Gómez Mont en Washington
Columna JFM

Gómez Mont en Washington

Anoche llegó a Washington Fernando Gómez Mont. La visita del secretario de Gobernación confirma que concentrará (en los hechos ya lo está haciendo) buena parte de la coordinación de las fuerzas de seguridad, no sólo federales sino también con los estados y municipios, a través de la nueva conformación del sistema nacional de seguridad pública que encabezará Jorge Tello Peón, y por ende tendrá como objetivo establecer prioridades y mecanismos con un gobierno estadounidense bien intencionado respecto a lo que puede hacer en la frontera, pero con muchos problemas de coordinación entre sus agencias y donde pareciera que no superan la curva de aprendizaje en estos temas.

Anoche llegó a Washington Fernando Gómez Mont. La visita del secretario de Gobernación confirma que concentrará (en los hechos ya lo está haciendo) buena parte de la coordinación de las fuerzas de seguridad, no sólo federales sino también con los estados y municipios, a través de la nueva conformación del sistema nacional de seguridad pública que encabezará Jorge Tello Peón, y por ende tendrá como objetivo establecer prioridades y mecanismos con un gobierno estadounidense bien intencionado respecto a lo que puede hacer en la frontera, pero con muchos problemas de coordinación entre sus agencias y donde pareciera que no superan la curva de aprendizaje en estos temas.

La presencia del secretario de Gobernación, como en la próxima semana la de la secretaria de Estado Hillary Clinton, así como la anunciada visita del presidente Obama en abril, son parte del proceso de acelerar el periodo de aprendizaje y de corresponsabilidad porque de lo contrario se sufrirá un deterioro que costará cada vez más revertir.

En las diversas sesiones que se han realizado en los últimos días en el senado estadounidense, pareciera que el discurso de los principales funcionarios de la administración federal ha logrado mantener su coherencia: el general a cargo del Comando Norte, Víctor Renaurd (recordemos que México y Canadá están dentro de la zona de influencia del comando norte, el responsable, en el ejército estadounidense, de la seguridad interna de ese país), así como el jefe de inteligencia de la DEA, Anthony Plácido, los dos muy conocedores de la situación mexicana, insistieron en el tipo de desafío que enfrenta México en la lucha contra el narcotráfico, se distanciaron de la visión que presentó hace unos días el nuevo jefe de los servicios de inteligencia Dennis Blair, y pusieron el acento en la necesidad de reforzar las medidas de seguridad en su lado de la frontera. Incluso el general Renaud anunció, y eso será parte de la tarea que tendrá que negociar Gómez Mont en Washington, un plan de seguridad para ampliar la presencia en toda la frontera con México. Y la senadora Diane Feinstein insistió en la necesidad de tomar mayor medidas en Estados Unidos, cerrar armerías y evitar que siga fluyendo el tráfico de armas de su país hacia México.

Fuera de toda la retórica de los últimos días, quedan en claro algunos puntos: por una parte que en la administración Obama aunque aún no conozcan en profundidad la situación con México y falten por definir cómo se establecerán los mecanismos de cooperación, se está imponiendo la visión de que la misma es imprescindible, por la propia seguridad interior de la Unión Americana. Segundo, que ante la realidad del comienzo de retiro de Irak se comienzan a observar en Washington, otros dos fenómenos simultáneos: por una parte muchas agencias y áreas de seguridad quieren mantener sus presupuestos y apoyos y están mirando a su frontera sur. Pero al mismo tiempo, la Casa Blanca ha comprobado ya que la administración Bush prácticamente perdió América latina y los pocos eslabones que quedan deben ser cuidados porque se corre el riesgo de terminar de perder todo: en ese sentido no deja de ser muy significativa la declaración del vicepresidente de Colombia, Francisco Santos de que si el congreso de EU no dejaba de atacar a Colombia quizás sería el momento de acabar con el Plan Colombia. Y ello lleva al tercer punto: las presiones parten de un grupo de congresistas, algunos relacionados con sectores de la industria de la seguridad y el armamento, otros con compromisos o convicciones proteccionistas, y ello obliga a la administración Calderón no sólo a fortalecer y darle claridad a las relaciones con la Casa Blanca, sino también con el nuevo congreso, donde paradójicamente los republicanos más conservadores y los demócratas más proteccionistas parecen haber encontrado un punto de unión en el tema México.

El tema está en la frontera. No es una mala noticia que Estados Unidos desplace fuerzas de seguridad a toda la frontera: al contrario. Si quedan claras las reglas del juego y los mecanismos de cooperación, ello podría ayudar a los tres principales problemas que se presentan en ella: por una parte el tráfico de drogas en sí; en sentido inverso el tráfico de armas y un punto que no se suele abordar, que es el refugio que tienen del otro lado de la frontera muchos delincuentes y sus familias, incluyendo sus fortunas. Ha habido y hay, innumerables casos que demuestran que esos delincuentes que operan en la frontera, la cruzan y encuentran paradójicamente del otro lado una suerte de santuario (porque entre otras razones muchas policías y fuerzas de seguridad son tan permeables de un lado como del otro de la frontera). El caso más notorio fue el de los Arellano Félix durante años (en parte lo sigue siendo) que mientras estaban en la lista de los más buscado de las fuerzas de seguridad en México y Estados Unidos y se los perseguía en Tijuana vivían en una de las colonias residenciales de San Diego. Esa historia en parte es del pasado, pero hoy se repite a otra escala sobre todo en la frontera con Texas.

Por eso la visita de estos días de Gómez Mont deberá servir para dos propósitos claves de cara al futuro: en el terreno interno para comenzar a hacer transparente en qué instancia gubernamental estará la responsabilidad de coordinar fuerzas en el terreno de la seguridad (la operación en sí por supuesto transitará por otros caminos) y en el externo para tratar de establecer la agenda básica, los parámetros sobre los cuales poder trabajar eficientemente, en el ámbito de la seguridad, con la Casa Blanca y los principales sectores del congreso. Y, quizás, para comenzar a sentar las bases de una estrategia de medios y cabildeo, ahora en torno a la seguridad, de la profundidad e intensidad de la que permitió a principios de los 90 sacar adelante el TLC.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Salir de la versión móvil