10-02-2016 Dice Woody Allen que una relación de pareja es como un tiburón, si no avanza siempre se muere (y nosotros, le dice a su pareja en Annie Hall, tenemos un tiburón muerto). La política no es diferente. No se puede esperar, no puede haber parálisis y si la hay es retroceso. Por eso en estos días bastante convulsos hay cambios en el gabinete, en los partidos, en las candidaturas en los estados. Algunos son para avanzar, otros para mirar hacia atrás, algunos porque las ambiciones superan las convicciones y, finalmente, los hay que son inevitables.
En el gabinete se hicieron tres buenos movimientos. En primer lugar, la llegada de José Narro Robles a la Secretaría de Salud, de donde salió hace 16 años, siendo subsecretario hacia la UNAM. En los últimos ocho años fue un rector de excepción, de los mejores que ha tenido la máxima casa de estudios. Narro conoce perfectamente la secretaría, pero desde el gabinete puede convertirse en un interlocutor privilegiado con muchos otros sectores, porque ya lo es. Para algunos puede parecer exagerado que se incluya, desde ayer, a Narro en esa baraja intangible que conforman Osorio, Nuño, Videgaray, Meade u otros en el gabinete, pero debe estar porque es un perfil nuevo, diferente, progresista, que llenará varios espacios en el equipo presidencial. Mientras tanto, el equipo que se formó en torno a Luis Videgaray sigue ocupando posiciones muy importantes en el gabinete legal y ampliado. José Antonio González Anaya y Mikel Arriola vienen de ese grupo que se conoció y estudió en el Instituto Tecnológico Autónomo de México con Videgaray, con Ernesto Cordero, con José Antonio Meade, con Enrique Ochoa, con hombres ahora en el sector privado como Gerardo Cajiga, entre otros, que están ocupando, por generación, pero también por sus capacidades técnicas y políticas, muchas posiciones en el gobierno y en los partidos. González Anaya y Arriola son muy buenos administradores y son políticamente diestros. José Antonio lo demostró en el IMSS donde era imprescindible iniciar una dura reforma que aún no concluye, pero que no es nada comparado con lo que la transformación que le tocará encabezar en Pemex, y Mikel en la Cofepris, donde supo eludir presiones enormes de las industrias farmacéutica y tabacalera, entre otras, aunque en el IMSS esas presiones son mucho mayores aún y de muy distinto origen.
En las candidaturas el caso más sonado es el de Carlos Joaquín González, medio hermano del secretario de Energía y expresidente nacional del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, quien renunció al PRI y estaría a punto de convertirse en el candidato del PAN-PRD. Manlio Fabio Beltrones envió un comunicado luego de la renuncia del exsubsecretario de Turismo, diciendo que su partido “no podía forzar los tiempos (para la selección de candidato) ni actuar conforme a los deseos, emociones u obsesiones personales de ninguno de sus militantes”. Y es que para Carlos Joaquín la gubernatura de Quintana Roo se había convertido en obsesión: tuvo posiciones magníficas para crecer, pero como nunca pudo superar que hace seis años no fuera candidato, utilizó constantemente esos espacios (sobre todo, la subsecretaría de Turismo) para operar como un cuadro de la oposición desde el centro contra el gobierno del estado, pensando que en el desgaste, ganaba.
En realidad perdió, pese al poder familiar y en el propio gobierno federal: renunciando y colocándose como candidato del PRD-PAN golpea a la administración Peña que el dio juego y espacios, al PRI que le dio posiciones privilegiadas de elección popular y a Pedro Joaquín Coldwell, porque utilizó su nombre para abrirse camino. Pero el secretario de Energía, con todo, ya sabe cómo funcionan esas historias a nivel familiar: su hermana Addy también quiso ser gobernadora, y como no lo logró en el PRI se fue al PAN, donde terminó como senadora, pero malogró su carrera política. Ahora, en torno al 15 de febrero, como ha insistido Manlio, el PRI deberá decidir entre José Luis Toledo y Mauricio Góngora.
El PAN lanzó a Javier Corral para candidato a gobernador en Chihuahua (dice Juan Ignacio Zavala, entre broma y verdad, que le tendrían que haber avisado a Corral que no hay gubernaturas plurinominales, ya que Corral nunca ha ganado por mayoría siempre ha sido pluri). Corral dice que buscará ir también por el PRD, MC y hasta por Morena, por algo es el más pejista de los panistas. No creo que Corral tenga oportunidad: Enrique Serrano, el candidato del PRI, Verde, Nueva Alianza, es un aspirante muy fuerte a nivel local, y el empresario José Luis Chacho Barraza, que irá como independiente tiene presencia y reconocimiento en el estado. Para el PAN la verdadera opción era Barraza.
Otro cambio, o mejor dicho una suma, es la que hizo el gobernador Rafael Moreno Valle, que sigue haciendo incorporaciones de alto nivel. El senador Javier Lozano ya estaba allí, pero ahora lo hace con cargo: es, desde la semana pasada, el vocero oficial del Partido Acción Nacional en su estado natal, Puebla, en una designación que tiene sentido para el 16 pero, sobre todo, para el 18.