Edomex: primero, el candidato
Columna JFM

Edomex: primero, el candidato

16-09-2016 En unos dos meses, los partidos tendrán que tener candidatos para el Estado de México. Para esa fecha ya habrán pasado los comicios en los Estados Unidos.

¿Determinará lo que suceda en Estados Unidos de alguna forma lo que pueda ocurrir política o electoralmente en el país? ¿Tendrá influencia a la hora de designar candidatos o candidatas en el Estado de México? Sí y no, aunque, sin duda, la posibilidad de que una mujer se establezca en la Casa Blanca tendrá peso a la hora de tomar decisiones.

El Partido Revolucionario Institucional, con nuevo dirigente nacional, un Enrique Ochoa que viene de áreas que son muy lejanas del priismo tradicional, tendrá que demostrar que su partido ha aprendido de las derrotas del 5 de junio pasado, pero también de las experiencias de los últimos años. El PRI no puede llegar a esos comicios pensando en que irán “los delfines” del gobernador en turno porque ellos “garantizarán las victorias”, no puede lanzar candidatos porque “son jóvenes” (lo fueron en su momento, eran la camada generacional que acompañaba al entonces gobernador Peña Nieto, los Duarte, Borge, Medina, Sandoval y otros, que por unas u otras razones terminaron perdiendo sus estados) o porque son mujeres; no puede darse el lujo, ni el PRI ni los gobiernos, federal o estatales (en las tres entidades en que se elegirá mandatario gobierna el PRI) de ignorar las expectativas de alternancia.

En otras palabras, si el PRI no quiere perder esos comicios y ser competitivo para el 2018 (perdiendo esos estados sus posibilidades disminuyen geométricamente) debe buscar perfiles para ganar, más allá de la cercanía que los aspirantes puedan tener con el Presidente o con el gobernador, de su género o de su edad.

Quizás me equivoque, pero pareciera que la gente que tanto apostó por la juventud hace siete, seis o cuatro años, está esperando ahora un poco más de madurez en las propuestas electorales. Si bien tenemos un electorado cada vez más joven, se olvida, por ejemplo, que los aspirantes en Estados Unidos no son ningunos adolescentes: Trump tiene 70 años, Clinton 68, el propio Bernie Sanders, el candidato de los jóvenes, rebasaba los 70. A nivel nacional, todos los aspirantes, de todos los partidos, sin ser mayores, son hombres o mujeres con bastantes kilómetros políticos recorridos.

No existe ninguna señal concreta, por ejemplo, respecto de quién podría ser el aspirante del PRI al Estado de México. En los medios se habla de Alfredo del Mazo, joven, diputado federal, hijo de una familia notable del priismo mexiquense, primo del presidente Peña. Hace seis años todo eso no le alcanzó para ser candidato: frente a un Eruviel Avila con mucha fuerza en Ecatepec y toda el área metropolitana del estado, con la tentación de poder ser candidato por el PAN-PRD (era el ofrecimiento que tenía sobre la mesa el actual gobernador), Peña Nieto decidió por quien podía ganar, no por el más cercano. Ahora la decisión deberá pasar por los mismos criterios: ¿le alcanza a Del Mazo para ganar la candidatura? Sin duda, pero la pregunta es si también le alcanza para ganar el estado. Eso es lo que tienen que medir en el PRI y en el gobierno.

Algo similar ocurre con Ana Lilia Herrera. Es mujer, es decidida, fue parte del equipo de Arturo Montiel, fue presidenta municipal de Metepec, senadora y acaba de dejar su curul para ser secretaria de Educación en el estado. Obviamente, el movimiento está destinado a mostrarla y darle una posición que le permita recorrer la entidad. Muchos piensan que podría ser alternativa a Josefina Vázquez Mota. ¿Es lo más conveniente lanzar a una mujer contra otra? Es pregunta.

En una situación similar a la de Ana Lilia se encuentra Carolina Monroy: ella también ha tenido una historia política en el priismo y el gobierno local hasta ser una buena presidenta municipal de Metepec, pasar a la Cámara de Diputados y de allí a la secretaría general priista, donde por unas semanas reemplazó a Manlio Fabio Beltrones.

Hay dos políticos con larga experiencia que no tendrían que ser desechados: uno es Alfonso Navarrete Prida, el actual secretario del Trabajo. No es parte del equipo más cercano, pese a su posición en el gabinete ni de Peña Nieto ni de Eruviel, pero nadie puede negar su experiencia, su peso y su conocimiento en áreas muy sensibles, como es la procuración de justicia.

El otro es el actual procurador del Consumidor, Ernesto Nemer, que siendo un hombre relativamente joven, ha trabajado con nueve gobernadores, en Gobernación, en Sedesol, en la SEP, ha sido presidente del Congreso, cercano a Peña Nieto, pero también a otros sectores del priismo local. Es un muy buen prospecto que, como Navarrete, combina capacidades locales y federales, aunque en porcentajes diferentes. Podrían tener una ruta hacia la gubernatura distinta a otras opciones.

Son nombres que están sobre la mesa. La del Estado de México será una elección que tendrá que dar señas claras de hacia dónde querrá dirigirse el oficialismo. Y eso comienza con la designación de un candidato.

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