Al dictador Chávez le gusta la tele
Columna JFM

Al dictador Chávez le gusta la tele

La decisión del gobierno de Hugo Chávez en Venezuela de cerrar Radio Caracas Televisión es un paso más hacia la consolidación de la dictadura de partido único que impulsa el mandatario de ese país. RCTV fue despojada de su concesión, que hubiera sido renovada por lo menos 20 años más si se hubiera respetado el marco legal, por una razón muy sencilla: criticaba al gobierno.

La decisión del gobierno de Hugo Chávez en Venezuela de cerrar Radio Caracas Televisión es un paso más hacia la consolidación de la dictadura de partido único que impulsa el mandatario de ese país. RCTV fue despojada de su concesión, que hubiera sido renovada por lo menos por 20 años más si se hubiera respetado el marco legal, por una razón muy sencilla: criticaba al gobierno.

El gobierno venezolano, todavía el fin de semana, trataba de argumentar que la razón era que la empresa, la más antigua emisora de televisión de Venezuela, se “enriquecía con una propiedad el Estado”. Se supone que una empresa privada tiene como objetivo precisamente ese: generar utilidades, hacer de esa empresa un negocio rentable para que el mismo pueda perdurar. El espectro de radio y televisión en todo el mundo es propiedad del Estado, pero salvo gobiernos dictatoriales, e incluso en varios de ellos existen excepciones, esos espacios son concesionados a particulares para que los exploten. Por supuesto que es un buen negocio tener una concesión de radio o televisión, pero al mismo tiempo, es la forma en la que el Estado puede y debe distribuir a particulares esos espacios para fomentar un pluralismo que es parte de cualquier sociedad democrática y, por otra parte, porque siendo como es un negocio, ello permite fuertes inversiones de infraestructura y la creación de innumerables fuentes de trabajo. Cuando el Estado se queda con el control absoluto de esos espacios no hay pluralidad, ni libre expresión, pero tampoco inversiones, ni nuevas fuentes de trabajo.

Chávez se ha centrado, como todo aprendiz de dictador (aunque éste va ya muy aventajado), en los medios de comunicación. El control de los mismos resulta fundamental para su proyecto. Y tiene lógica: si se avanza hacia un sistema de partido único y no se respeta la oposición; si la economía está cada día más centralizada; si se nacionalizan las principales empresas e industrias; si no sólo se quiere imponer el modelo chavista en el país sino en toda la región, con un intervensionismo abierto del gobierno de Caracas, ¿por qué no se va a tener el control de todos los medios de comunicación?¿por qué se va a permitir que existan diferentes puntos de vista y opiniones distintas a las del gobierno y su líder?¿cómo convencer a la gente de que Chávez es el padre benefactor que representa los intereses de todos los venezolanos si se permiten voces que expresen lo contrario?

Ya Chávez ha logrado prácticamente ese monopolio. El presidente enlaza cotidianamente cadenas nacionales que suelen durar hasta cuatro horas, con interminables discursos del “líder”. Con el cierre de RCTV, queda un solo canal de televisión no oficial, Venevisión, propiedad del conocido empresario Gustavo Cisneros, que fue originalmente uno de los medios que apoyó la llegada de Chávez al poder, para luego confrontarse duramente con éste y llegar desde hace un par de años a una suerte de conciliación, suavizando su línea editorial y tratando de no confrontarse directamente con el gobierno. Paradójicamente ésta es la mejor demostración de que el cierre de RCTV obedece exclusivamente a su línea editorial, ya que si se trata de castigar empresas poderosas económicamente, las de Cisneros (uno de los hombres más ricos del mundo) lo son mucho más que la ahora clausurada. La diferencia fue que Venevisión, para mantener la concesión y lograr renovarla, aceptó moderar sus posiciones y RCTV se mantuvo en una línea de oposición. Y pagó el costo. Otra confirmación de que las intenciones no tienen nada que ver con las supuestas intenciones “golpistas” de la emisora, es que el gobierno no puso la concesión a subasta ni la entregó a ningún otro grupo privado: el objetivo no era sólo castigar a una empresa sino sumar medios a su proyecto.

Para Chávez, poco importó que la OEA, el Parlamento Europeo, la Sociedad Interamericana de Prensa, organizaciones y medios de comunicación de todo el mundo, le exigieran que se respetara la libertad de expresión y no se arrebatara la concesión al más antiguo canal de televisión del país, que había cumplido con todas las normas legales para seguir al aire. Su respuesta, fue amenazar, ahora, a los opositores a la medida con aplicarles todo el peso de la ley si protestan: la siguiente parada es la cárcel.

Resulta desconcertante que sectores que se digan progresistas o de izquierda y apoyen o solapen estas agresiones a la libertad de prensa y expresión. O que las apoyen y solapen sólo cuando las comete un gobierno que se dice de ese espectro ideológico y que además generosamente financia cuanto movimiento u organización acepte seguir sus lineamientos. Si las dictaduras de Centro y Sudamérica cerraron medios, asesinaban y exiliaban comunicadores, eran objetos de todas las condenas. Y así debe ser. Pero si Chávez avanza un día sí y el otro también en aniquilar y callar a la oposición, quedándose con los medios o exiliando periodistas, o si en Cuba llevamos ya casi medio siglo sin más periódicos, radio o televisión que las del gobierno de Fidel, ello es aceptable.

No nos asombremos entonces, que, antes de las elecciones del año pasado, la gnete de López Obrador estuviera haciendo listas de quiénes podían seguir ejerciendo el periodismo y quien no si ganaba su líder. Que ahora revienten conferencias o presentaciones de libros al estilo fascista. O que ninguno de sus dirigentes haya condenado la mayor violación a la libertad de prensa en el continente de los últimos años: Chávez es un amigo y a los amigos, sobre todo los que dan apoyo político y financiero, siempre se los respalda, hagan lo que hagan.

Cadena Tres

Mientras el autoritarismo mata la libertad de expresión, en la democracia ella puede crecer. Ayer nació Cadena Tres, en el canal 28, la cadena televisiva de grupo Imagen. Allí lo invitamos a que nos acompañe de lunes a viernes a las 22.30 horas en México Confidencial. Lo espero.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Salir de la versión móvil