Obama, Mc Cain, México
Columna JFM

Obama, Mc Cain, México

Hoy Barack Obama se puede convertir en el primer presidente afroamericano en la historia de Estados Unidos en llegar a la Casa Blanca o John Mc Cain podrá demostrar que la gestión peor evaluada de un presidente en la historia contemporánea de su país, puede ser superada electoralmente desde esa misma plataforma ideológica. Tampoco nos engañemos: a la hora de las propuestas, de adelantar qué harán de llegar a la Casa Blanca, tanto Obama como Mc Cain no se han apartado demasiado de las agendas tradicionales de sus electores. El demócrata ha apostado a la esperanza y ha tenido en la crisis financiera, administrada con terrible ineptitud por el gobierno de George Bus, un aliado notable, mientras que Mc Cain ha tenido que recurrir más al miedo respecto al futuro que a las transformaciones que pudiera realizar en caso de ser elegido.

Hoy Barack Obama se puede convertir en el primer presidente afroamericano en la historia de Estados Unidos en llegar a la Casa Blanca o John Mc Cain podrá demostrar que la gestión peor evaluada de un presidente en la historia contemporánea de su país, puede ser superada electoralmente desde esa misma plataforma ideológica. Tampoco nos engañemos: a la hora de las propuestas, de adelantar qué harán de llegar a la Casa Blanca, tanto Obama como Mc Cain no se han apartado demasiado de las agendas tradicionales de sus electores. El demócrata ha apostado a la esperanza y ha tenido en la crisis financiera, administrada con terrible ineptitud por el gobierno de George Bus, un aliado notable, mientras que Mc Cain ha tenido que recurrir más al miedo respecto al futuro que a las transformaciones que pudiera realizar en caso de ser elegido.

Los dos, además, han optado por su electorado seguro a la hora de elegir candidatos para la vicepresidencia: Sara Palin, representa las corrientes más conservadoras de su partido que no se encuentran a gusto con Mc Cain y Joe Badin, es un fiel exponente de lo más tradicional del partido demócrata con una larga carrera en el Senado. Ambos buscaron compensar con esas designaciones las limitaciones que exhibieron en campaña: poca experiencia uno, demasiada edad el otro.

Creo que el mundo será mejor si resulta electo Barack Obama, y Estados Unidos podrá establecer una nueva relación con la comunidad de naciones y quizás con consigo mismo. Pero Obama, también, es un enigma: no sabemos exactamente con quién gobernará, cómo lo hará y cuáles serán sus decisiones de fondo, la de los primeros cien días que buscarán marcar su mandato. Me imagino que en el caso de ganar la elección Obama tendrá que tomar muchas enseñanzas de lo que ocurrió con Clinton en sus primeros dos años: un establismenth que estaba bastante lejos del control del ex gobernador de Arkansas y de su equipo y que tuvo que moverse hacia el centro luego de varios descalabros políticos, con un aparato de poder dedicado casi exclusivamente a tratar de desbarrancar su gestión. Viniendo de mundos completamente diferentes, no fue distinto lo que tuvo que soportar en su momento John Kennedy, o el propio Jimmy Carter.

Obama llegaría con más expectativas que sus antecesores pero también con desafíos mucho mayores: Bush padre le entregó a Clinton una economía con problemas coyunturales pero que tenía en sí misma, las bases para el crecimiento que se dio en la siguiente década. Obama llegaría en medio de la mayor crisis financiera y económica de su país desde los años 30, con el mayor déficit de la historia de su país, debilitado por una guerra en Irak que se ha convertido en un conflicto en el que Estados Unidos no puede salir inmediatamente pero tampoco quedarse, con las amenazas terroristas de Al Qaeda a flor de piel, y con un país que ha sido sistemáticamente llevado a la división interna por las polarizaciones políticas. Pero la crisis es también oportunidad. Si es Obama el elegido tendrá que gobernar sí con la esperanza y la retórica, pero tendrá que reflejar eso en políticas públicas, en pragmatismo y hacerlo desde el centro, porque cualquier otra estrategia lo llevaría al despeñadero. Por supuesto que no podrá apartarse de su base y que deberá apoyarse en ella. Pero eso no es suficiente, sobre todo si no tiene la mayoría propia en las dos cámaras en el próximo congreso e incluso con ella, porque eso no le garantiza una mayoría realmente propia.

Y deberá definir entre otras cosas, qué hacer con México. La diplomacia mexicana ha jugado bien en estas elecciones manteniendo un contacto fluido con ambos candidatos y sin apostar públicamente por ninguno. Pero Obama no conoce México, ni tiene una clara idea de la relación de Estados Unidos con México: quizás la haya adquirido en la campaña, pero si es así, no lo ha demostrado. Probablemente el dato más preocupante (aunque también esa fue una posición de Clinton en el 92, que revisó radicalmente al llegar a la Casa Blanca) es su decisión de reconsiderar el tratado de libre comercio con México y Canadá, haciéndose eco de las posiciones más conservadoras de grupos sindicales y empresariales. Sería un grave error, no porque no haya capítulos que deberían analizarse en el TLC a 15 años de su implementación, incluso porque no sería nada errado profundizarlo, pero intentar darle marcha atrás iniciará una avalancha que será finalmente imposible de contener. No creo que Obama si llega al poder implemente una decisión de esas características y creo que, incluso por una cuestión generacional, podrá comunicarse bien con un presidente como Felipe Calderón. Pero no deja todo ello de ser una especulación porque no sabemos hacia dónde se dirigiría con suficiente certidumbre.
En todo caso todo se deberá articular en torno a la seguridad y a partir de ella la sociedad comercial real que puede hacer regresar la competitividad perdida en muchos ámbitos a Estados Unidos. La pregunta es si nosotros como país estamos en condiciones de jugar esa carta y hacerla valer en toda su magnitud, porque hacerlo a medias no servirá para nada.

Pero ¿podría ganar Mc Cain y qué pasaría con la relación con México?. Si vamos a las encuestas parece casi imposible, pero recordemos que la estadounidense es una elección indirecta, que se eligen delegados para un colegio electoral que no necesariamente refleja los números del voto popular: Gore le ganó a Bush por 300 mil votos y perdió la Casa Blanca. Mc Cain conoce más y mejor a México, es de un estado fronterizo y tuvo buenas iniciativas bilaterales en el pasado. Pero para hacerse de la candidatura, tuvo que cambiar buena parte de su discurso y sus propuestas, hacerlas más conservadores y antiimigrantes. Se ganaría en libre comercio, se perdería en migración. Con él, tampoco nada estaría seguro.  En otras palabras, la relación México-EU está por redescubrirse.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Salir de la versión móvil