01-05-2017 Hoy nadie sabe muy bien si está festejando el día del niño o el de los trabajadores. ¿Cuándo se acabó la celebración del Primero de Mayo?
Como reportero todavía me tocó cubrir alguno de aquellos desfiles interminables donde los sindicatos en forma de todo, menos espontánea, agradecíandurante horas al presidente de la república en turno que los saludaba desde el balcón de Palacio Nacional.
Aunque la ceremonia continuó unos años más, creo que su verdadero fin se dio el primero de mayo de 1984, cuando fueron arrojadas dos bombas molotov contra los balcones del Palacio Nacional por un grupo de estudiantes de la Preparatoria Popular Tacuba que se habían integrado por la fuerza entre los contingentes del Congreso del Trabajo. Del ataque resultó con quemaduras el entonces director del ISSSTE, Alejandro Carrillo Castro y dos invitadas internacionales, una mujer cubana y otra brasileña. Hubo tres detenidos de la Preparatoria Popular pero sólo uno de ellos se adjudicó los hechos: José Antonio Palacios Marquina, de 21 años de edad, conocido como El Pato. La ceremonia, como decíamos, continuó algunos años más, pero cada primero de mayo se sucedían, con mayor frecuencia, los enfrentamientos, con “sindicatos independientes” en torno al Zócalo y casi con regularidad frente al palacio de Bellas Artes y la ceremonia terminó por desaparecer durante el gobierno de Ernesto Zedillo.
Pero esa desaparición se ha ido dando en la misma medida en que comenzó a esfumarse el poder sindical en México y en el mundo. Ya en el 2014, había en México más empresas que trabajadores sindicalizados trabajando en ellas. Según el censo económico existían entonces 5 millones 654 mil empresas, donde trabajaban 29 millones 642 mil personas. Pero, para esa fecha se estimaba, porque no se divulgan cifras oficiales, que había sólo unos tres millones de trabajadores sindicalizados. En la actualidad se cree que son poco menos de la mitad. Es verdad que hay grandes sindicatos como el magisterial con cientos de miles de afiliados, pero los sindicatos de industria son cada día menores y desde la aprobación de la reforma laboral se podría decir que están casi en peligro de extinción. Hay unas mil 700 organizaciones sindicales registradas, pero entre todas no tendrían ya más de un millón 400 afiliados (menos del 3 por ciento de la Población Económicamente Activa) exceptuando, insistimos, al magisterio y a sindicatos de trabajadores al servicio del estado, entre otros.
¿Ha empeorado la calidad de vida de los trabajadores porque no estén en un sindicato? Ha caído el nivel de vida de muchos trabajadores en distintas zonas del país, en otras han mejorado pero nada de eso cambia respecto a que estén o no sindicalizados. Las instituciones que realmente benefician a los trabajadores en forma muy destacada como el IMSS, el ISSSTE y el Infonavit, están cada día más presentes en la vida de muchos trabajadores con absoluta independencia de que sean sindicalizados o no.
En realidad en la economía actual, la sindicalización termina siendo mucho más un lastre que un beneficio para los trabajadores. Hay sectores donde ella todavía es necesaria e importante, pero cuando nos topamos con sindicatos excesivamente ideologizados, los que al final terminan perdiendo son sus propios afiliados. Historias de fracasos hay muchas. ¿Fueron, por ejemplo, los trabajadores los responsables de la quiebra de Mexicana?Definitivamente no, fueron sus directivos que cometieron innumerables errores y finalmente se dieron a la tarea de “vaciar” la empresa para llevarla a la quiebra. Pero hay que reconocer que los sindicatos, con su intransigencia, les dieron una coartada extraordinaria para avanzar en sus planes, disfrazarlos y llevarlos a cabo.
Los sindicatos fueron un instrumento clave para la transformación social del siglo veinte. La celebración del primero de mayo en homenaje a los mártires de Chicago, un hito que permitía recordar cómo ese paso a la industrialización se había consumado con sangre y lodo, con una explotación sistemática de los trabajadores que logró ser revertida o por lo menos aminorada con luchas muchas veces heroicas. Mucho queda por hacer en ese sentido, pero el mundo ha cambiado, las condiciones de producción, la economía y la industria también. La economía de servicios y la informática ocupan un lugar cada día más relevante y los viejos sindicatos decimonónicos ya casi nada tienen para aportar al mundo del siglo XXI. Ya casi nadie recuerda a los Mártires de Chicago, como ninguno de nuestros jóvenes recuerda aquellas marchas de trabajadores agradeciendo y celebrando al presidente de la República frente a Palacio Nacional.
El nuevo escándalo de OHL
Un ejecutivo de OHL llama a un testaferro para depositarle un millón y medio de euros en una cuenta suiza para que a su vez le pague a un funcionario madrileño un soborno por obras a realizar en la capital española. El dinero para el soborno viene directamente de OHL México, previo paso por una off shore panameña. El escándalo estalla. Hay detenidos, renuncias, crisis en el gobierno español. Y ni un comentario en México, de donde salió el dinero.