz de la Torre, en un acto con el presidente Peña Nieto y aseguró que nada de lo que se está negociando con la Coordinadora pone en entredicho las leyes secundarias de la reforma educativa. Pero Juan Díaz no nos dijo qué se está negociando. El mismo lunes, la Coordinadora realizó su enésima marcha a la secretaría de Gobernación exigiendo, esta vez, que se reanudaran las negociaciones que no sabíamos que se habían interrumpido. Y tendrá con el mismo objetivo marchas y bloqueos todo el resto de la semana.
Pero mientras unos marchan exigiendo nuevas negociaciones, otros sí las tienen: por ejemplo los maestros de la Coordinadora en Chiapas, que tampoco sabemos qué están negociando, pero que, por lo pronto, como ocurre con los de la sección 22 en Oaxaca, siguen cobrando aunque lleven, los chiapanecos, casi tres meses en paro y los de Oaxaca y otros estados, mucho más en un intolerable plantón en la ciudad de México. Por cierto, dicen que el plantón también ha sido negociado y se logró, nada más y nada menos, que la CNTE liberara las vialidades en torno al Monumento a la Revolución, que sigue tomado, lo mismo que muchas de las aceras en torno a esa plaza. Para comerciantes y oficinistas sigue siendo un desastre, pero eso fue lo que se acordó ¿a cambio de qué?.
Resulta incomprensible que después de tantos meses no sepamos qué se está negociando con la Coordinadora. Se podrá argumentar que en esa negociación como en muchas otras, la secrecía es fundamental para llegar a acuerdos, pero si los mismos son secretos, si el resultado real es que desde hace meses en algunos estados de la república no hay clases, en otros se reanudaron pero las leyes vigentes no se cumplen y en todos los casos se pagan sueldos se haya o no trabajado a cambio de una negociación de la que no sabemos los términos, estamos mal. Si a eso le sumamos los daños e inconvenientes que se ocasionan a la ciudadanía a cambio de quién sabe qué, las cosas están peor.
Lo que es un hecho es que en este muy largo proceso, aunque no conozcamos los términos de las negociaciones, la Coordinadora se está dividiendo. No sólo por las diferencias reales que existen, más allá del discurso de la oposición común a la reforma educativa, entre los grupos oaxaqueños, chiapanecos, michoacanos, guerrerenses y del DF, sino también porque la ambición de poder está generando una intensa lucha interna en todas esas secciones. Algo debe ser importante, en términos de recursos o poder, porque son muchos los que quieren estar en la mesa de los acuerdos.
El caso de la sección 22 de Oaxaca es el más notable, por una parte porque existe ya una confrontación con muchos padres de familia que no aceptan una situación que deja a sus hijos simplemente sin educación alguna sino también porque se da una lucha con una parte pequeña pero creciente del magisterio local que no está con la Coordinadora sino con el SNTE. Pero además, porque la propia sección 22 está dividida en varios grupos que luchan por quedarse con las principales parcelas de poder: no es poco, controlan miles de puestos de trabajo, la educación estatal y un presupuesto de más de 9 mil millones de pesos al año.
Para usar términos convencionales, aunque quizás no se apliquen tan estrictamente en una organización tan sui generis como la sección 22, a la derecha del grupo de Rubén Nuñez, su actual líder y cabeza la negociación con Gobernación, se encuentran varios dirigentes que fueron desplazados precisamente por éste acusándolos de negociadores pero con el gobierno de Ulises Ruiz. A la izquierda están varias organizaciones, algunas de ellas ligadas a grupos armados, como los de la corriente que secuestró a los niños Alvarez Benfield. La exigencia de la sección 22 de que sean liberados esos secuestradores deviene de la necesidad de mantener sus propios equilibrios de poder interno.
Mientras tanto hay otros grupos de la sección 22 que están tratando de hacer proselitismo y ampliar su base en otros estados. En ocasiones de forma casi burda. Por ejemplo, quien está tratando de organizar a los maestros en Quintana Roo presentándose como dirigente local es Erangelio Mendoza González, dirigente de la sección 22 cuando se dio la irrupción del EPR en La Crucecita, en Huatulco, en 1996, ligado a esos grupos armados e investigado por esos lazos, y originario, casualmente, del mismo municipio que el grupo de secuestradores de los niños Alvarez Banfield, Xalapa del Marquez. Obviamente Erangelio no ha trabajado ni mucho menos ha sido maestro jamás en Quintana Roo, ni tiene políticamente nada que ver con ese estado. Pero él también quiere su cuota de negociación.