Vicente Carrillo, padre de la violencia
Columna JFM

Vicente Carrillo, padre de la violencia

13-10-2014 La detención de Vicente Carrillo Fuentes es un hito en la lucha contra el narcotráfico. Ocupados con la tragedia de Iguala o con la violencia cotidiana que azota algunos lugares del país, se ha perdido de vista, no se la ha dado la importancia que merece, a esta caída, sin tomar en cuenta que Vicente Carrillo fue parte fundamental, un iniciador clave, de esa violencia que hoy nos azota.

 

Cuando en 1997 muere Amado Carrillo Fuentes (la detención de Vicente sirve también para desmitificar esa leyenda urbana que decía que Amado Carrillo en realidad estaba vivo) Vicente quiso asumir el mando del cártel de Juárez, que entonces era una suma de lo que ahora conocemos como Juárez, Sinaloa, los Beltrán Leyva, los grupos de Jalisco que encabezaba Ignacio Coronel. No lo logró: no tenía ni el peso, ni la historia de su hermano que, recordemos, terminó siendo asesinado por los médicos que lo operaron administrándole, una dosis de anestésico, Dormicum, mucho mayor a la permitida. 

Los médicos aparecieron muertos en tambos en la carretera a Acapulco, pero nunca se supo fehacientemente cuáles fueron las causas de su muerte. Las versiones entonces indicaban que Amado Carrillo, que había terminando amando demasiado los reflectores, pasaba ya demasiado tiempo en Buenos Aires y en La Habana, además de que la caída de personajes de su entorno como el entonces general Gutiérrez Rebollo habían dejado muy vulnerable su seguridad. A eso se sumó la versión de una disputa marital, en la que intervino, a favor de la esposa, un importante operador del cártel llamado Enrique González Quirarte. Su cuerpo decapitado en las afueras de Guadalajara fue una de las muchas venganzas que se produjeron después de la muerte de Amado Carrillo y de las primeras, con la de los médicos, que ordenó Vicente.

Pero todavía era 1997, el cártel quedó golpeado, pero siempre fue más un holding que un cártel. Se movía por estamentos horizontales, no verticales y sus diferentes partes siguieron funcionando. Durante un tiempo la relación de dos de sus principales personajes, El Mayo Zambada (asociado con el Azul Esparragoza) y Vicente Carrillo funcionó pero se fue deteriorando progresivamente en la medida en que Vicente se quiso quedar con el control de toda la organización. Cuando en el 2001 se fuga el Chapo Guzmán, muy rápidamente reconstruye su relación con Zambada y comienza un alejamiento inevitable con Carrillo. Entonces comienza la lucha por controlar el paso de Juárez.

Esa ciudad es estratégica por su ubicación y comunicaciones para el paso de la droga: colocando la droga en Juárez o en El Paso, se accede con rapidez al centro y al este de los Estados Unidos. Durante años, los diferentes grupos, si querían pasar por Juárez, le tenían que pagar una cuota a los Carrillo Fuentes. En la época de Amado Carrillo, el llamado Señor de los Cielos utilizaba sus transportes, incluyendo su flotilla de aviones, para transportar cargamentos suyos y de sus socios, previo pago, por supuesto, de una alta comisión que fue subiendo año con año y que desde 1994 pasó de ser sólo en dinero a ser una parte del cargamento mismo. Eso es lo que hizo poderoso a Amado Carrillo.

Su hermano Vicente no tenía el mismo talento para los negocios pero manejaba mucho más la violencia y muy pronto los acuerdos se rompieron. Primero con los grupos de Guadalajara, luego con los Valencia, un cártel que históricamente había estado ligado a Juárez y más tarde con todo el cártel de Sinaloa. 

Ya estamos en 2004 y la guerra entre cárteles comienza a adquirir otras dimensiones. Y se dan tres hechos que convierten esos enfrentamientos en una vorágine de violencia: son asesinados en distintos ajustes de cuentas, Rodolfo Carrillo (hermano menor de Vicente y Amado) junto con su esposa, en Culiacán. Después es detenido El Mochomo, uno de los hermanos Beltrán Leyva en Culiacán, y más tarde es asesinado un hijo del Chapo Guzmán. Esas muertes y detenciones reconfiguraron todo el escenario: los Beltrán Leyva rompen con Sinaloa y se alían con Vicente Carrillo. Al mismo tiempo había irrumpido un grupo ferozmente violento que estaba creciendo, por la vía de las armas, todos los días: eran los Zetas, originalmente al mando de Osiel Cárdenas. Su enemigo era el cártel de Sinaloa y por eso terminan aliados, también, con Carrillo y los Beltrán Leyva. 

Para ese enfrentamiento ya no son suficientes los sicarios tradicionales: se necesita controlar territorios, la lucha ya no es por las rutas sino por las plazas. Los cárteles comienzan a contratar sicarios con formación militar (para contrarrestar o complementar la fuerza de los Zetas) como los kaibiles guatemaltecos, mientras que incorporan a pandillas a las que arman hasta los dientes, desde las de la frontera norte hasta los maras que operaban en Los Angeles y El Salvador. Es cuando la violencia se desata y estas pandillas y grupos comienzan a hacer de la extorsión, el secuestro, el robo su negocio cotidiano. Es el proceso en el que hemos vivido los últimos 14 años y del que Vicente Carrillo fue una figura clave.

 

Jorge Fernández Menéndez

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