Sindicatos: ?justicia, no favores?
Columna JFM

Sindicatos: ?justicia, no favores?

¿De qué magnitud es el lastre de los sindicatos para el actual gobierno?. En las últimas fechas se ha insistido y mucho en el peso que significan para la hacienda pública diversos sindicatos, entre ellos el de maestros y los petroleros. Y en parte es verdad: ambos son sindicatos con una estructura vertical, demasiado poderosos incluso en términos de las áreas de gobierno de las que supuestamente dependen y tienen, además, suficiente peso político y legislativo como para convertirse en factores de poder que van mucho más allá de lo sindical.

¿De qué magnitud es el lastre de los sindicatos para el actual gobierno? En las últimas fechas se ha insistido y mucho en el peso que significan para la hacienda pública diversos sindicatos, entre ellos el de maestros y los petroleros. Y en parte es verdad: ambos son sindicatos con una estructura vertical, demasiado poderosos incluso en términos de las áreas de gobierno de las que supuestamente dependen y tienen, además, suficiente peso político y legislativo como para convertirse en factores de poder que van mucho más allá de lo sindical.

En realidad el debate es amplio y trasciende las fronteras: lo mismo se aplica a la Europa comunitaria que a la difícil relación de los gobiernos estadounidenses con la ALF-CIO o de los gobiernos argentinos con los sindicatos de origen peronista. En ninguno de esos casos se han encontrado soluciones de fondo: los partidos que controlan esos sindicatos (los laboristas en Gran Bretaña, los demócratas en Estados Unidos, los priistas en México, los derivados del justicialismo en Argentina), los necesitan como fuerza política, social y económica. Cuando llegan al poder sus opositores, necesitan realizar alianzas con los sindicatos para garantizar la gobernabilidad en ámbitos estratégicos. Más si no tienen mayorías propias.

Una de las experiencias exitosas de relación con grupos sindicales muy poderosos la tuvo Tony Blair en Gran Bretaña. Luego de muchos años de hegemonía sindical en el partido laborista, Blair logró controlar el partido con una agenda reformista que desplazó el poder sindical. Pero tampoco podía romper con ellos. La política que adoptó se denominó de “justicia, no favores”, e implica nada más, y nada menos, que cumplir estrictamente con las obligaciones de ley con los sindicatosNi más ni menos. “Los sindicatos, se escribió en aquellos años en el Atlantic Monthly, se habían convertido en una fuerza arrogante y destructiva” y la “conexión sindical era políticamente dañina”.

Dice Dick Morris hablando de ese proceso de separación y alianza de Blair con los sindicatos laboristas que “por lo general a los reformadores les resulta fácil demonizar a sus adversarios institucionales, cuando sus partidarios están frente a ellos, aclamándolos y lanzándoles ramilletes de flores. Pero otra cosa, dice, es entrar en las fauces del enemigo y sentarse con él a explicarle por qué es necesaria la reforma. Con frecuencia, concluye, el error típico del reformador apasionado es evitar a los opositores y pasar la mayor parte del tiempo con los buenos de la película”. Y llega a una conclusión obvia: “nadie podrá reformar una organización a larga distancia”, debe haber una “operación cotidiana y directa” pero, además, en el caso de los sindicatos, se debe refrenar su poder pero al mismo tiempo se les debe dejar, dice, suficiente espacio político.

La comparación va más allá. En Gran Bretaña el segundo sindicato en importancia era el de maestros. Blair, al igual que había hecho Bill Clinton en Estados Unidos con el mismo tema, fue centrarse en la evaluación y las pruebas de los maestros y llegó a pedir el “despido de los maestros incompetentes”, pero Blair les dijo al mismo tiempo que “no se les va a dejar en la calle ni se les dirá que no pertenecen a nuestra sociedad”. Y llegó a grandes acuerdos en ese sentido.

¿Cómo llevar eso a México? El SNTE y Elba Esther Gordillo han sido aliados del candidato y del presidente Calderón. El poder del sindicato es muy amplio: incluye desde el propio organismo laboral hasta su influencia en el congreso y en centrales sindicales, se ha reflejado en posiciones políticas pero también en apoyo electoral y legislativo. Con un agravante: la oposición organizada contra el liderazgo del sindicato es impresentable. Los grupos de la CNTE, la sección 22, la 18, la 9, tienen mayores vicios que la dirigencia nacional y están tan ideologizadas, comprometidas, que es casi imposible llegar a acuerdos con ellos. El gobierno federal no puede perder ese aliado, pero tampoco puede ser rehén de él. La opción es, como diría Blair, la operación directa, reformar desde adentro y con los mismos que serán afectados por la reforma. La reforma del SNTE deberá realizarse desde el SNTE.

Si nos atenemos a las declaraciones de Elba Esther Gordillo de estos días y a las filtraciones desde la SEP de semanas pasadas, el resultado es exactamente el contrario: una beligerancia y una confrontación estériles, que no pueden llevar a ningún lado. Mejor dicho: sólo pueden llevar a una mayor confrontación, donde habrá ganadores y perdedores. Y difícilmente el ganador será el gobierno.

Algo similar sucede con el sindicato petrolero. Acaba de renegociar su contrato colectivo y, sin duda, este otorga concesiones por lo menos difíciles de explicar. Pero no son concesiones otorgadas en esta oportunidad sino a lo largo de muchos años, y en buena medida, ocultan otro fenómeno, el crecimiento del personal de confianza en ocho veces en los últimos ocho años. Pero, por encima de concesiones indefendibles, en la negociación se logró un punto fundamental: el sindicato aceptó la movilización laboral, o sea el poder mover personal hacia distintos destinos para explotar nuevos y viejos yacimientos sin tener que contratar personal nuevo. Es, en buena medida, el centro de la reforma que proponen el PRI y el PRD para el régimen fiscal de PEMEX y algo que ha buscado la paraestatal desde tiempo atrás. ¿Se pude llevar a cabo la reforma energética sin el sindicato?¿son mejores La Quina y su grupo que Romero Deschamps y el suyo?
 Las reformas deben realizarse con las instituciones a reformar, desde dentro, con una “operación cotidiana y directa” y basándose, diría Blair en “justicia, no en favores”.

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