Claudia y la diplomacia
Columna JFM

Claudia y la diplomacia

23-09-2015 Ayer llegaron los restos de los ocho mexicanos muertos en Egipto por un ataque de fuerzas militares de ese país, supuestamente confundidos con terroristas. Siguen las demandas de investigación sobre lo ocurrido y de castigo a los responsables, aunque no creo que veamos, en el corto plazo, ninguna de las dos cosas.

La Primavera Árabe del 2011 ha devenido en una pesadilla. Si hasta ese momento los dictadores de cada una de las naciones (Mubarak en Egipto,Gadafi en Libia, Ben Alí, en Túnez; antes Hussein en Irak) encabezaban gobiernos que no dejaban margen alguno para la disidencia, su caída, luego de un corto periodo de expectativas democráticas no cumplidas, se ha transformado (salvo y parcialmente en Túnez) en lo mismo que se tenía antes, pero enmarcado en una guerra constante de grupos islamistas cada día más radicales contra gobiernos crecientemente autoritarios. El Estado Islámico, con su avance sobre Irak y Siria, con su presencia en casi todo el mundo árabe, enfrentado incluso con Hamas, Al-Qaeda y los Hermanos Musulmanes, representa la mayor de las aberraciones de todo este proceso que se ejemplifica en todo su drama humano en la ola de refugiados de la región que están asolando a Europa.

Egipto no es Siria o Irak, pero se enfrenta al mismo desafío y lo hace con un gobierno muy autoritario en un proceso en el cual las contemplaciones, los derechos humanos y los grises no entran en la ecuación. Como se ha dicho muchas veces, este ataque trascendió porque se trató de turistas extranjeros, mexicanos para nuestra desgracia, pero como lo demuestra el que no haya ocurrido nada con los egipcios que murieron en el ataque, no va a haber resultados de fondo en la investigación que vayan más allá de asegurar que se trató de una confusión y de una empresa turística que llevó a los visitantes a una zona de exclusión. Puede ser que haya alguna compensación monetaria para las víctimas, pero no esperemos mucho más.

En todo este contexto la actuación de la diplomacia mexicana me parece que ha sido impecable, como lo escribía ayer Javier Solórzano. Resulta hasta ridículo que haya legisladores que estuvieran demandando que se enviara una nota de protesta o que se llamara a consulta al embajador de México (no hablemos ya de la propuesta del gobernador de Jalisco de romper relaciones con Egipto) cuando lo importante era repatriar a los heridos y recuperar los restos de las víctimas y para eso era imprescindible tener allí al embajador y a todo el equipo diplomático local, y por supuesto mantener las relaciones. Además, ¿qué nota diplomática puede ser más importante que
haber enviado a El Cairo a la canciller Claudia Ruiz Massieu en el avión presidencial?

El accionar de la secretaria de Relaciones Exteriores en Egipto, también, debe ser muy bien calificado. Distintos observadores han dicho que no se tendría que haber enviado a una mujer. Es absurdo: no se pueden hacer propios los prejuicios de otras sociedades, y Ruiz Massieu, en su debut internacional, fue discreta, no hirió sensibilidades se reunió con el canciller y el Presidente egipcios, trajo en unos días a los heridos y logró que se repatriaran los restos de las víctimas. En Egipto se escribió una buena página de la política internacional de nuestro país: se actuó con sensatez y dignidad y lo que es más importante, con eficiencia.

Por cierto, interesantes los movimientos en la cancillería. Miguel Ruiz Cabañas un diplomático notable, llega a la subsecretaría de asuntos multilaterales y derechos humanos, Juan Manuel Gómez Robledo deja ese cargo y se va a la embajada en París y al área de comunicación social llegaRafael
Lugo
, un comunicador con talento y experiencia.

 

UN CONFLICTO DE INTERÉS

Es un tema, también diplomático. Samuel González Ruiz e Isabel Mirandapusieron el acento en algo que es una violación a los estatutos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: la intervención en la investigación del caso Iguala de Emilio Álvarez Icaza. El expresidente de la Comisión de Derechos Humanos del DF me pareció y me parece un hombre que hizo un trabajo notable en esa responsabilidad, avalado por una larga carrera política y social en organizaciones como el CENCOS, con raíces y trabajo de muchos años en diversas zonas del país, entre ellos Guerrero. Pero Emilioobviamente, tiene una agenda política en México, es también el secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Y como tal no puede intervenir en los temas que aborda la propia comisión en relación con su país de origen, en este caso México.

Eso se aplica para la Comisión Interamericana, para la ONU, la OEA y cualquier organismo multilateral. Verlo opinando y operando sobre el tema, viola todas esas normas. No sé si el grupo de expertos como dicen Isabel Miranda y González Ruiz se tienen que ir, pero sí que su trabajo no ha tenido la imparcialidad que requeriría. Quizás, como también han dicho los integrantes de Alto al Secuestro, porque no eran ni son la instancia adecuada para investigar este tipo de casos.

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