Un nuevo escenario con nuevos actores
Columna JFM

Un nuevo escenario con nuevos actores

02-09-2015 Comienza una nueva legislatura que será muy diferente de la pasada. Si en la que concluyó esta semana la norma fueron los acuerdos y la aprobación del ciclo de 13 reformas estructurales que le dieron, más allá de carencias y errores, una productividad que no había tenido ninguna otra desde 1997, la que ahora comienza se enfrenta a otra dinámica, de mayor confrontación partidaria, de una distribución diferente del poder entre los partidos y a una realidad política, social y económica distinta a la que tenía el país hace exactamente un año.

Y también esa nueva realidad será parte de la dinámica legislativa: si en el ciclo de reformas estructurales la mayoría de las iniciativas aprobadas eran de carácter constitucional por lo que requerían de una mayoría calificada de dos tercios de los votos en el Congreso y por ende de acuerdos muy amplios, ahora lo central serán las leyes secundarias de esas reformas que sería deseable que se aprueben por amplios acuerdos pero que, en última instancia, pueden salir adelante por mayoría simple, la que tiene en San Lázaro el PRI, con sus aliados del Verde y en casi todos los casos con Nueva Alianza, y la que puede conseguir en el Senado donde requiere para ello sólo de un puñado de votos adicionales.

En ese escenario se perfilan, también, novedades en el manejo de ambas cámaras. A falta de que el PAN termine de definir quién será su coordinador en la Cámara alta, la designación de Roberto Gil Zuarth como presidente del Senado, es un acierto que le permite tener a uno de los políticos más jóvenes y con mayor experiencia en temas de gobierno real, en una posición clave desde donde se podrán construir acuerdos y mantener el diálogo. Ello fue, especialmente, notable en el Senado en los pasados tres años: más allá de diferencias y de la existencia de algunos personajes altisonantes, en el Senado se trabajó con mucho esmero y civilidad en el ámbito legislativo.Roberto Gil puede avanzar aún más y trabajar en la transparencia y la comunicación en forma mucho más puntual.

La Cámara de Diputados siempre es mucho más difícil de llevar que el Senado. Lo hizo muy bien (tanto que con eso se ganó la presidencia del PRI)Manlio Fabio Beltrones en la pasada legislatura, pero ahora existirán otras condiciones en San Lázaro. El PRI con el Verde (y Nueva Alianza) mantiene la mayoría simple que tendrá que utilizar en muchas ocasiones para sacar adelante sus iniciativas. Pero la distribución de poder en la Cámara se modifica. El PAN y el PRD siguen como segunda y tercera fuerzas, pero disminuidas. El Verde duplica su presencia. Morena se convierte en una fuerza de peso, lo mismo que Movimiento Ciudadano, y también cuentan con bancadas significativas, Nueva Alianza y Encuentro Social (quizás, hoy, el más impredecible de los grupos legislativos). Ese nuevo equilibrio de fuerzas permite diseñar innumerables opciones de mayorías en San Lázaro, ya que difícilmente veremos votaciones en bloque a favor o en contra de cualquier iniciativa.

En San Lázaro, también, los partidos han tenido que apostar por la renovación. Si bien en el PRI la designación de César Camacho estaba prácticamente decidida desde tiempo atrás, en el PAN y en el PRD los hombres que fueron quienes impulsaron el Pacto por México: ni Jesús Zambrano (que de todas formas garantizó la presidencia de la Cámara baja) ni Gustavo Madero llegaron a coordinar sus grupos parlamentarios. En lugar de ellos se optó en el PRD por el oaxaqueño Francisco Martínez Neri y por el michoacano Marko Cortés en el PAN. Una ingeniera, Norma Nahle será la coordinadora por Morena; el vocero y exasambleísta Jesús Sesma por el Verde; un maestro Alfredo Valles por Nueva Alianza; un cercanísimo operador de Enrique AlfaroClemente Castañeda por MC y en Encuentro Social, el joven Alejandro González Murillo, quien es sobrino del exprocurador Jesús Murillo Karam. No sólo el escenario es nuevo, también los actores.

MÁS SOBRE LA NARVARTE

La detención de Abraham Torres Tranquilino sigue confirmando que el crimen de la colonia Narvarte, donde fueron asesinadas cuatro mujeres y el reportero gráfico Rubén Espinosa, nada tuvo que ver ni con la política ni con la libertad de expresión. Es un crimen brutal, pero relacionado con delitos comunes, cometido por personajes marginales y que ya habían hecho de la violencia, como los dos detenidos (uno había estado preso por violación, el otro un expolicía, por tortura) una forma de vida.

Asombra que algunos colegas sigan diciendo, para descalificarla, que la investigación tiene un aroma xenófobo por el involucramiento de la joven colombiana asesinada. Fue la víctima más castigada y lo que la involucra en esta historia no es la xenofobia, son simplemente datos duros, historias de vida, relaciones. La verdadera manipulación en esta terrible historia es querer hacer pasar por un crimen político uno que es parte de una delincuencia tan brutal como común.

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