Osorio y Videgaray en Washington: TLC y seguridad
Columna JFM

Osorio y Videgaray en Washington: TLC y seguridad

18-05-2017 Para mi amigo César Romero Jacobo, con un abrazo solidario

Cuando hoy Luis Videgaray, Miguel Osorio y José Antonio Meade comiencen su visita en Washington se encontrarán con una Casa Blanca convulsionada al extremo, atrapada en la trama rusa, con problemas graves en el ámbito de la seguridad y de las relaciones internacionales, pero también en la credibilidad y confiabilidad del propio presidente Donald Trump.

 

En la agenda con la Casa Blanca, México tiene dos puntos clave: la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la amplísima agenda de seguridad que incluye, también desde esa óptica, un fuerte componente migratorio. Ya todos sabemos que más allá de las declaraciones y los tuits de Trump, la acción de gobierno en su administración camina en muchas ocasiones por otros andariveles. Completo ya el equipo negociador en Estados Unidos es México el que demanda una pronta renegociación que, si nos atenemos a los puntos que quisiera reformar la administración Trump en el TLC, podría ser relativamente rápida.

A fin de marzo pasado, la Casa Blanca envió al congreso un documento con los temas que tendría, desde su punto de vista, la renegociación, mismo que fue divulgado por el Wall Street Journal. 

Los cambios propuestos son, decía el WSJ, “modestos”. Se propone mantener el panel de arbitraje en el que los inversionistas de los tres países pueden resolver demandas civiles y así evitar los tribunales locales. Con esto, según el documento, se busca “mejorar los procedimientos para resolver disputas”. No se usaría la renegociación para presionar sobre las políticas monetaria de México y Canadáo sobre el déficit comercial bilateral, como habían pedido algunos sectores comerciales.

El mayor cambio en la propuesta de Trump es que busca que cada una de las naciones que integran el tratado pueda establecer un arancel en caso de que una inundación de importaciones causen “daño grave o amenazan con causar un daño grave” a las industrias nacionales, algo que, en última instancia no podría separarse de las normas impuestas por la Organización Mundial del Comercio. Y que México ya ha rechazado.

Las llamadas reglas de origen, que se refieren al porcentaje de un producto que debe producirse en los países del TLC podrían modificarse para “apoyar la producción y el empleo en Estados Unidos”, aunque el texto no proporciona detalles de cómo lo haría. Algo similar sucede con las llamadas compras gubernamentales. El TLC establece que los gobiernos deben considerar ofertas de los tres países, el borrador de la Casa Blanca propone que las compras se lleven a cabo de modo consistente con políticas que den preferencias a adquisiciones nacionales. Eso podría aumentar ventas de empresas estadounidenses en su país, pero los comercios estadunidenses también podrían perder parte de sus ventas en México y Canadá. Finalmente habría precisiones para la propiedad intelectual y el comercio por internet, que son ampliamente aceptadas por los tres países.

Ratificado ya el equipo comercial de Trump, en cuanto éste notifique al congreso su disposición a renegociar el Tratado, se tendría que cumplir con un plazo de 90 días para iniciar formalmente el proceso. Ese será el objetivo de Videgaray y Meade, sobre todo porque tanto en Washington como en México existe conciencia de que no sería sano que la renegociación se empalme con los procesos electorales que se darán en nuestro país pero también en Estados Unidos para renovar el congreso.

En el terreno de la seguridad la agenda es amplísima. Paradójicamente, si bien todos los jefes de la seguridad en el nuevo gobierno son considerados duros, en ese terreno la posibilidad de tener una relación fructífera está muy presente. El problema es que ese equipo quiere sacar adelante antes los acuerdos de seguridad que la renegociación del Tratado y la posición del gobierno mexicano es que todo debe ser parte, con sus lógicas especificidades, de un mismo paquete. En seguridad, México necesita a Estados Unidos pero la Unión Americana nos necesita a nosotros probablemente más que México a ellos.

Ese es un punto clave de la relación que se extiende, incluso hasta Centroamérica. En todo esto se enredan demasiados temas con intereses muy fuertes: desde el narcotráfico en su vertiente del tráfico hasta el consumo; el terrorismo; el lavado de dinero; la confiscación de recursos de las organizaciones criminales; el control de los movimientos migratorios de Centroamérica hacia el norte, la participación de las respectivas fuerzas armadas en la seguridad global; los intercambios y la siempre compleja relación con las áreas de inteligencia. Y muchos más.

La relación con la administración Trump siempre es peligrosa porque el mandatario estadounidense es impredecible, pero los cauces por las que circula hoy son infinitamente más sensatos que los que esperaba apenas en enero pasado.

 

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