17-10-2014 Son ya 19 las fosas encontradas en Iguala. El número de cuerpos hallados en ellas no se ha divulgado, asombra la cantidad: según los policías que vigilan los caminos que llevan a ese territorio, se han encontrado más de 300 cuerpos y la cifra puede seguir aumentando. Por lo pronto, nada se sabe de los normalistas secuestrados y cuando se sepa, la tragedia sin duda aumentará. En el mundo, Iguala es sinónimo de una masacre y de una crisis institucional en un país al que hace apenas un mes, nos tocó verlo en Nueva York, se aplaudía en los foros internacionales después de haber cerrado el exitoso ciclo de reformas económicas y estructurales.
Del círculo virtuoso pasamos al vicioso. Dice Bioy Casares que “el mundo atribuye sus infortunios a las conspiraciones y maquinaciones de grandes malvados; entiendo que se subestima la estupidez” y es verdad, en muchas ocasiones simplemente la estupidez puede explicar las acciones humanas. Pero tampoco se puede ser demasiado ingenuo. Recordemos la historia: el primero de enero de 1994, el mismo día que entraba en vigor el TLC, y las expectativas futuras eran más altas que nunca, en unas pocas horas el levantamiento zapatista las derrumbó y puso al país de la modernidad anunciada frente al espejo de sus problemas ancestrales.
Todos sabemos lo que vino después: la rebelión del camachismo contra Colosio, los secuestros de empresarios, el asesinato de Luis Donaldo. Con todo, se llegó a una elección limpia y transparente, aunque para los parámetros actuales pudiera ser inequitativa, pero con un resultado reconocido por todos. Las semanas posteriores volvieron a derrumbar las esperanzas: el asesinato de Ruiz Massieu, las acusaciones disparadas como escopetazos, la caza de brujas, el fiscal (hermano de la víctima) fugado, apresado y más tarde víctima de suicidio; y todo con el corolario de la crisis económica de diciembre de ese año que, literalmente, hundió por años la economía.
¿Fue una sucesión de hechos aislados?. Quizás, pero entonces y ahora prefiero hablar de un proceso de desestabilización del país (así se titula el libro que publicamos entonces) que tuvo el invaluable apoyo de la casualidad y la estupidez.
Tampoco sé si ahora estamos viviendo un proceso de desestabilización similar al de hace 20 años. Es verdad que Guerrero es el equivalente a la Chiapas de entonces, aunque ahora se ha sumado la violencia de los delincuentes, organizados o no. Los crímenes políticos, incluida la desaparición de los normalistas, han estallado repentinamente: un diputado en Jalisco, un conductor de radio en Mazatlán, un líder partidario en Acapulco. Un movimiento estudiantil en el IPN, que quiere crecer en otras universidades, que rechaza todo con tal de seguir con el paro y la movilización.
La economía que generaba grandes promesas para el 2015 muestra hoy un rostro diferente al de hace apenas un mes: el precio de la mezcla mexicana de petróleo está por debajo de los 75 dólares mientras en la ley de ingresos estaba estimada en 82 dólares, con el consiguiente costo presupuestal que se intenta disminuir estableciendo un precio del dólar más alto respecto al peso. Pero, aunque se juegue con la aritmética, a la larga tendrá que haber recortes. Y el secretario de energía, Pedro Joaquín Coldwell acepta que, si cae más el precio del crudo, algunos de los proyectos incluidos en la ronda uno podrían comenzar a ser poco atractivos.
Lo cierto es que el panorama económico está rodeado de incertidumbre. Como si esas señales fueran pocas, otras, mucho más difíciles de descifrar, aparecen en el horizonte. ¿Es simple casualidad que la cúpula de grupo Citi en Nueva York haya decidido lanzar una ofensiva tan irracional contra uno de sus principales sostenes, Banamex, donde al caso Oceanografía han sumado un presunto fraude en la operación de una agencia de seguridad del propio banco, agencia que todo el mundo conocía y que operaba desde el secuestro de Alfredo Harp Helú, precisamente en 1994: ¿cuánto pagó Banamex por el rescate de Alfredo?¿cuánto es en comparación con los 15 millones de dólares que dice que defraudó esa empresa, aunque en realidad la agencia los gastó en operación?. Lo cierto es que desde Nueva York parecieran estar en campaña para deshacerse del grupo de financieros mexicanos que, paradójicamente, son los que salvaron en buena medida a ese grupo después de la crisis del 2008.
¿Se tratan las desapariciones y muertes de Guerrero, los asesinatos con lecturas muy poco claras, los movimientos estudiantiles y financieros, sumados a coyunturas que están fuera de nuestras manos controlar, como la caída del precio del petróleo, una simple suma de casualidades?. Puede ser. O quizás son casualidades que, además, se magnifican por los errores o incluso la estupidez, diría Bioy Casares, de algunos actores. Pero cuando las casualidades se suman y terminan teniendo coherencia entre sí, la desestabilización asoma en el horizonte.
Jorge Fernández Menéndez