Herrera Valles, un engranaje más
Columna JFM

Herrera Valles, un engranaje más

Desde que la desaparecida Policía Federal de Caminos fue absorbida por la naciente Policía Federal Preventiva, las tensiones entre la antigua agencia y la nueva policía fueron la norma de muchos de los enfrentamientos que se han dado por el control de las fuerzas de seguridad federales en el país. La PFP nació cuando la seguridad era todavía parte de las atribuciones directas de la secretaría de Gobernación, Jorge Tello era subsecretario, Wilfrido Robledo jefe de la PFP y Genaro García Luna responsable de inteligencia. La Policía de Caminos venía de la secretaría de Comunicaciones y Transportes y mantenía una absoluta autonomía, que había servido para consolidar un amplio sistema de corrupción que aún continúa vigente. Cuando se fusionan esas policías en la nueva SSP, el entonces secretario Alejandro Gertz Manero, se apoya en la PFC para tratar de desplazar a los mandos de la propia Policía Federal e inicia un largo conflicto con Robledo, con García Luna y con el procurador Rafael Macedo de la Concha. Incluso Gertz no nombra un comisionado de la policía y asume él mismo esa responsabilidad. En ese contexto, nunca se termina de integrar plenamente la PFC con la PFP y mantienen desde su autonomía hasta su uniforme y estructuras de mando.

Desde que la Policía Federal de Caminos fue absorbida por la naciente Policía Federal Preventiva, las tensiones entre la antigua agencia y la nueva corporación fueron la norma de muchos de los enfrentamientos que se han dado por el control de las fuerzas de seguridad federales en el país. La PFP nació cuando la seguridad era todavía parte de las atribuciones directas de la Secretaría de Gobernación, Jorge Tello era subsecretario, Wilfrido Robledo jefe de la PFP y Genaro García Luna responsable de inteligencia. La Policía de Caminos venía de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y mantenía una absoluta autonomía, que había servido para consolidar un amplio sistema de corrupción aún vigente. Cuando se fusionan esas policías en la nueva SSP, el entonces secretario Alejandro Gertz Manero se apoya en la PFC para tratar de desplazar a los mandos de la Policía Federal e inicia un largo conflicto con Robledo, García Luna y el procurador Rafael Macedo de la Concha. Incluso, Gertz no nombra un comisionado de la policía y asume él mismo esa responsabilidad. En ese contexto, nunca se termina de integrar plenamente la PFC con la PFP y mantienen desde su autonomía hasta su uniforme y sus estructuras de mando.

El problema se agudiza cuando sale Gertz de la SSP y la fusión debe realizarse al fin. Se inicia en el sexenio anterior pero se consolida definitivamente en éste. Los mandos de la PFC son integrados y distribuidos entre los nuevos responsables de la Policía, pero muchos pierden status, presencia y su red, consolidada por años, se desmorona. Algunos de sus mandos logran quedarse en buenas posiciones. Otros, como Javier Herrera Valles, permanecen en responsabilidades de mando intermedias pero sin posibilidades reales de ascender y, al igual que otros de sus compañeros, comienzan a ser investigados por sus relaciones con la delincuencia organizada.

Cuando empieza esa investigación contra él y otros familiares, también policías, Herrera Valles es separado de la SSP y comienza una campaña de denuncias públicas de corrupción que tienen un solo escenario: de diciembre de 2006 en adelante y concentradas en una sola figura, Genaro García Luna. No hay en las cartas y denuncias que ha hecho Herrera Valles ni una sola línea sobre el pasado, mucho menos acerca de cómo funcionaba la red de corrupción en la vieja PFC. Y Herrera fue protegido por los mismos grupos de poder que desde inicios del sexenio pasado quisieron quedarse con el control de las fuerzas de seguridad.

Ahora, con su detención, esa campaña de desinformación quedó en parte en entredicho, aunque existen medios que todavía aceptan, sin cuestionar, sus dichos o los de su abogada, Silvia Raquenel, aunque no exhiban una sola prueba de sus dichos. Un ejemplo es todo lo derivado de la aprehensión de Herrera Valles. La historia real comenzó tiempo atrás, en septiembre de 2008, cuando la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delitos Federales inició una averiguación previa en contra de Víctor Hugo Martínez Rocha, un personaje del narcotráfico que se ostentaba como subdirector de Estrategia e Inteligencia Policial y le pidió a un grupo de personas dinero para supuestamente incorporarlos a la PFP y les otorgó credenciales falsas de esa institución. El 18 de octubre de 2008 Martínez Rocha fue detenido.

En su declaración, Martínez Rocha había aceptado dedicarse al narcotráfico para el grupo de JoaquínEl ChapoGuzmán y fue contactado por Édgar Valdez Villarreal, uno de sus principales operadores y apodado La Barbie, en un Vips, con Javier Herrera Valles, entonces comisionado de la PFP en Acapulco. Se le entregó un maletín con dinero para otras personas y se le encargó construir un grupo especial aparentemente antisecuestros que, con credenciales falsas de la PFP, se dedicaría al traslado de drogas, todo ello apoyado por otro narcotraficante al que apodan El Patrón o Román. En una actuación ministerial posterior Martínez Rocha ratificó su declaración y sostuvo que, por órdenes de Herrera Valles, debía reunir a entre 25 y 40 personas para integrar ese falso grupo antisecuestros y que éste trabajaba para La Barbie.

La defensa de Herrera Valles sostiene que esas declaraciones le fueron sacadas bajo tortura a Martínez Rocha, pero el hecho es que antes y después de las mismas fue examinado por peritos y no se le encontró lesión alguna. Tampoco cuando fue ingresado al Centro Federal de Arraigos. Y no se le ofreció, como lo ha sostenido la defensa de Herrera Valles, sin fundamento alguno, un millón de pesos para que inculpara al ex comandante de la Policía Federal de Caminos en su declaración, entre otras razones, porque las de Martínez Rocha se habían producido, originalmente, varias semanas antes de que Herrera Valles fuera detenido. Y tampoco, aclaran las autoridades, se le ha ofrecido ser colaborador o testigo protegido porque no reúne los requisitos para ello.

En sus declaraciones ministeriales, Martínez Rocha también habla de dos embarcaciones en Acapulco, dos yates, uno denominado Splendor y el otro Dreams, y dice que ambos se encuentran a su nombre pero en realidad son propiedad de Valdez Villarreal, La Barbie. En ninguna parte de su declaración, Martínez Rocha afirma, como lo aseguró su defensa sin mostrar prueba alguna, que esos yates eran para ser entregados al secretario Genaro García Luna. La divulgación de esa falsedad sobre García Luna es, precisamente, el elemento que Herrera Valles requiere para su defensa: demostrar que se le persigue debido a sus denuncias y no por su relación con el narcotráfico. A esa campaña es a la que se refirió, en Lima, el presidente Calderón. Lo notable, ese día, no fue sólo el respaldo a García Luna, sino que el mandatario dijo que tenía identificados a quienes realizaban esa campaña. Herrera Valles es simplemente un engranaje más de la misma.

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