La tragicomedia oaxaqueña
Columna JFM

La tragicomedia oaxaqueña

Una parte de la APPO y de la sección 22 del SNTE decidieron este fin de semana volver a instalar el plantón que mantuvieron el año pasado en el Zócalo de la ciudad de Oaxaca. De la misma manera, una buena parte de sus militantes están en la ciudad de México con otro plantón, éste ocupando la Plaza de la República y realizando bloqueos cotidianos en las principales arterias del DF. Mientras el plantón oaxaqueño quiere reeditar el movimiento del año pasado, el del DF quiere trasplantar parte de aquel a la capital y repetir el que ordenó López Obrador después de las elecciones del 2 de julio en reforma y el Centro Histórico. Ambos casos parecen recordarnos aquello de que la historia se repite, pero lo que primero fue tragedia luego se convierte en comedia.

Una parte de la APPO y de la sección 22 del SNTE decidieron este fin de semana volver a instalar el plantón que mantuvieron el año pasado en el Zócalo de la ciudad de Oaxaca. De la misma manera, una buena parte de sus militantes están en la ciudad de México con otro plantón, éste ocupando la Plaza de la República y realizando bloqueos cotidianos en las principales arterias del DF, en este caso con el total beneplácito de las autoridades capitalinas (que ahora, en lugar de mejorar las clases de español o impartir inglés, quieren enseñar nahuatl en las escuelas públicas). Mientras el plantón oaxaqueño quiere reeditar el movimiento del año pasado, el del DF quiere trasplantar parte de aquel a la capital y repetir el que ordenó López Obrador después de las elecciones del 2 de julio en reforma y el Centro Histórico. Ambos casos parecen recordarnos aquello de que la historia se repite, pero lo que primero fue tragedia luego se convierte en comedia.

El momento político, histórico, ha cambiado desde entonces, es diferente, aunque muchos de sus actores sean exactamente los mismos. El movimiento de Oaxaca tiene relación directa con el aniversario de los comicios federales pero sobre todo con las elecciones de agosto próximo para renovar el congreso local. El tema es capital para la gobernabilidad del estado por muchas razones: por una parte, la oposición buscará desterrar la mayoría del priismo en el estado (el único mecanismo viable para imponer un cambio de poderes) pero, al mismo tiempo, para el gobierno es la oportunidad de cambiar definitivamente la correlación de fuerzas internas y para que Ulises Ruiz pueda desembarazarse de una vez por todas de los restos de la administración de José Murat. Para éste es imprescindible mantener presencia en el congreso local (en este caso financiando a parte del movimiento de la APPO, como lo hizo el año pasado, y a candidaturas afines en otros partidos, sobre todo en el PRD), porque lo que está en juego desde hace tiempo es la impunidad que ha gozado hasta ahora. Y en ese camino, una vez más, los operadores del ex gobernador se han juntado con el que sigue siendo uno de los hombres de confianza de López Obrador, René Bejarano, encargado de los procesos internos perredistas en Michoacán y Oaxaca. Murat ya había confluido con López Obrador en los comicios federales del año pasado y en otros estados, como Chiapas.

Su situación se ha agravado porque se han sucedido los procesos en contra de quienes fueron sus más cercanos colaboradores y socios. Juan Díaz Pimentel, uno de los políticos más oscuros del estado, hombre de toda la confianza del ex gobernador, con quien fue líder del congreso y secretario de salud, acaba de renunciar al PRI porque resulta inminente la presentación de demandas penales en su contra por un desvío de 200 millones de pesos provenientes de recursos federales del ramo 33 durante su gestión. Lo cierto es que ahora, un hombre que persiguió directamente a numerosos opositores de Murat ahora se propone como candidato del PRD a la alcaldía de Oaxaca. Otros personajes de la más estrecha cercanía con Murat como Flavio Baylis Gaxiola y Froylán Cruz Toledo, también buscan ser candidatos del PRD, con cuyos dirigentes se reunió la semana pasada el propio René Bejarano para impulsar esa confluencia.

O sea que en las mismas listas participarán algunos de los dirigentes de la APPO y ex funcionarios del gobierno de Murat, confirmando de alguna manera el respaldo que éste le dio a ese movimiento. El tema se torna más complejo aún porque han comenzado a iniciarse procesos por malos manejos contra varios ex colaboradores y socios del ahora diputado, entre ellos Benjamín Hernández Ruiz, proceso a partir del cual se puso de manifiesto que numerosas propiedades dentro y fuera de la ciudad están a nombre de José Ascencio Luna, un operador comercial del ex gobernador, que pasó en un sexenio de ser jefe de departamento del gobierno estatal a próspero casateniente y empresario. En la misma situación se encuentran Carlos Guzmán Gardeazabal y José de la Cajiga, otro socio del ex gobernador con quien venden despensas al gobierno de Veracruz (¿recuerda usted aquel ajuste de cuentas, el asesinato del hombre que “atestiguó” que el día del autoatentado contra Murat éste en realidad no salía del hotel Victoria sino que llegaba allí para desayunar con él, el mismo que luego fue premiado con la alcaldía de Ixtepec, el lugar de origen del ex gobernador, y que el 13 de enero del 2006, cuando llegaba con dos camionetas al puerto de Veracruz fue emboscado y muerto, lo mismo que sus acompañantes, incluyendo su padre?), al igual que Samuel Gurrión Matías, cuya empresa, Grupo Gurrión obtuvo la mayoría de los contratos de obra pública durante el sexenio de Murat. Por esas paradojas de la vida, ahora, ese grupo que tanto persiguió a sus opositores buscará diputaciones locales y la alcaldía de Oaxaca …por el PRD.

Lo cierto es que poco tiene que ver este movimiento que se intenta relanzar ahora en Oaxaca con el del año pasado, salvo que cuenta con los mismos patrocinadores, una mezcla en la que participan Murat, los remanentes del EPR (liberados por el anterior gobernador y ahora dirigentes del movimiento appista), Bejarano y a través de él, López Obrador. En Oaxaca, el interés central tendría que estar puesto, en estos días, en concretar con hechos la reforma política propuesta para el Estado, en esclarecer esos no tan añejos actos de corrupción y en implementar la rezonificación y la reforma educativa del estado, cuyos maestros, los de la sección 22, recibirán 500 millones de pesos adicionales por la primera pero mantienen los peores índices de rendimiento de todo el país. Lo dicho, primero fue tragedia, ahora parece ser comedia.

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