A dos años, relanzar el gobierno
Columna JFM

A dos años, relanzar el gobierno

21-11-2014 El lunes debería comenzar una nueva etapa en la administración Peña. Luego de las marchas de ayer, de que se solventara el tema de la casa de Angélica Rivera y se diera a conocer la declaración patrimonial completa del presidente Peña, sabiendo ya el destino de los jóvenes de Ayotzinapa (aunque estemos muy lejos aún de que haya concluido toda la investigación y estén detenidos todos los responsables, por acción u omisión) el propio presidente ha decidido relanzar el lunes su administración, luego de vivir estas semanas sus horas más bajas.

 

 Decíamos ayer que el gobierno federal hasta ahora había reaccionado, no siempre a tiempo, a los conflictos en los que se vio envuelto, pero que eso no alcanzaba, que era y es hora de emprender acciones, de adoptar medidas nuevas. El lunes tendría que comenzar esa etapa.

Cualquier agenda de relanzamiento tendrá que incluir varios capítulos, pero tres son esenciales: por una parte, fortalecer el estado de derecho y luchar decididamente contra la impunidad. Los hechos que hemos visto en los últimos meses fortalecen la idea de que todo mundo es impune si utiliza una capucha política, nadie es responsable de los delitos cometidos ni la autoridad está dispuesta a combatirlos. Ese ciclo debería cerrarse con lo acontecido ayer en las diferentes marchas que han castigado a varias ciudades del país. Pero no a todo el país: la agenda desestabilizadora, también tiene un ámbito geográfico muy delimitado y no se ha logrado contagiar a muchas otras zonas. Lo que sí se contagia es la desazón y el pesimismo si se ve al gobierno paralizado por esa agenda.

La seguridad tiene que incidir sobre todo en la vida cotidiana y tiene que ir acompañada de medidas económicas que le quiten presión a la gente. Mientras llegan los resultados de las reformas estructurales no es prudente ni lógico seguir apretando el cinturón de las clases medias y de quienes menos tienen. Ha sido un error que en el paquete económico no se dispusiera de medidas en ese ámbito: el presidente Peña tiene la oportunidad de tomar medidas, sin necesidad de volver a pasar por el congreso, que alivien la situación económica y fiscal de la gente. Medidas que no impliquen una renuncia a la disciplina financiera que tiene que observar el Estado, pero que impacten en el bolsillo de los mexicanos. No será, no puede ser, un impacto definitivo, pero sí debe haber por lo menos un gesto hacia la gente que lleva dos años sin ver en el futuro perspectivas ciertas de mejora.

Y el tercer punto debe ser la lucha contra la corrupción. Toda esta escaramuza que se libró por la llamada casa blanca, la declaración de la señora Rivera o la información patrimonial presentada por el presidente Peña, no tendrían sentido sin ubicarlos en un compromiso presidencial de luchar contra la corrupción. Y en ese sentido, está ya sobre la mesa una propuesta que se tendría que impulsar en forma inmediata, incluso antes de que concluya el periodo ordinario en el congreso: la propuesta del sistema anticorrupción que presentó el PAN, que el PRI ya aceptó en principio y que el PRD no tendría porqué rechazar. 

Hay un cuarto punto que tendría que tener efectos externos pero que es eminentemente interno: el presidente le tiene que exigir más y mejor trabajo a todos sus colaboradores y, también a los demás actores políticos. El diálogo, los acuerdos y la coordinación siempre son bienvenidos, pero la política, el manejo del poder, va mucho más allá de esos instrumentos. Decía aquel famoso consultor de Bill Clinton, Dick Morris, que un gobernante exitoso debía mantenerse fiel a sus principios porque una idea, una propuesta, pueden no cuajar en un momento y ser vista como verdad, en otro, por las mayorías. Se debía aplicar lo que llamaba la triangulación, que no es más que, lisa y llanamente, apropiarse de la plataforma del contendiente, dejándole sin banderas. Y dividir con ello a sus adversarios. Debía reformar a su propio partido “ganando una batalla sobre la corrupción de los viejos líderes”. Utilizar las nuevas tecnologías, en las que el gobierno federal ha sufrido una escandalosa paliza en las últimas semanas y con ello lograr una movilización nacional ante la crisis, misma que sólo puede darse trabajando sobre la seguridad y la economía cotidianas, y poniendo diques a la corrupción. No es momento de reparar, sino de reconstruir.

Mitos

1) Resultó que el herido en CU el sábado no es estudiante ni mucho menos profesor. Era uno de los anarquistas custodios del auditorio Ché Guevara, que ni estudia ni trabaja, pero que ya había estado detenido por actos vandálicos. Mintieron también en eso.

2) Por fin José Manuel Mireles, se deshizo de esa embaucadora que tenía como abogada, Talía Vázquez, para tener realmente defensores serios. Desde ayer, Vázquez ya no es su abogada. El ex líder de las autodefensas y su familia ya estaban hartos de ella y sus historias. No quería liberar a Mireles, quería convertirlo en mártir…en su beneficio.

 

 

Jorge Fernández Menéndez

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