Todos ganan…menos el PRD
Columna JFM

Todos ganan…menos el PRD

Mientras el perredismo se mimetizaba en la llamada Convención Nacional Democrática, lanzada ya a la loca aventura de ?destituir? al gobierno (¿algún ejemplo más para confirmar que López Obrador no es más que un golpista fracasado, que nada tiene que ver con un sistema democrático?), se perdía lamentablemente en el congreso ante la primera reforma estructural realmente importante en casi diez años, y su papel en la política nacional desciende en forma vertiginosa al verse atado a una estrategia suicida, la dirección del PAN decidió rendirse (o por lo menos firmar una tregua de largo plazo) con el presidente Calderón y los demás partidos están capitalizando el vacío que ha dejado el del sol azteca.

Mientras el perredismo se mimetizaba en la llamada Convención Nacional Democrática, lanzada ya a la loca aventura de “destituir” al gobierno (¿algún ejemplo más para confirmar que López Obrador no es más que un golpista fracasado, que nada tiene que ver con un sistema democrático?), se perdía lamentablemente en el congreso ante la primera reforma estructural realmente importante en casi diez años, y su papel en la política nacional desciende en forma vertiginosa al verse atado a una estrategia suicida, la dirección del PAN decidió rendirse (o por lo menos firmar una tregua de largo plazo) con el presidente Calderón y los demás partidos están capitalizando el vacío que ha dejado el del sol azteca.

Ya analizaremos con detalle la tragedia perredista, pero qué mejor demostración de la forma en que están despilfarrando su capital político que lo sucedido con la ley del ISSSTE. Olvidemos por un momento que, aunque se diga otra cosa, en la negociación previa de la iniciativa el PRD había participado, entre otros, con el diputado Miguel Angel Navarro; olvidemos también que se trataba de una reforma realmente de Estado, de amplio espectro y que resultaba necesaria, vista desde cualquier perspectiva partidaria; olvidemos el ridículo, magníficamente bien expuesto por Jesús Silva Herzog Márquez en su texto del lunes pasado en Reforma, de diputados haciendo manifestaciones en una cámara donde constituyen la segunda bancada. Olvidemos todo eso y veamos cómo, un partido realmente de izquierda como Alternativa, con un puñado de legisladores, pudo colocar cuatro reformas importantes en la iniciativa de ley del ISSSTE incorporándose a la negociación y preguntémonos cuánto hubiera podido agregar el perredismo si en vez de enviar a sus diputados a pegar carteles en la tribuna los hubiera enviado a trabajar, para eso se les paga, en las comisiones.

Pero el tema es más grave ante las 14 elecciones que vienen y en las cuales el perredismo será barrido de continuar en esta senda. El sábado, como decíamos, la dirección del PAN aceptó que su líder real es Felipe Calderón, con todo lo que ello implica. La lucha interna en el panismo se está dando de cara al consejo nacional de agosto próximo que es cuando, en los hechos, se definirá la elección de la dirección del partido en febrero del 2008. Nadie duda que la gente de Espino y la corriente yunquista, querrá dar la pelea, pero parece casi imposible ya, que pueda revertir la situación con un presidente que conoce y maneja el partido mucho mejor que sus actuales dirigentes. El sábado, Calderón fue muy insistente en lo que es, desde tiempo atrás, cuando era presidente del partido, su propuesta: el PAN debe abrirse mucho más, debe constituir “una nueva fuerza ciudadana” en la cual debe proponer como candidatos partidarios a los “mejores” representantes de la sociedad. El tema es clave porque una de las carencias del panismo y particularmente de la actual dirección, es no abrir el partido, no aceptar nuevos militantes, cerrarse en el discurso de la ideología para mantener prerrogativas y espacios de poder. Es ridículo que un partido como el PAN tenga unos mil 500 militantes en el DF, cuando tiene 100 mil adherentes y no permite la incorporación de éstos. En la elección de julio pasado, la diferencia no fue mucho mayor a favor de Calderón porque la estructura del DF no funcionó, no respondió: la pasada dirección de Carlos Gelista, apoyado por Manuel Espino, no pudo cubrir siquiera la totalidad de las casillas y a miles de voluntarios del calderonismo no los tomó en cuenta, los desechó, porque quería cubrir todo con su estructura. Eso le costó a Calderón un millón y medio de votos, nada más, nada menos. Y lo mismo se repite en varios otros estados.

La reacción de Ana Rosa Payán en Yucatán, rompiendo con el partido donde había militado 30 años porque no fue candidata, no resultó gratuita. Payán, hundida hoy en las encuestas y demostrando así que su fuerza política personal distaba mucho de lo que presumía, rompió para presionar al calderonismo, para demostrarle que su estrategia no funcionaría. Lo hizo con el beneplácito de Espino (Payán fue quien “presentó” a Espino en el Consejo Nacional que lo designó presidente del partido) pero su fracaso fue completo. En las próximas elecciones de Yucatán podrá ganar Xavier Abreu o la priista Ivonne Ortega, pero Ana Rosa ya no tiene nada que hacer. La operación fracasó y ello debilitó a Espino, que quedó expuesto con esa jugada.

Pero el tema es importante porque determinará la posición que se adopte en la elección de candidatos panistas en los demás estados y en el perfil de los consejeros que se integrarán al nuevo Consejo en agosto próximo. Para el presidente Calderón la relación con el PAN, por historia y formación no sólo es importante en términos políticos, lo es también en un ámbito estrictamente personal y sería ridículo que la actual dirección del PAN no comprendiera lo precario de su actual situación.

El priismo, mientras tanto, está utilizando muy bien los espacios que le ha regalado el PRD. Emilio Gamboa ha operado con mucha eficiencia en la cámara de diputados para sacar adelante la reforma del ISSSTE, mientras que Manlio Fabio Beltrones está trabajando en el Senado para avanzar en su agenda de la reforma del Estado. Si a eso sumamos que Beatriz Paredes está tomándose el tiempo necesario para saber cómo recibió el partido y para integrar un CEN realmente operativo, vamos a encontrarnos con un priismo que tendrá mucho que decir, por lo menos para reposicionarse después del fracaso de julio pasado, en las elecciones de este año y en los procesos legislativos. Si el PRI no pierde el foco y modera a sus sectores más reaccionarios, puede cosechar mucho en el futuro inmediato. Y, como decíamos, Alternativa también está demostrando que, desde la izquierda, puede capitalizar el vacío perredista. Todos ganan…menos el PRD.

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