López se devora a la izquierda
Columna JFM

López se devora a la izquierda

El auténtico perredismo y la posibilidad de convertirse en realidad una izquierda con raíces realmente socialdemócratas, parecen estar en el momento más difícil de las últimas décadas. Una vez más, la indulgencia ante la violación de leyes y reglamentos de López Obrador le ha otorgado a éste la posibilidad de estrangular a su propio partido e imponerle a otros dos sus candidatos, fuera del hecho de que se ha quedado, él que supuestamente no participa en este proceso electoral, con un altísimo porcentaje de los tiempos de radio y televisión para su uso personal, aunque, en términos legales, nuevamente, no podría hacerlo.

El auténtico perredismo y la posibilidad de convertirse en realidad una izquierda con raíces realmente socialdemócratas, parecen estar en el momento más difícil de las últimas décadas. Una vez más, la indulgencia ante la violación de leyes y reglamentos de López Obrador le ha otorgado a éste la posibilidad de estrangular a su propio partido e imponerle a otros dos sus candidatos, fuera del hecho de que se ha quedado, él que supuestamente no participa en este proceso electoral, con un altísimo porcentaje de los tiempos de radio y televisión para su uso personal, aunque, en términos legales, nuevamente, no podría hacerlo.

Lo que está ocurriendo en la izquierda mexicana tiene dimensiones de catástrofe: en el Distrito Federal, con su novísima alianza con Marcelo Ebrard, el bejaranismo y sus grupos, se han quedado con la mayoría de las posiciones de elección popular. Es un retroceso notable. La lista de personajes de pasado oscuro, ligados a las más turbias maniobras políticas y económicas del pasado reciente estarán en posiciones de poder en casi todo el Distrito Federal. Nueva Izquierda y la dirigencia del PRD, que encabeza Jesús Ortega, tendrán que hacer un enorme esfuerzo para convencer a alguien de que la renovación de la que hablan en sus anuncios (para colmo bastante malos) tiene algún asidero en la realidad. Por lo pronto, el “candidato a diputado” que más ha visto la gente, según las encuestas, es López Obrador.

Este dice que apoyará al PRD sólo en dos entidades donde tiene amplio control: el DF y Tabasco. Eso viola los reglamentos del PRD, pero allí, una vez más se lo toleran por miedo a su reacción. En el resto del país, luego de imponerle candidaturas y posiciones políticas a sus “aliados” del PT y Convergencia (¿existe algo menos digno en política que la decisión del PT de ir con el PRI en Nuevo León y luego retractarse porque su dirigente fue públicamente regañado por López?) el ex candidato presidencial dice que apoyará a esos partidos que, en términos generales han sacrificado la mayoría de sus posiciones propias para darle cobijo a los incondicionales de López. Entre ellos, están los orgullos de su nepotismo: sus hermanos Pío y Arturo, ambos convencidos bejaranistas. Allí habrá un espacio también para el derrotado ex presidente municipal de Acapulco, Félix Salgado Macedonio (al que parece que le urge más el fuero que cualquier otra cosa, luego de su gestión en el puerto incluyendo el apoyo de ciertos grupos que llevaron la violencia a la entidad). Dicen que también para Porfirio Muñoz Ledo, que está proponiendo el derrocamiento del gobierno (al que considera ilegítimo) en el 2010 al mismo tiempo que organiza con el gobierno federal la entrega de su archivo personal al Archivo General de la Nación (que depende de Gobernación) y tiene un programa de televisión en el canal del muy priista estado de México. Pero Porfirio está allí no porque tenga la confianza de López Obrador, sino porque éste lo utiliza para atacar a uno de sus verdaderos adversarios, Cuauhtémoc Cárdenas.

Pero existen datos mucho más preocupantes. Se le abre un espacio en las lista a Lucía Morett, cuyo único mérito es haber resultado herida en un campamento de las FARC, cuando asistía a sesiones de entrenamiento político como miembro de sus grupos de apoyo en México. Las FARC recordémoslo, son consideradas una organización terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU y en México ha participado en secuestros y tráfico de drogas. No sería grave, al contrario, que Morett buscara un puesto de elección popular, desde cualquier posición ideológica, reivindicando el juego democrático: jamás lo ha hecho, no hay en esa candidatura revisión política alguna. Existe lo que se llama “un aprovechamiento de los espacios legales”. No es una buena señal de avance hacia una izquierda democrática.

Mucho menos lo es que el alcalde con licencia de Ixtapaluca, Mario Moreno Conrado, éste inexplicablemente apoyado por Nueva Izquierda, y actualmente arraigado, acusado de encabezar una banda de secuestradores y de tener nexos con La Familia, sea ahora el candidato a diputado federal por ese distrito mexiquense. O que Rafael Marín Mollinedo, el primo de Nico Mollinedo, el poderosísimo “chofer” de López, haya logrado una candidato por Quintana Roo. Se trata de otro personaje al que le urge el fuero luego de que Marco Antonio Mejía López, quien fuera responsable de la seguridad de López Obrador en el GDF y su campaña, fuera enviado por Nico como responsable del penal de Cancún, donde fue detenido por su presunta participación en el asesinato del general Tello Quiñones y su participación en el grupo de los Zetas. El ahora precandidato a diputado plurinominal (porque ninguno de los que hemos hablado se jugará su futuro político buscando una candidatura de mayoría) era uno de los familiares de Nico a los que, en reciprocidad, Mejía López les había otorgado la concesión para surtir de alimentos el penal local.

Hay más pero no deja de extrañarme que allí esté, encabezando la lista de Convergencia, Alejandro Gertz Manero, que fue jefe de policía del DF con Cuauhtémoc Cárdenas, con el que terminó en una pésima relación, y que de allí saltó a secretario de seguridad pública federal, con Vicente Fox. Todavía hoy en el panismo hay quienes consideran que en esos años la relación de López Obrador con Gertz (pese a los enfrentamientos con Fox) nunca se rompió. La pregunta en todo esto es ¿dónde habrá quedado la izquierda mexicana?

Embajadores

Mañana llega Hillary Clinton a México y siguen muchas voces reclamando que no haya embajador designado de Estados Unidos en nuestro país. Es verdad, pero un dato coloca esa información en contexto: Barack Obama no ha designado aún embajador en ningún país del mundo. Y ese proceso suele tomarle a un nuevo inquilino de la Casa Blanca, varios meses.

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