¿Informe y debate o Manlio vs. Peña Nieto?
Columna JFM

¿Informe y debate o Manlio vs. Peña Nieto?

Durante años, los partidos opositores en turno han reclamado un cambio al formato del informe presidencial. Para nadie cabe duda de que se trata de un esquema que está ya, desde mucho tiempo atrás, agotado. Del tema se ha hablado hasta el hartazgo y las fórmulas, para acercarlas a las de una comparecencia están allí. Lo que no esperaban los opositores en turno, o sea el PRI y el PRD, es que el presidente Calderón presentaría una propuesta de reforma al formato del informe que coincide casi a la letras con lo que estuvieron planteando los legisladores de uno y otro partido por años…y como no lo esperaban ahora tratan de impedirlo.

Durante años, los partidos opositores en turno han reclamado un cambio al formato del informe presidencial. Para nadie cabe duda de que se trata de un esquema que está ya, desde mucho tiempo atrás, agotado. Del tema se ha hablado hasta el hartazgo y las fórmulas, para acercarlas a las de una comparecencia están allí. Lo que no esperaban los opositores en turno, o sea el PRI y el PRD, es que el presidente Calderón presentaría una propuesta de reforma al formato del informe que coincide casi a la letras con lo que estuvieron planteando los legisladores de uno y otro partido por años…y como no lo esperaban ahora tratan de impedirlo.

La verdad es que ambos están haciendo el ridículo. El PRD porque simplemente no sabe qué hacer con la presidencia de la cámara de diputados que ejercerá a partir precisamente del primero de septiembre. Mañana comienza el congreso del partido y los legisladores que están interesados en cumplir con la labor para la que fueron electos recibirán un regaño del jefe máximo (López Obrador) que no quiere negociación alguna en el congreso y cuya única opción para el primero se septiembre es que se impida a Calderón realizar el informe. Los legisladores más sensatos, como los coordinadores Javier González Garza y Carlos Navarrete no quieren jugar sus posibilidades internas contradiciendo públicamente al Líder (¿recuerda usted cuando la izquierda era libertaria, contestaria, cuando tenía valores ideológicos, cuando no dependía del humor del jefe en turno?) y entonces caen en unas contradicciones inauditas: dicen que la ceremonia será “civilizada” pero que no hay “condiciones” para realizarla; dicen que se garantizarán las condiciones de seguridad pero que en el mismo momento en que el PRD asuma la presidencia de la cámara retirará los cinturones de seguridad en el palacio legislativo; dicen que quieren debatir con el presidente pero al mismo tiempo no lo reconocen como tal y entonces no aceptan el debate; dicen que cumplirán con sus responsabilidades pero aceptan que no pueden garantizarlo. Es ridículo: parece una película de los hermanos Marx, la diferencia es que los legisladores perredistas ponen su cara más seria al hacer unas declaraciones que no tienen ni pies ni cabeza. Y eso los pone más en ridículo.

En el PRI quedaron también descobijados por la propuestas. De la misma manera que en noviembre pasado, una y otra vez Emilio Gamboa y Manlio Fabio Beltrones repetían a quien quisiera escucharlos que no había “condiciones” para asumir el poder en San Lázaro, que era peligroso, que se ponía en peligro a las instituciones presidenciales, que se debía cambiar la ceremonia a otro recinto, ahora dicen exactamente lo mismo. Gamboa explica que sí quieren debatir pero que, mejor, el presidente presente el informe y el debate se realice en marzo o abril próximo. Beltrones, sostiene que mejor ese debate se dé semanas después, durante la glosa. La pregunta es sencilla: ¿en qué cambiarán las “condiciones” del congreso para que el debate se realice en una fecha o en otra?. Si ahora no hay “condiciones” para un debate, ¿por qué las habría dentro de quince días o en marzo o abril?. Lo que sucede es que el priismo quiere, a pesar de ser tercera fuerza en la cámara de diputados, explotar al máximo las disputas entre el PAN y el PRD para quedarse con el control del congreso y cualquier posibilidad de acercamiento y normalidad institucional les resta espacios. Lo que se torna más grave porque detrás de la aparente unidad del tricolor se está fraguando, una vez más, una división profunda: Beltrones por una parte encabeza una fracción más dura del tricolor, mientras que Beatriz Paredes (y en parte Gamboa) están apostando a una posición más concertadora, que pasa por otra latitud: la del estado de México. Ello se refleja en actitudes y en las opciones políticas: mientras Beltrones ha hecho una defensa a ultranza del impresentable candidato Jorge Hank Rhon (una de las peores herencias que dejó Roberto Madrazo al PRI), Paredes no ha realizado una sola declaración luego de la derrota en Baja California. Beatriz ganó con Ivonne Ortega en Yucatán y tiene fuertes relaciones con el priismo del centro y sur del país, Manlio necesitaba ganar Baja California para controlar buena parte del norte y para dilucidar su conflicto con Eduardo Bours en Sonora. La fuerte preeminencia que tiene Manlio hoy en muchas de las resoluciones del priismo, disminuirán (quien sabe en qué medida) cuando deje la presidencia del senado el primero de septiembre, pero ello dependerá, también, de la presencia que adquieran sus adversarios internos.

En realidad, lo que estamos presenciando en el PRI, con el telón de fondo del informe, de las reformas electoral, fiscal y del régimen de PEMEX, es el inicio de la lucha por la sucesión en el 2012, aunque parezca absurdamente adelantada, entre el propio Manlio y el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto. Otra vez tradicionalistas contra moderados o duros contra reformadores, como se lo quiera llamar. No está mal, el problema es que nuevamente, lo que quiere evitar el priismo es debatir, hacia dentro y hacia fuera, con claridad qué es lo que pretenden. Y una forma de hacerlo, de aquí al 2012, sería con su acción política en los estados pero sobre todo en el congreso. Pero como no quieren comprometerse se están quedando atrapados en su propio discurso.

En el libro Calderón presidente (Grijalbo, 2007) decíamos que una de las razones que permiten explicar el triunfo electoral de éste el año pasado, es que fue subestimado como precandidato y como candidato. Y lo siguen subestimando. En esta del informe, pase ya lo que pase, Calderón les ganó las iniciativa y se adelantó a su jugada: si hay informe y debate gana, si se lo impiden, gana también. En la lógica contraria, al PRD y al PRI sólo les queda por definir cuánto quieren perder. Pero ambos están pensando, ya, en el 2012. Y se equivocan.

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