La palabra es lealtad
Columna JFM

La palabra es lealtad

Un día antes de que el PRI cumpla 80 años (y lo hace con posibilidades ciertas de regresar, en 2012, al poder que detentó durante los primeros 72 de su existencia), el presidente Calderón anunció una serie de cambios en su gabinete que probablemente son el preámbulo de otras designaciones que se tendrán que dar en las próximas horas o días porque se supone que diversos funcionarios buscarán cargos de elección popular, y se especula, además, que algún miembro prominente del gabinete podría aspirar a una diputación con el objetivo de convertirse en líder de la próxima bancada blanquiazul en San Lázaro.

Un día antes de que el PRI cumpla 80 años (y lo hace con posibilidades ciertas de regresar, en el 2012, al poder que detentó durante los primeros 72 de su existencia) el presidente Calderón anunció una serie de cambios en su gabinete que probablemente son el preámbulo de otras designaciones que se tendrán que dar en las próximas horas o días, porque, se supone que diversos funcionarios que buscarán cargos de elección popular, y se especula, además, que algún miembro prominente del gabinete podría buscar una diputación con el objetivo de convertirse en líder de la próxima bancada blanquiazul en San Lázaro.

Por lo pronto ayer se confirmó la renuncia a la secretaría de Comunicaciones y Transportes de Luis Téllez, cuya situación era insostenible en el sector y su reemplazo por un funcionario que no es especialista en el sector pero al que el presidente le ha mostrado en forma reiterada su confianza, Juan Molinar Horcasitas, hasta ahora director del IMSS. Molinar llega a la SCT para sacar adelante los innumerables proyectos y programas que están en ese sector, pero sobre todo su tarea es recuperar y colocar sobre nuevas bases la interoclución perdida o dañada con buena parte de las empresas de telecomunicaciones. En su lugar llega al Seguro Social otro hombre cercano al presidente Calderón, Daniel Karam, responsable hasta ahora de uno de los programas sociales más importantes del sexenio, el Seguro Popular. Otro funcionario cuya situación parecía insostenible ante buena parte del sector bajo su responsabilidad, Sergio Vela, dejó el Conaculta y en su lugar se designó a Consuelo Zaizar, hasta ahora directora del Fondo de Cultura Económica y, sin duda, una mujer con gran capacidad de interlocución y operación en el sector que tiene las credenciales para ofrecer mucho mejores resultados que su antecesor. Como ya había trascendido Gerónimo Gutiérrez, actual subsecretario para América latina y el Caribe, antes subsecretario para América del Norte, será el nuevo subsecretario de Gobierno en Gobernación, una posición clave porque es por allí por donde pasa todo el trabajo de relación cotidiana con gobiernos estatales y municipales, entre otras tareas. Quizás el suyo es uno de los nombramientos que más ha llamado la atención y el que reitera el estilo de gabinete que quiere el presidente Calderón. Por esa subsecretaría han pasado políticos de mucho peso y experiencia, Manlio Fabio Beltrones, Arturo Nuñez, Jesús Murillo Karam, por recordar solamente a algunos. Ahora con la recuperación de atribuciones que se está dando en Gobernación, y con el permanente problema de operación que ha tenido la administración Calderón, se pensó que allí podría llegar un político de experiencia y curtido en las luchas partidarias. Gerónimo Gutiérrez es, sin duda, un funcionario muy talentoso pero no es un político forjado en los entresijos de la grilla partidaria, en las negaciones complejas y no siempre pulcras entre distintos niveles de gobierno.

La pregunta es porqué el presidente Calderón vuelve a apostar por los suyos, Molinar, Consuelo, Karam, Gerónimo, y no recurre a opciones de mayor experiencia, miembros o no de su partido, como le reclaman algunos actores políticos. Hay que hacer historia, en el libro Calderón Presidente (Grijalvo, 2007) el propio mandatario, el 12 de julio del 2006, en una de las siete entrevista que se recogen en el libro, me dijo que está pensando en un gabinete de coalición, con personalidades fuertes de distintos partidos. Semanas después, reitera el punto, ya con la declaratoria de presidente electo pero insiste más en el tema de la lealtad con su proyecto. Ya en Los Pinos, en enero del 2007, le pregunté cómo se formó el gabinete y dijo que lo hizo pensando que “pudiera ser verdaderamente coordinado por el Presidente”. Reconoció que le ofreció al PRI compartir el gobierno y el PRI lo rechazó. Que se enfocó en otro diseño, en uno “en el que yo pidera tener realmente mando y corresponsabilidad (con los secretarios) en sus propias esferas de acción…porque realmente no veo, agregó, cómo se puede gobernar donde cada uno hace lo que quiere, entonces a medida que iba avanzando el tiempo era cada vez más importante este dato de la lealtad”.

Han pasado dos años y días de aquella plática y la misma lógica se ha ido imponiendo en las designaciones presidenciales. No creo que vaya a cambiar, es ya un estilo de gobernar: no habrá, no puede haberlo un gabinete, ni siquiera en el sentido más amplio del término, de coalición, y el presidente sigue y seguirá apostando sobre todo por la lealtad.

Con un punto adicional y esa es una percepción, no un dato duro. Felipe Calderón dejará la presidencia muy joven y debe pensar en el futuro, en el suyo y en el de su partido. Tengo la impresión de que en el tema de la lealtad siempre ha estado presente, lo que percibía como las profundas deslealtades y los cambios de proyectos que se daban en el curso de una administración pero sobre todo al concluir la misma, incluyendo la de Fox. El presidente Calderón está incorporando personalidades con experiencia y que no son de su equipo original, a áreas estratégicas, como Carstens en Hacienda o Jorge Tello Peón en la seguridad, pero pareciera estar apostando, por encima de las vicisitudes coyunturales, incluso por encima de ciertas acciones cotidianas de gobierno, por una generación proveniente del calderonismo con miras al futuro, una generación que quizás pueda ganar el 2012, pero que si no es así se mantendrá en una lógica común de lealtad y experiencia de gobierno. Por eso se apuesta a cuadros que aún deben consolidarse o en posiciones donde no tienen experiencia y se asume, desde la presidencia, ese hipotético costo político. En el camino hay aciertos y errores, pero el presidente Calderón no va a cambiar esa lógica, ese estilo de ejercer el poder. Es una apuesta muy alta que trasciende el 2012. Y como en toda apuesta alta se puede ganar mucho o perder todo.

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