¿Qué tanto se puede desbordar la inseguridad?
Columna JFM

¿Qué tanto se puede desbordar la inseguridad?

Uno de los eventos más interesantes en el ámbito de la seguridad y de la política se dio este lunes con el foro de reforma de la justicia que organizó la procuraduría del Distrito Federal. Interesante por varias razones. En primer lugar por la participación en él de funcionarios federales y locales, sobre todo del procurador Eduardo Medina Mora y del jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard. Eduardo impulsó la reforma que ha presentado el presidente Calderón en marzo pasado y en su intervención Marcelo no sólo agradeció la participación del procurador sino que respaldó la mayoría de los puntos que componen esa iniciativa. Se estableció así una base común para avanzar en el camino de las reformas de seguridad y justicia que parece ser promisoria.

Ayer falleció uno de los grandes hombres del México del siglo XX, el ingeniero Gilberto Borja Navarrete. Fue Gilberto uno de los constructores de este país, un hombre que trabajó incansablemente en lo suyo, en la generación de la infraestructura física, intelectual, política, que permitieron a México salir de la convulsión de la revolución y la guerra cristera y convertirse en un país viable, que terminó evolucionando hacia la democracia y la economía abierta. Gilberto creía en la empresa, fue uno de los fundadores de ICA y un destacadísimo ingeniero. Creía en la política: fue un declarado admirador de don Lázaro Cárdenas con el que alguna vez trabajó y luego prestó su servicio profesional, su consejo y su apoyo a muchos mandatarios, pero la única vez que aceptó un cargo público fue con Ernesto Zedillo, le pregunté porqué y me dijo que en un momento tan difícil para el país no podía rechazar ese ofrecimiento. Gilberto creía en el Estado, era un hombre que había nacido en el contexto de la revolución y, como empresario y librepensador, creía que el Estado no debía reemplazar ni a la empresa ni a la sociedad, pero tenía que actuar para atenuar las desigualdades y hacer viable el país. Gilberto creía profundamente en la educación: pocos, muy pocos han apoyado tanto, sobre todo a la UNAM, como él: era un convencido de que por allí, por la educación pública, pasaría, finalmente el futuro del país. Creía en el arte y la cultura. Tenía una de las mejores colecciones de arte mexicano del país: no sé si finalmente pudo culminar el que era su sueño, crear con ella un museo, donarla al pueblo de México y particularmente quería que ese museo estuviera en el campus de la UNAM. Creía Gilberto en el país, en la capacidad transformadora de la obra pública, en la política, en la educación, en la cultura y, por sobre todas las cosas creía en sus amigos. Era un hombre de la cultura del esfuerzo y lo brindó con generosidad. Se nos fue uno de los mejores. México y sus amigos lo vamos a extrañar. Adiós Gilberto Borja Navarrete.

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Uno de los eventos más interesantes en el ámbito de la seguridad y de la política se dio este lunes con el foro de reforma de la justicia que organizó la procuraduría del Distrito Federal. Interesante por varias razones. En primer lugar por la participación en él de funcionarios federales y locales, sobre todo del procurador Eduardo Medina Mora y del jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard. Eduardo impulsó la reforma que ha presentado el presidente Calderón en marzo pasado y en su intervención Marcelo no sólo agradeció la participación del procurador sino que respaldó la mayoría de los puntos que componen esa iniciativa. Se estableció así una base común para avanzar en el camino de las reformas de seguridad y justicia que parece ser promisoria.

Esas bases de acuerdo fueron más notables aún por la intervención posterior del ex procurador de justicia, Bernardo Bátiz, que puso de manifiesto las diferencias existentes no sólo respecto a la iniciativa de reformas presidenciales, sino también, y mucho más grave, cuál fue la lógica aplicada por la anterior administración en el ámbito de la seguridad y la justicia, que llevaron a la ciudad de México a su peor situación en décadas. Dijo Bátiz que las reformas propuestas estaban basada en un “esquema represivo” destinado, por supuesto, a frenar al lopezobradorismo y otras expresiones sociales y no la delincuencia. Pero eso no es lo más grave, sino lo que siguió: en la concepción del ex procurador capitalino es preferible que la delincuencia y la inseguridad se desborden “un poco” antes que establecer una política represiva.

¿Cuánto es un “poco” en el “desborde” de la inseguridad y la violencia?. La responsabilidad del Estado y de un procurador es, precisamente, que no exista tal desborde, ni poco ni mucho y tampoco se puede confundir la “represión” con el ejercicio legítimo de la fuerza de parte del Estado: ¿Cómo piensa Bátiz o quienes lo acompañaron en la gestión de gobierno controlar la delincuencia sin el ejercicio legítimo de esa fuerza?. Lo que se hizo el sexenio pasado en la capital y se proponía para el país era un ejercicio selectivo del uso de esa fuerza puesta al servicio de la causa política que se enarbolaba: así Carlos Ahumada estaba detenido en condiciones de máxima seguridad pero el principal narcotraficante de Guatemala, a punto de ser extraditado a Estados Unidos, Otto Herrera, estaba detenido en condiciones tan laxas que salió literalmente caminando del reclusorio y se “denunció” su fuga días después de que ocurriera. De esa manera, se toleraba el narcotráfico y el contrabando en Tepito o La Ford en Iztapalapa, a pesar de que se sabía que allí se traficaba con carros y autopartes robados.

Aceptar por razones política, que la inseguridad y la violencia se desborden “un poco” es criminal e irresponsable de parte de un funcionario público. Pero así fue como actuaron Bátiz y el gobierno de López Obrador.

Pero los desbordes no fueron sólo de la inseguridad. En estos días hemos visto un espectáculo vergonzoso. Insurgentes Norte se inundó con aguas negras. Podría ser un accidente, si no fuera porque desde 1999, la Comisión Nacional del Agua viene advirtiendo al gobierno capitalino que si no se realizaban obras específicas, ello ocurriría en cualquier momento. Incluso, en su oportunidad, la CNA consiguió un préstamos del BID para ello. Nunca fue utilizado y nunca, tampoco, se realizaron las obras correspondientes. Hoy se pagan las consecuencias.

Calderón presidente, invitación

 Hoy a las 19.30 horas presentaré el libro Calderón Presidente, la lucha por el poder. Me acompañarán en esta ocasión, mis colegas y amigos Marcela Gómez Zalce, Federico Reyes Heroles y Raymundo Riva Palacio. La cita es en el salón Molino del Rey en el hotel Camino Real de la Ciudad de México. Los esperamos.

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