Operación Limpieza: traición y castigo
Columna JFM

Operación Limpieza: traición y castigo

Dejemos por un momento las tonterías monumentales de López Obrador sobre las “trampas” en la legislación de PEMEX (dice que la asignación de lotes para trabajos de exploración a empresas que sean contratadas con ese fin, enajena el territorio nacional: hay que ser muy mentiroso para plantear algo de esa magnitud y no sonrojarse: si se asigna a una empresa un área para que realice tareas de exploración, lo menos que se puede hacer es garantizarle que mientras desarrolla esa trabajo ese mismo lote no se le será asignado a otro empresa, pero las mentiras de López son ya parte de su personalidad). Es demasiado, tanto como la falta de respeto para con su investidura que mostraron los diputados que aceptaron reunirse con él del día de ayer. Inútilmente por cierto, ya que sus legisladores tomaron igual las tribunas.

Dejemos por un momento las tonterías monumentales de López Obrador sobre las “trampas” en la legislación de PEMEX (dice que la asignación de lotes para trabajos de exploración a empresas que sean contratadas con ese fin, enajena el territorio nacional: hay que ser muy mentiroso para plantear algo de esa magnitud y no sonrojarse: si se asigna a una empresa un área para que realice tareas de exploración, lo menos que se puede hacer es garantizarle que mientras desarrolla esa trabajo ese mismo lote no se le será asignado a otro empresa, pero las mentiras de López son ya parte de su personalidad). Es demasiado, tanto como la falta de respeto para con su investidura que mostraron los diputados que aceptaron reunirse con él del día de ayer. Inútilmente por cierto, ya que sus legisladores tomaron igual las tribunas.

Pero el país tiene cosas más serias en las que ocuparse que la salud política y mental de algún ex candidato, y que van al fondo de muchos de nuestros problemas cotidianos,. La operación limpieza, así se denominó el operativo en la SIEDO, anunciado por la PGR, debe ser tomado en cuenta como una de las principales acciones de reconstrucción del edificio de seguridad pública en nuestro país. La información de las detenciones del segundo y tercero al mando de la SIEDO, Fernando Rivera Hernández y Miguel Colorado, junto con un grupo de colaboradores relacionados con el cártel de los Beltrán Leyva, primero había trascendido y luego se había confirmado desde agosto pasado. También en esa fecha el entonces director de la SIEDO, Noe Hernández, fue separado de su cargo y se le encargó una misión fuera del país. José Luis Santiago Vasconcelos, entonces subprocurador jurídico y para asuntos internacionales de la procuraduría fue responsabilizado por la presidencia de la república de un comité técnico que le diera seguimiento a la reforma judicial y de justicia. Y a partir de esos movimientos, por primera vez en el sexenio Eduardo Medina Mora pudo colocar a su gente en las principales posiciones de la procuraduría federal. Noé Hernández fue investigado por este caso tanto en México como en Estados Unidos y se determinó que había sido engañado por sus subordinados. A pesar de algunas opiniones que tienen más que ver con el rencor personal que con la información dura, mucho menos tuvo que ver con esta historia Santiago Vasconcelos. En realidad, el ex director de la SIEDO en el sexenio pasado, fue el que comenzó, junto con el propio Genaro García Luna, entonces en la AFI, a tratar de desentrañar las relaciones que había tejido el cártel de Sonora (por algún notable error de percepción se ha dicho en los propios boletines de la PGR que los Beltrán Leyva pertenecen al cártel de Sinaloa que encabeza Joaquín El Chapo Guzmán: fue parte de esa federación de cárteles hasta el 2007, y hoy, buena parte de los enfrentamientos violentos que estamos viendo en el país deviene precisamente de esa ruptura que reconfiguró la geografía del narcotráfico). El primer caso notable fue, como recordábamos ayer, Nahun Acosta, pero el ex director de giras de la presidencia de la república fue dejado en libertad. Pero las investigaciones continuaron. Ya en 2007, el intercambio de información con la DEA y otras agencias estadounidenses permitieron comenzar a detectar movimientos extraños: operativos que fracasaban por fuga de información. Y desde las áreas de inteligencia de la DEA se confirmó que había alguien que había sido infiltrado en la propia embajada estadounidense en México y los primeros indicios serios de que esa infiltración había penetrado desde la SIEDO. Fueron los propios Medina Mora y Santiago Vasconcelos los que tuvieron parte de esa información y realizaron la investigación. Simultáneamente, los organismos de inteligencia habían captado grabaciones de mensajes que enviaba Alfredo Beltrán Leyva, el Mochomo, a sus hermanos en libertad, primero, sorprendido porque había sido detenido (allí en su casa de San Angel se encontró documentación que fue fundamental para darle seguimiento al caso de la SIEDO) y segundo opinando que no había sido entregado por sus ex aliados del cártel de Sinaloa. Sus hermanos no opinaron lo mismo y esa detención catalizó la guerra entre los cárteles. Otra grabación clave, fue la que mantuvieron alguno de los funcionarios ahora detenidos con un grupo de Zetas aliados a los Beltrán Leyva en Guatemala, prometiéndoles retrasar el proceso de extradición a México a cambio de una fuerte cantidad de dinero y advirtiéndoles que cuanto más pasara el tiempo, más difícil sería evitarlo y costaría más caro.

Pero con toda la información en las manos, Medina Mora con fuerte apoyo de otros organismos de seguridad, pudo comprobar plenamente la participación de Rivera, Colorado y otros. La ruptura de esa red de protección fue la que permitió, por otra parte, golpear duramente el principal objetivo de control de los Beltrán en el DF que era el aeropuerto capitalino, varias de sus rutas y centros de operación en Morelos, la caída de la célula de colombianos que se encargaban del traslado de cocaína a México y otros golpes menos espectaculares pero también importantes.

Me tocó ver al general Enrique Cervantes, entonces secretario de la Defensa, unos días después de que había ordenado la detención e informado de que el ahora ex general Gutiérrez Rebollo, entonces, zar antidrogas de México, avalado por el gobierno mexicano y el estadounidense, en realidad trabajaba para el cártel de Amado Carrillo. Estaba gris de enojo, vergüenza y consternación. Le pregunté porqué no lo habían ocultado y tomado medidas fuera de la visión pública. Me dijo que se debía hacer justicia y se debía exhibir a quienes traicionan. Creo que fue la misma filosofía que privó ahora ante esta traición de este grupo de funcionarios de la SIEDO. Deben ser exhibidos y castigados con todo el peso de la ley, frente a la gente.

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