El Consejo Nacional del PAN terminó con una comisión organizadora para la próxima elección de su dirigencia nacional pero con divisiones evidentes en el partido y con la convicción de que para enfrentar a Gustavo Madero, sus tres principales grupos opositores tendrán que buscar una candidatura de unidad.
El Consejo Nacional del PAN terminó con una comisión organizadora para la próxima elección de su dirigencia nacional pero con divisiones evidentes en el partido y con la convicción de que para enfrentar a Gustavo Madero, sus tres principales grupos opositores tendrán que buscar una candidatura de unidad.
Ernesto Cordero, Juan Manuel Oliva y Josefina Vázquez Mota no quieren a Madero al frente del partido en el periodo que concluirá a mediados del 2015. Pero el Consejo ha demostrado que ninguno de ellos podrá derrotarlo sin el respaldo de los demás. Madero controla el Consejo y tiene mayoría en la comisión organizadora de los comicios internos; nada indica que se responsa en el corto plazo a la “exigencia ética” de la que habló Josefina respecto a que Madero, aunque legalmente puede quedarse como presidente del PAN hasta el día de la elección, debería pedir licencia a ese cargo; las acusaciones, aparentemente fundadas, de que desde la coordinación de los diputados del partido se cobraron comisiones de entre 10 y 35 por ciento para aprobar partidas presupuestales para sus presidentes municipales quedó convertida en una propuesta para mejorar los mecanismos de transparencia en el futuro; la segunda vuelta planteada se convirtió en una segunda vuelta concurrente que se aplicará al mismo tiempo de la primera, quitándolo buena parte de su sentido; el padrón interno sigue siendo utilizado por la dirigencia con toda discrecionalidad y, en un capítulo que no parece ser menor, los amarres y acuerdos externos al partido, tanto con las dirigencias de otras fuerzas partidarias como con el gobierno federal están en manos del equipo de Madero.
Pese a todo ello, Gustavo Madero no tiene asegurada la reelección si sus opositores van unidos. Es difícil pero no imposible alcanzar esa unidad porque es mucho lo que está en juego, en el presente y también de cara al futuro. Como están las cosas, sin duda la que tiene mayor popularidad sigue siendo Josefina, el que tiene mejor estructura y espacio de poder es Cordero, el que tiene grupos importantes detrás suyo aunque sea menos conocido en el DF es Oliva, el ex gobernador de Guanajuato. Si todo se redujera a la elección de un dirigente para el periodo corto de la próxima gestión hasta el 2015 no pasaría nada, sería fácil llegar a un acuerdo, pero a diferencia de Madero, que cumpliría con su reelección su segundo periodo, cualquiera de sus opositores que fuera elegido en los próximo comicios internos tendrá no sólo amplias posibilidades de cubrir las muchas posiciones electorales que estarán disputándose en el congreso y los estados en el 2015, sino también dejar las cosas encaminadas para la candidatura presidencial del 2018.
Y ahí las cosas se complican: el llamado calderonismo probablemente querrá que Margarita Zavala, si ella lo decide, tenga un espacio desde el 2015, no en vano es la figura con mayor margen de aprobación en el panismo; todo indicaría que Josefina querrá mantenerse con presencia porque sabe que tiene futuro en su partido, aunque si no se presenta antes de fin de enero a buscar la presidencia partidaria, muy probablemente la veremos desarrollando una actividad que la tiene muy comprometida en la relación entre México y nuestros paisanos en Estados Unidos, que muy ser muy importante ante las elecciones de este año en la Unión Americana, con la imprescindible reforma migratoria y las elecciones presidenciales del 2016 en ese país, y de esa forma su propio futuro partidario podría verse como una opción a más largo plazo.
Juan Manuel Oliva fue un buen gobernador, su relación con la derecha panista es intensa, su estado es de los que ha tenido mayor crecimiento económico y social en el país (junto con Querétaro, notable en ambos sentidos, y Yucatán, que ha tenido también un excelente desempeño) y por eso, en el escenario panista el actual gobernador Miguel Márquez no debería ser ignorado para el futuro panista. Pero Oliva en ese sentido es una carta previa. En el equipo de Madero hay numerosos postores a las gubernaturas que se disputarán en el 2015 y obviamente también para el congreso. Y Madero parece tener detrás suyo a muchos grupos de poder y dicen que tiene también un candidato para el 2018, el gobernador poblano Rafael Moreno Valle, con muy buenos resultados y presencia dentro y fuera de su estado.
Por eso no se terminan de poner de acuerdo y por eso mismo las próximas semanas estarán plenas de tensión en el panismo. Porque con un PRI muy fuerte pero que ha tenido que pagar costos por el rally legislativo que llevó a cabo el año pasado, y con una izquierda que irá dividida en el 2015 en por lo menos cuatro partidos, el PAN aunque algunos lo subestimen, tiene espacios para recuperar en el futuro. Pero mucho, o casi todo, dependerá de las decisiones que tomen en las próximas semanas.