Los acuerdos que vienen
Columna JFM

Los acuerdos que vienen

Uno de los grandes benficios de la aprobación de la nueva ley del ISSSTE es que ha roto con el bloqueo político (y mental) de que no podía haber reformas estructurales, de fondo, sin que un partido tuviera mayoría propia en el Congreso. La reforma se logró con un amplio respaldo legislativo y con apoyo en la población. Los acuerdos son posibles y también se demuestra que para avanzar no se requiere unanimidades: en una democracia lo que se necesitan son mayorías legislativas, y en sistemas como el nuestro ello se logra con acuerdos multipartidarios, no con los mal llamados consensos.

Uno de los grandes beneficios de la aprobación de la nueva ley del ISSSTE es que ha roto con el bloqueo político (y mental) de que no podía haber reformas estructurales, de fondo, sin que un partido tuviera mayoría propia en el Congreso. La reforma se logró con un amplio respaldo legislativo y con apoyo en la población. Los acuerdos son posibles y también se demuestra que para avanzar no se requiere unanimidades: en una democracia lo que se necesitan son mayorías legislativas, y en sistemas como el nuestro ello se logra con acuerdos multipartidarios, no con los mal llamados consensos.

La reforma del ISSSTE ha demostrado que se puede tener esos acuerdos, que no generan costos y sí beneficios políticos. Los que han pagado un costo han sido los perredistas, que se aislaron de las principales negociaciones en la cámara y toda su apuesta se reduce a esperar que sus adversarios fracasen para tratar de recoger lo que quede.

Por lo pronto, están en lista de espera varios temas, algunos realmente de fondo, otros no, que tendrán que ser procesados políticamente en los próximos días. Primero, está en tema del aborto en el Distrito Federal. Podrá parecer un capítulo menor comparado con las grandes reformas pendientes pero no lo es. Si bien hay una iniciativa sobre el tema en el senado, la reforma es local, está en el ámbito de la asamblea del DF y lo peor que podría hacer el gobierno federal es involucrarse en el debate, algo que el secretario de salud, José Angel Córdova, no ha entendido. El presidente Calderón ha expresado públicamente su posición y se ha limitado a demandar de los legisladores locales que actúen con “responsabilidad”. No puede ni debe hacer más: es un tema local y debe ser definido en la propia ciudad de México. El secretario de salud se ha metido, una vez más, en problemas con declaraciones insostenibles: aseguró que “sólo” han muerto 88 mujeres como consecuencia de abortos clandestinos y la cifra es ridícula. Nadie sabe con exactitud cuántas mujeres han fallecido o han quedado con graves secuelas por esa práctica hoy clandestina, pero todos sabemos que el número del que habla el secretario es un insulto a la inteligencia. También ha dicho que quien llega al aborto es porque “ha ignorado los métodos de planificación familiar”. Es otra barbaridad: existen, por ejemplo, una enorme cantidad de embarazos no deseados que nada tienen que ver con la intención de utilizar o el conocimiento sobre métodos de planificación familiar. Hace apenas unos días, el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, aceptaba que en esa entidad había 19 mil jovencitas de entre 13 y 19 años embarazadas producto de una violación. Si alguna de ellas optara por realizarse un aborto ¿diría el secretario de salud que llegó a ese punto por “ignorar los métodos de planificación familiar”?. Si en el equipo presidencial no hay claridad sobre este tema y sobre cómo se debe tratar, lo único que lograrán estos colaboradores es colocar al propio presidente Calderón en problemas, con un tema que no es suyo: es del gobierno y de la asamblea del DF. Se dirá que la despenalización se puede extender al ámbito nacional. Es una posibilidad remota: las propuestas deberán analizarse estado por estado, porque forma parte de sus códigos penales locales. No es un tema presidencial y tampoco de su gabinete. Aunque algunos funcionarios no lo quieran entender.

Y no deben involucrarse el presidente Calderón y el gobierno federal porque lo que viene sí es importante: en los primeros días de abril se presentará la propuesta de reforma hacendaria que se ha estado negociando en los últimos meses. Nadie sabe con precisión hacia dónde se dirigirá: el propio presidente Calderón sostiene que se está trabajando con la idea de lograr un acuerdo de amplio espectro. Lo cierto es que aprobada la reforma a la ley del ISSSTE, se abre un espacio para recapacitar y reconfigurar el sistema hacendario con menores presiones y la posibilidad de una mejor planificación a futuro. Hay limitantes importantes en la reforma hacendaria, uno de ellos es, sin duda, el tema del IVA. Pero la posibilidad de llegar a un primer y buen acuerdo en ese ámbito es clave para el futuro. Nada debería distraer al gobierno y a los partidos de ese objetivo.

Al mismo tiempo comenzará a avanzar en el congreso, sobre todo en el Senado, la reforma del Estado que impulsa Manlio Fabio Beltrones. Para algunos esas reformas, de carácter político y electoral, son secundarias, para otros resultan estratégicas. Lo cierto es que son muy importantes, primero, por lo que está en debate, pero también porque constituyen una de las llaves para avanzar en otros acuerdos y es el tema que el PRI quiere encabezar para reposicionarse en el panorama político. Tiene derecho a hacerlo y si se quieren alcanzar acuerdos en otros capítulos, el gobierno federal está obligado a respaldar las aspiraciones priistas en esas reformas.

Mientras tanto, regresando de semana santa, el presidente Calderón se reunirá con los mandatarios centroamericanos en Campeche, para relanzar una iniciativa que fue marginada en el sexenio pasado: el Plan Puebla-Panamá. El nombre es desafortunado, y se debería seguir una estrategia diferente, pero es un capítulo clave para la seguridad nacional, en casi todos los aspectos, desde el económico hasta el de seguridad pública y lucha contra el crimen organizado. Y para avanzar en ello se requieren acuerdos: algunos quizás legislativos, pero también con gobernadores de distintos colores partidarios en toda la frontera sur.

Se trata, muy probablemente de la primera ocasión, en una década, en el cual se puede ser moderadamente optimista respecto a los acuerdos que se pueden alcanzar dentro y fuera del congreso. Y eso, por sí solo, es una muy buena noticia.

PD: Nos tomaremos unos días de descanso con motivo de la semana santa. Nos reencontramos en este espacio, en la semana de Pascuas.

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