La puerta del inframundo
Columna JFM

La puerta del inframundo

31-10-2014 Cinco años han llevado las excavaciones, pero finalmente ayer se anunció que se descubrió el túnel que lleva al inframundo. Ahí se encontraron una multitud de objetos, huesos, ofrendas. El inframundo se encuentra en las entrañas del Templo de Quetzalcoatl, en Teotihuacán, en el Estado de México. Allí se descubrió un túnel que recorre los cimientos del templo, de donde se creía que emanaba el poder espiritual de esa ciudad que floreció y desapareció entre el siglo II y V de nuestra era y que lleva a unas cámaras que representaban en inframundo.

 

La entrada al inframundo, es un historia que asumen casi todas las religiones y culturas. Orfeo fue al inframundo a rescatar a su esposa Eurídice. Para la cultura hebrea la entrada al inframundo está en el valle del Hijo de Hinom, al sudeste de Jerusalem.Los griegos y los romanos pensaban que se entraba al Averno a través de un cráter cerca de Cumas, en Campania, en el sur de Italia. También entre griegos y romanos estaban quienes pensaban que la puerta del infierno se encontraba cerca de la ciudad Hierápolis, hoy Pamukkale, en la actual Turquía. Decían que la puerta estaba rodeada de vapores malignos, y una gruta de esas características con construcciones rituales, fue encontrada por arqueólogos italianos el año pasado en Pamukkale. Para los griegos, el infierno estaba regido por Hades y sus puertas estaban resguardadas por el perro de los cerberos, el can cerbero, que tenía varias cabezas.

Nuestra puerta del inframundo, hoy dicen que podría haber sido encontrada en Zitlala, donde se hallaron varias fosas comunes donde han sido identificados por lo menos 13 cuerpos. No hay mitología, ni ofrendas, sólo la brutalidad y la violencia desmedida que nos lleva a contabilizar, desde la desaparición de los 43 normalistas a decenas, más de un centenar, de cuerpos enterrados en fosas comunes, restos de personas que nadie ha denunciado como desaparecidas, que nadie ha buscado y que muestran la crudeza de expoliación y la violencia al que son sometidas las comunidades en Tierra Caliente. Pero es muy probable que las puertas del infierno estén en Zitlala porque allí en una ladera de 150 metros, dicen cuatro elementos de Guerreros Unidos que podrían estar los restos de, si se dan por buena sus declaraciones ministeriales, de parte de los estudiantes y de los que ellos aseguran que eran miembros de los Rojos, su cártel rival, con el que se enfrentaron en Iguala. 

Llama la atención que sea en Zitlala porque este pueblo guerrerense no está precisamente cerca de Iguala e implica haber realizado un muy largo recorrido. Pero precisamente por ello, ahí se están concentrando las investigaciones. Por lo pronto hay otros trece cuerpos más que hay que agregar a la lista del horror.

En la reunión que mantuvo el presidente Peña con los familiares de los desaparecidos, éstos le pidieron que no se criminalizara a los jóvenes. Están en todo su derecho al demandarlo. Y el Estado está en todo su derecho de seguir todas las líneas de investigación que se presenten, incluyendo la posibilidad cierta de que existiera relación entre algunos de los líderes de Ayotzinapa con el cártel de los Rojos, lo cual explicaría lo sucedido lejos de cualquier pretensión de justificarlo. 

Se ha dicho que eso no es posible, entre otras consideraciones porque al ser detenidos por los policías éstos, de ir armados, se hubieran resistido. En realidad, hubo varios enfrentamientos en Iguala esa noche con muertos y heridos: la reportera Laura de Pablo recogió los testimonios de médicos del hospital general de Iguala que reconocen haber tratado a por lo menos 17 heridos de bala esa noche y no se conoce el número de los que acudieron a otros hospitales. Se dice que llevaban armas pesadas pero éstas iban en el camión y fueron interceptados, todo según las declaraciones de Sidronio Casarrubias, por policías, cuando un comando de los Rojos se había trasladado al domicilio de los jefes de Guerreros Unidos en la zona, donde se dio un cruento enfrentamiento esa misma noche. Eso explica que haya muertos y heridos fuera de la zona donde se supone se detuvo los autobuses, como el del supuesto estudiante llamado El Chilango que apareció al día siguiente asesinado y desollado en las afueras de Iguala. Nunca se ha sabido quién era en realidad y porqué ese nivel de ensañamiento y de exhibición del cuerpo en un operativo que se trató de esconder. 

Recordemos que, también según este testimonio, habían pagado 300 mil dólares al procurador y al jefe de policía poder llegar de esa forma a Iguala y quizás pensaron tener protección de esas corporaciones.

Son demasiadas preguntas, demasiadas hipótesis, pero los hechos pareciera que van encontrando, poco a poco, una explicación racional, aunque no sea políticamente correcta. Claro, si cruzar las puertas del infierno para conocerla puede ser racional para cualquier persona sensata.

 

Jorge Fernández Menéndez

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