12-06-2015 Dice el presidente nacional del PAN, Gustavo Madero, que antes de que sus opositores saquen “los cuchillos largos para cortar cabezas” de los dirigentes por los resultados electorales, que mejor vayan a los estados en disputa (son dos: Colima y en mucha menor medida San Luis Potosí) a defender los resultados. Ello en respuesta al video de Margarita Zavala y los filosos tuits del ex presidente Felipe Calderón contra la actual dirigencia partidaria.
Dos senadores de mucho peso, como Roberto Gil y Javier Lozano, han tratado de calmar las aguas y declarado que los conflictos internos se dejen de lado hasta que se definan los resultados.
Es verdad, pero esos resultados, a más tardar, estarán definidos el domingo y el hecho real es que ésta ha sido la peor elección del panismo nacional en décadas y comparada con la última elección intermedia, durante el gobierno de Calderón, cuando los mismos grupos que ahora dirigen el PAN exigieron la renuncia de Germán Martínez (que en una opinión muy personal no hizo mal su labor en el blanquiazul) ese partido había alcanzado 142 diputados: hoy difícilmente alcanzará los 106. La explicación que ha dado Madero para esa pérdida es tan ridícula que raya en la mentira: dice que el PAN perdió diputados por la existencia de más partidos. No es lo mismo, dijo, competir entre tres partidos que entre diez. El problema es que desde 1988, y ni siquiera entonces, se competía entre tres partidos, y la caída de los votos panistas sólo se pueden atribuir a las decisiones de ese partido.
Madero perdió Sonora (y con ello a uno de sus principales respaldos, que era Guillermo Padrés) y en forma escandalosa Nuevo León (y aunque no se ha dicho también todo Tamaulipas). Los principales triunfos panistas, los de Baja California Sur, con Carlos Mendoza Davis, el de Francisco Domínguez en Querétaro y Xóchitl Gálvez en la Miguel Hidalgo, no pueden colocarse en el cajón de Madero: Mendoza y Domínguez son originarios del calderonismo y Xóchitl no está siquiera afiliada al PAN, y eso es lo que ha hecho tan atractiva su candidatura. Es verdad que falta por ver lo que sucederá en Colima, donde los comicios se decidirán por un puñado de votos, y San Luis Potosí, donde creo que existe una diferencia suficiente como para que el PRI se quede con el estado. Pero el resultado global no cambia.
Tienen razón Gil y Lozano cuando piden que se espere a que se califiquen los resultados antes de iniciar la lucha interna. Pero eso sucederá, insistimos, el domingo, cuando se entreguen actas de mayoría y en el panismo ya tienen preparada la convocatoria de las elecciones internas a más tardar para agosto. Felipe Calderón y Margarita Zavala fueron, hay que reconocerlo, quienes más impulso dieron a muchas candidaturas en términos públicos, sobre todo las ganadoras. Y si bien Madero reclama con razón que sus militantes deben ir a defender los votos en disputa, también se le podría recordar la tan selectiva participación que tuvo en las campañas: atendió a los suyos, se olvidó de los otros. Un buen ejemplo es lo que reclamó el ex presidente Calderón respecto al financiamiento de Luisa María Calderón en Michoacán: el CEN del partido le entregó para su campaña sólo 13 millones de pesos (¿recuerda usted cómo le recortó el equipo de Madero dramáticamente los recursos a Josefina Vázquez Mota en la etapa final de la campaña presidencial del 2012?).
Cuando se hace un estudio un poco más a fondo de lo que sucede en el PAN, lo cierto es que quedan pocas figuras capaces de encarar el futuro inmediato de ese partido. Luego de estos resultados, la expectativa de Madero de buscar la candidatura presidencial tendría que haber desaparecido. De Padrés ni hablemos. Hay quienes han insistido en estos días en que Rafael Moreno Valle perdió en estas elecciones y se equivocan: si hace tres años había ganado cuatro distritos federales en su estado ahora ganó 8, se fortaleció en la propia bancada federal, donde hay muchos de los suyos, y el gobernador poblano estableció redes en todas las principales elecciones con los candidatos panistas, desde Preciado en Colima hasta Domínguez en Querétaro. De esa forma, creo que Moreno Valle se ha podido deslindar en la carrera del 2018, de antiguos aliados-competidores como Madero o Padrés.
Visto desde esta óptica quedan dos fuerzas reales en el PAN, que tienen diferencias entre sí pero que más tarde o más temprano tendrán que llegar a un acuerdo. Rafael Moreno Valle por un lado y la dupla Margarita Zavala-Felipe Calderón por el otro. El gobernador poblano ha construido redes, tiene muy buenas relaciones políticas, tiene recursos y futuro; Margarita, además de futuro, tiene popularidad y reconocimiento entre las bases panistas. Hoy, de lo que acuerden esas dos corrientes, esos dos personajes, dependerá lo que pueda suceder hacia el 2018 en el blanquiazul. ¿O prefieren reeditar, con los mismos resultados, la lucha PRD-Morena?.