13_08_2015 El presidente Peña Nieto no está cercado, tampoco es rehén de grupo alguno. Como hemos dicho con anterioridad, un presidente abre o cierra sus espacios de relación de acuerdo con sus propios criterios y necesidades: puede acertar o no en ello, pero todos escogen los espacios y las personas con las que quieren moverse, relacionarse y gobernar. Todos se mueven con diferentes círculos, pero en el caso de Peña parece ser muy evidente que el presidente quiere moverse en espacios concéntricos separados pero que forman círculos en torno a él.
Dice la ciencia que los objetos concéntricos comparten un mismo centro, eje u origen, con objetos que a su vez pueden ser concéntricos entre sí. Según las descripciones de Dante, el infierno está compuesto por nueve círculos concéntricos, que se van achicando y enterrando más profundamente en dirección al centro de la Tierra. En la política nacional ese centro, eje u origen, es el presidente, como se llame e independientemente del partido que sea. Pero en el caso de Peña Nieto la teoría de los círculos concéntricos es también un estilo de gobernar y de ejercer el poder.
Es indudable que Peña tiene un círculo muy personal en torno suyo en su secretaría particular y otras áreas, pero tampoco es secreto que a la hora de gobernar se sostiene en un círculo formado por tres hombres: Miguel Angel Osorio Chong, Luis Videgaray y Aurelio Nuño. A partir de ellos se estructura el gabinete y la operación con los márgenes que siempre existen para los secretarios de la Defensa Nacional y de la Marina.
La llegada de Manlio Fabio Beltrones al PRI no creo que cambie esa realidad (y tampoco creo que alguno de esos tres personajes vaya a abandonar su posición si, como se dice, se dan cambios en las próximas semanas) pero sí crea un círculo concéntrico diferente que tiene como eje al presidente pero gira en otro espacio. Eso es lo más interesante de la designación de Beltrones, porque en ese círculo podrán inscribirse otras voces que hasta ahora no tenían un espacio articulado de relación con el presidente.
Pero no es el único nuevo círculo concéntrico que se ha creado. Se ha equiparado la designación de Beltrones con la de Miguel Basáñez en la embajada de México en Washington. En los dos casos, el presidente abre su gobierno hacia personajes que no estaban en el corazón del mismo, pero se trata de historias (de crear círculos para seguir con la metáfora) distintos, diferentes. La de Beltrones es una decisión política que premia a un cuadro que no viene del peñismo. En el caso de Basáñez se trata de un hombre que ha sido cercano al presidente Peña toda la vida, que viene del corazón de su grupo político y familiar y que termina de abrir otro círculo donde comienzan a transitar hacia posiciones de poder, de confianza personal del presidente, otro tipo de personajes.
Más allá de su experiencia diplomática (su talento académico y político no está a discusión, tampoco su don de gentes) el mensaje en el caso Basáñez es la confianza y el trato directo, personal, que se quiere dar a esa posición. No es menoscabo al cuerpo diplomático, mucho menos al canciller José Antonio Meade, de los mejor valorado de todo el gabinete, sino una decisión de concentración de poder personal, delegado en Basañez.
Pero ese círculo que inaugura Basañez ha tenido en los últimos días otros adherentes. La mujer que acompañará a Beltrones en la dirigencia priista es Carolina Monroy Del Mazo: es mexiquense, diputada, fue presidenta municipal de Metepec, es sobrina de Alfredo del Mazo y es prima de Enrique Peña Nieto. Es una mujer de toda la confianza del presidente con la que está unido, además de por la política, por lazos familiares. No será la suya una posición decorativa: en los hechos, con esta designación Carolina se pone, entre otras cosas, en la línea, no es la única pero ahí ya está, de la sucesión para el estado de México.
Ni Basañez ni Carolina Monroy son cuotas o compromisos adquiridos en el pasado: son relaciones personales del presidente. Y ese es otro círculo concéntrico que se ha creado para acompañar los otros cuatro o cinco que giran en torno al presidente y equilibra de alguna forma el peso de ese tan poderoso que forman Osorio-Nuño-Videgaray.
Con todo se debe siempre recordar, como dice la Wikipedia, que uno de los ejemplos más conocidos de círculos concéntricos son los usados en el tiro al arco o con armas de fuego, porque cualquier diseño concéntrico puede ser un objetivo o un blanco sobre el cual disparar.
La Suprema Corte
La decisión de la Suprema Corte respecto a no establecer límites a las posibilidades de adopción por preferencias sexuales, es un paso importante en un camino de libertades y tolerancia. El tema genera controversia, sobre todo en círculos muy conservadores que deberían recordar que el propio papa Francisco, hace unos meses, interrogado sobre el tema se preguntó “¿quién soy yo para juzgar a una persona gay?”.