¿Refundar el PRD?… sólo desde fuera
Columna JFM

¿Refundar el PRD?… sólo desde fuera

Tiene toda la razón Cuahtémoc Cárdenas cuando demanda anular la elección del PRD.
El proceso interno es calificado como un “lodazal”, dice que “no se ha mantenido la legalidad estatuaria” ni la capacidad para mantener una “relación ética y civilizada” entre los grupos enfrentados y entre los propios militantes del partido. Los daños, dice Cárdenas son “irreversibles y tendrán un altísimo costo de recuperación”.

Tiene toda la razón Cuahtémoc Cárdenas cuando demanda anular la elección del PRD. Pero son más duros los juicios, el diagnóstico que hace Cárdenas del partido que le tocó fundar: para Cuauhtémoc el proceso “exhibe lo extremo de la degradación”, considera que el partido no cuenta hoy, luego de los ocurrido en el proceso interno con “autoridad moral” ni “capacidad de acción para ser efectivo en las luchas reivindicativas”. El proceso interno es calificado como un “lodazal”, dice que “no se ha mantenido la legalidad estatuaria” ni la capacidad para mantener una “relación ética y civilizada” entre los grupos enfrentados y entre los propios militantes del partido. Los daños, dice Cárdenas son “irreversibles y tendrán un altísimo costo de recuperación”. El párrafo final de su carta del viernes es demoledor: “el partido en sus condiciones actuales está incapacitado para cumplir con el compromiso que tiene con el pueblo y la nación, compromiso que surge del movimiento reivindicador de 1988. El partido en sus condiciones actuales está traicionando a sus muertos. El partido, sucio y lastrado como se encuentra hoy por la violaciones a sus reglas internas y los vicios en las conductas de muchos de sus dirigentes y militantes pierde su condición de instrumento de lucha por la soberanía de la nación y por la democracia”. ¿Y quién podría decirle que no tiene la razón?

La pregunta es qué viene de cara al futuro. Al momento de escribir estas líneas aún no se sabía el resultado final de la elección. Pero eso ya no importa: el PRD ha exhibido su fractura real y peor aún, la falta de todo criterio ético de varios de sus dirigentes para hacerse con el poder. A muchos militantes del perredismo (no necesariamente de la izquierda: esa corriente cada día tiene menos que ver con lo que sucede en la vida y la política del PRD) les molestará algo que se ha convertido en estos días en un lugar común pero se trata de una realidad: si sus dirigentes son capaces de mentir, hacer fraude, violar reglas internas, exhibir encuestas falsas, rellenar urnas, poner todo el aparato del los estados que gobiernan, para quedarse con el control del partido ¿de qué son capaces López Obrador y sus colaboradores con tal de hacerse del control del país? Y ello ya no se podrá reparar con algunas declaraciones o con tontería del tipo “no hay que exagerar, no todos somos iguales” pronunciada con una ingenuidad perversa por Alejandro Encinas. Claro que no todos son iguales pero esto no es un problema personal sino de partido y como tal han demostrado serlo. Eso es lo que queda en la percepción de la gente y lo que lleva a quien sigue siendo su político más serio y respetado, Cárdenas, a pedir, una refundación del PRD.

Pero salvo que ocurra algo extraño, el PRD, este PRD, no se podrá refundar, no hay condiciones ni voluntad para ello. Lo que quieren es su trozo de poder y si con ello tienen que dejar fuera a la otra mitad del partido lo asumirán como un costo más. El daño es mucho mayor y como también dice Cárdenas, más irreversible de lo que muchos creen. Por supuesto que una de las fracciones del PRD podrá treparse mañana a alguna aventura política del lopezobradorismo (o en algún nuevo error del gobierno o sus adversarios) y con las siglas del PRD o sin ellas, podrá seguir manteniéndose en el escenario político, aunque sea como una expresión menor. Pero buena parte del partido está hoy marginada y no es una opción, salvo para acceder a una posición política, para quienes no militan en él.

Se equivocan quienes piensan que Cárdenas con la carta del viernes lo que busca es quedarse con el control del partido. Si tuviera posibilidades quizás lo buscaría. Lo que se percibe al leer la carta es que Cárdenas está llamando a refundar el PRD como alguna vez, hace exactamente 21 años, llamó a refundar al PRI. Por eso insiste en el actual abandono, y una vez más tiene razón, de las banderas que dieron origen a ese partido en los movimientos de 1988. No es un señalamiento reciente de Cárdenas: se ha ido alimentando desde el inicio del gobierno de López Obrador en el DF, se acrecentó luego de las elecciones del 2003, creció con el rechazo de López a siquiera aceptar discutir las propuestas programáticas de otros, incluyendo a Cárdenas y sobre todo después del absurdo del plantón, la presidencia “legítima” y el fundamentalismo fascistoide del que han hecho gala alguno de sus integrantes.

Es verdad que las elecciones internas del PRD nunca han sido un dechado de limpieza y cultura cívica. Pero en este caso se ha ido mucho más allá, tanto en el juego sucio como en todo el proceso de confrontación y porque resultará, independientemente del resultado que se dé a conocer, imposible que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación no intervenga. Y será la mayor de las paradojas que sea el mismo Trife que López Obrador desconoció como árbitro legítimo para dar el resultado del proceso electoral el que tenga que decidir qué pasó en el partido y quiénes lo dirigirán. La consecuencia lógica, ya la planteábamos días atrás es que el PRD acepta las instituciones y participa en ellas (incluyendo la aceptación de los cientos de millones que recibe como prerrogativas del IFE) o terminará conformando algo así como una dirigencia oficial y otra “legítima”. El hecho es que el futuro de esta elección estará en la manos del Tribunal, no de los perredistas que no han estado a la altura de sus propias exigencias.

¿Cuánto tiempo los verdaderos hombres y mujeres de izquierda, que buscan participar en las transformaciones reales del país, podrán seguir con este juego?¿cuántos de ellos podrán seguir identificándose con personajes que han hecho de la política del lodazal su principal modo de operación? Sin duda, habrá que refundar al PRD porque el país lo necesita. Lo que dudo es que ello pueda hacerse desde el perredismo actual.

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