03-02-2017 Cuando me enteré de que se había difundido una filtración con la supuesta amenaza de Donald Trump de que intervendrían fuerzas militares de Estados Unidos en México para “controlar a los bad hombres” me pareció, simplemente que era una mala broma. Por eso sorprendió que una periodista como Dolia Estevez lo tomara en serio o que Carmen Aristegui le diera credibilidad a algo que a todas luces es una más de las artimañas que utiliza Trump, ideadas por su ideólogo y operador, Steve Bannon, para provocar a sus adversarios y manejar una imagen de dureza.
Durante la campaña electoral Bannon y Trump llenaron la red de mentiras: está comprobado como, a través de portal del propio Bannon y en alianza con páginas web creados en todas partes del mundo, sobre todo en Europa del este, con complicidad del gobierno ruso, difundieron infinidad de historias falsas que inundaron la red en contra de Hillary Clinton y su equipo. Esto es lo que ha ocurrido con esta filtración de AP, que ahora no sabe ni qué hacer para desmentirla o por lo menos atenuarla.
La supuesta información es a todas luces falsa e inadmisible. Lo es también el nulo trabajo de verificación y confirmación de quienes la manejaron como si fuera una pieza veraz. Y es, por sobre todas las cosas, algo a lo que tendremos que acostumbrarnos en México y en el mundo, como ya se comienzan a acostumbrar en los propios Estados Unidos: el equipo de Trump miente, o como dijo su vocera crea “hechos alternativos”, para adecuarlos a su discurso.
Lo que resulta evidente es que, como en muchos otros capítulos conflictivos que ha abierto Trump en estas dos semanas, el nuevo mandatario una vez lanzada la declaración o la orden ejecutiva correspondiente, se queda sin una ruta para darle seguimiento a sus propias iniciativas. A falta de políticas serias esta filtración sirve para ensuciar el clima político en México, fomentar la división interna, y también para sus propios consumidores nacionales, ante los que necesita seguir mostrándose como una suerte de pandillero de escuela secundaria.
Lo poco comprensible es que aquí haya quien difunda como verídicas esas mentiras que allá sólo las siguen comprando sin verificarlas aquellas “fuentes” que creó y sigue manejando el ahora asesor en jefe, Bannon.
Invertir en consulados
Los recursos que se destinaron al respaldo de migrantes y paisanos en EU se pueden despilfarrar si, como algunos han dicho, se destinan a pagar despachos de abogados.
La base de cualquier estrategia en EU tienen que ser los trabajadores consulares, desatendidos desde hace años. No estoy hablando del personal diplomático, sino de los miles y miles de trabajadores que son contratados por los consulados, que hacen el grueso del trabajo y cuyos salarios, prestaciones y condiciones laborales dejan mucho que desear. Ellos son los que atienden a la gente, los que van a los centros de detención, los que hacen las gestiones cotidianas. Y entre ellos crece el descontento. Deben mejorar sus contratos y prestaciones porque sin esa base todo el entramado se puede desplomar.
La ligereza de Claudio
La facilidad con que pierde la brújula o ideologiza su discurso Claudio X. González Guajardo no deja de sorprenderme. Hace unos años debatimos porque Claudio y su organización Mexicanos Primero no comprendieron, por ideologizarlo, que el principal enemigo que tendría cualquier reforma educativa no era el SNTE sino la Coordinadora.
Ahora Claudio vuelve a equivocar el objetivo, las formas y el fondo. En la conferencia que dio dentro del foro “La sociedad civil frente a la corrupción”, organizado por la Universidad Iberoamericana, aseguró que de existir un “salón de la infamia” de la corrupción nacional, entre los diez primeros integrantes estaría el presidente Peña Nieto.
Agregó que en el top ten estaría Javier Duarte y aparecerían los exgobernadores de Chihuahua, César Duarte; de Sonora, Guillermo Padrés; de Oaxaca Gabino Cué; de Coahuila, Humberto Moreira y su hermano Rubén; así como el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco. Nadie más.
Me parece de una ligereza increíble en alguien que preside una organización seria. Yo no sé si esos son los que están en el top ten de la corrupción, pero estoy seguro que allí faltan políticos, del oficialismo y la oposición, empresarios, personajes de muchos otros ámbitos. Es fácil acusar, de narco o de corrupto a cualquiera. Lo mismo ha sucedido en los gobiernos en los que participó el propio Claudio.
Hay que trabajar sobre hechos reales, no los alternos, tipo Trump. Los hechos indican que Duarte y Padrés sí están procesados y deben responder ante la justicia. Hay políticos que están cuestionados, con o sin razón, pero nadie les ha fincado responsabilidades. Tampoco las hay contra Peña Nieto. Si Claudio las tiene, su organización tendría que presentarlas ante tribunales y sustentarlas.
Entre la investigación, e incluso entre la denuncia y el proselitismo, hay demasiada distancia. Quizás lo que sucede es que, como algunos creen, el interés de Claudio está en convertirse en, otro, uno más, candidato independiente. Pero entonces que lo diga.