28-01-2015 Nadie puede pedirle a los partidos que todas y cada una de sus candidaturas en un proceso en el que habrá en disputa dos mil 159 puestos de elección popular sean inmaculadas. Pero sí se debe exigir que, por lo menos, los más importantes de esos cargos sean designados con sin ligereza. Las candidaturas son apuestas políticas, pero pocas son ganadoras.
Vamos a analizar varias apuestas dudosas. La primera es que la ha hecho el PRD en Guerrero. Apenas el jueves pasado hablaba con el presidente nacional del partido, Carlos Navarrete, quien me decía que llevar como candidato en Acapulco a Angel Aguirre Jr, el hijo del gobernador con licencia homónimo, era una mala decisión para su partido, que había capítulos que había que cerrar e incluso afirmó que parte de su responsabilidad en todo el tema Iguala es que se tardaron por lo menos una semana de más en demandar la salida del gobernador. 72 horas después Aguirre Jr. se convirtió en candidato del PRD a Acapulco y para gobernador irá el senador Sofío Ramírez, cercanísimo a Aguirre. Por si alguien tiene dudas es Aguirre el que sigue controlando al PRD en Guerrero. Pagarán un costo alto, aunque lleguen a ganar ante la ausencia de otras opciones, por haber desperdiciado la oportunidad de renovar la clase política estatal más anacrónica del país. Tenía razón Ríos Piter: para ser candidato del PRD había que negociar con Aguirre y aceptar su impunidad.
El PRI no se había equivocado con sus candidaturas a gobernador: Ivonne Alvarez en Nuevo León era la que podía competir con el PAN; en San Luis Potosí, Juan Manuel Carreras es una muy buena selección, en todos los sentidos; Claudia Pavlovich en Sonora, será también una fuerte competidora para el PAN. En Michoacán, a José Ascención Orihuela no creo que le alcance para competir con Luisa María Calderón y Silvano Aureoles, pero había pocas opciones locales. En Querétaro, Roberto Loyola será un muy buen candidato y en BCS, repetirá Ricardo Barroso, que ya había sido candidato en las pasadas elecciones.
Pero en Campeche se equivocaron: Alejandro Moreno ganará las elecciones (es muy difícil que el PRI pueda perder ese estado) pero su candidatura deja sobre la mesa una larga serie de acusaciones que, fundadas o no, obligan al PRI a debatir contra su principal fantasma político: el de la corrupción y el tráfico de intereses. Que lo primero que tenga que hacer un candidato es esclarecer sus relaciones con personajes como Amado Yañez y sus negocios petroleros en la entidad petrolera por antonomasia, es, de inicio un error. Más aún cuando tenían opciones excelentes como Renato Sales.
¿Qué decir de los candidatos como Lagrimita o Quico?, ¿o cómo ve al partido Encuentro Social que busca candidatos mediante publicidad. O a Cuauhtémoc Blanco en pos de la alcaldía de Cuernavaca (por cierto: la FMF se equivoca cunado dice que Blanco debe optar por su incipiente carrera política o su ya en el ocaso carrera deportiva, alegando que los futbolistas deben mantener neutralidad en esos temas: Blanco tiene todo el derecho constitucional de jugar futbol y ser candidato, la FMF no se lo puede negar, que sea una pésima opción para ese cargo es otra cosa).
Hay y habrá seguramente muchos más que son apuestas dudosas y otros que son sencillamente impresentables. Pero por lo pronto sabemos que el escrutinio de los partidos hacia sus propios aspirantes no siempre, o casi nunca, es lo estricto que debería ser en instituciones que reciben, sólo para los comicios federales, casi seis mil millones de pesos de prerrogativas, más los miles de millones que se acumulan de aportaciones estatales, legislativas, privadas y publicitarias.
Cassez: el cinismo
Florence Cassez nunca debió haber sido dejada en libertad porque su participación en los secuestros por los que había sido condenada a 60 años de cárcel había sido comprobada y se basaba en pruebas testimoniales, en su aprehensión junto con su novio Israel Vallarta, jefe de la banda e incluso en el hecho evidente de que en su casa al ser detenida había tres personas secuestradas. La acusaban también sus propios cómplices. Quedó en libertad por un engañosa negociación diplomática y porque la Corte decidió, erróneamente, que existían fallas al debido proceso. Pero esas fallas no ameritan la libertad: si hay fallas esos capítulos se deben reponer o incluso descartar en un nuevo juicio pero es inconcebible que se conviertan en la puerta de salida para delincuentes.
Como fracasó con su libro, como nunca se pudo hacer su película y como a los Sarkosy y cía ya no les sirve, Cassez necesita dinero y entonces ahora quiere nada menos que 36 millones de dólares por los “daños morales” sufridos y acusa a todos, desde Felipe Calderón hasta el reportero Pablo Reinah. Qué grado de desfachatez. Está en libertad, pero sus víctimas, que son muchas, tendrían que estudiar la posibilidad de demandar civilmente a Cassez, incluso ante las cortes francesas, por los daños de todo tipo, incluso físicos, que ella les infligió.