Llegan Hillary y los operativos fronterizos
Columna JFM

Llegan Hillary y los operativos fronterizos

Hoy llega a México la secretaria de Estado Hillary Clinton, y en los próximos días estarán el procurador Eric Holder y la secretaria del Homeland Security de la Unión Americana, Janet Napolitano. Todo previo a la visita, el próximo 16 de abril, del presidente Barack Obama.

Hoy llega a México la secretaria de Estado Hillary Clinton, y en los próximos días estarán el procurador Eric Holder y la secretaria del Homeland Security de la Unión Americana, Janet Napolitano. Todo previo a la visita, el próximo 16 de abril, del presidente Barack Obama.

Previo a la llegada de Clinton se anunció, luego de la serie de gestiones que se realizaron en días pasado en Washington, un plan de los Estados Unidos para atender la problemática de la frontera que tiene, para nosotros como país, un componente fundamental: buscará, por lo menos eso es lo que dijo Napolitano en su presentación, cerrar el flujo de armas y dinero de Estados Unidos hacia México, además de atender, obviamente, el flujo de drogas y los hechos de violencia de México hacia el otro lado de la frontera.

No creo que sólo el aumento del número de efectivos militares o de la Guardia Nacional (o de cualquier agencia de seguridad) estadounidense logre éxitos importantes en esa empresa, pero si ello va acompañado de mayores labores de inteligencia y de intercambio real de información se puede avanzar mucho. Destaca, de acuerdo con el plan anunciado, que se haya puesto tanto énfasis en el intercambio de información e inteligencia entre los ejércitos de ambos países, porque ese capítulo siempre había encontrado resistencia a ambos lados de la frontera. También debería tomarse en cuenta la mayor presencia de agentes y unidades de la DEA, sobre todo porque en muchas ocasiones la agencia antidrogas estadounidense no ha logrado mantener una estrategia común con sus homólogos en México.

Para los nostálgicos del nacionalismo a ultranza habrá que destacar que no hay en ese dispositivo ninguna amenaza a la soberanía nacional. En realidad, lo que tenemos es lo que una y otra vez se había demandado: un esquema de cooperación y corresponsabilidad bilateral que permita atacar el fenómeno del narcotráfico en particular y el del crimen organizado en general en forma mucho más integral. Ninguna nación puede vencer o controlar por sí sola el crimen organizado con todas sus vertientes globalizadoras, pero mucho menos lo pueden hacer, solos, México y Estados Unidos, los dos países del mundo donde más estrechos son los lazos de los grupos criminales a ambos lados de la frontera y donde pueden actuar con mayor comodidad por la enorme tránsito cotidiano de todo tipo que existe a través de ellas.

Los datos ahí están: en México hubo miles de muertos, la mayoría de ellos en la frontera en los meses pasados, pero en Phoenix, Arizona, se denunciaron 400 secuestros, cometidos muchos de ellos por los mismos personajes y grupos que actúan a ambos lados de la frontera para garantizar el tráfico de drogas. Se ha trabajado intensamente para frenar el ingreso de cocaína a México y de aquí a Estados Unidos, pero el hecho es que mientras eso ocurre, un porcentaje alto de la cocaína se queda en México, mientras disminuye su consumo global en la Unión Americana, primero por las limitaciones que podría haber en ese tráfico, pero también porque, poco a poco (y lo mismo sucede en México) esa droga está “pasando de moda” y está siendo reemplazada por las drogas sintéticas como el éxtasis y el crystal. Esta provienen de las metanfetaminas y otros precursores químicos. Tanto México como Estados Unidos han reducido la introducción legal de esos productos, pero ahora esos precursores provienen de vías poco habituales (se suelen fabricar en China y la India, entre otras naciones asiáticas, pero de allí parte hacia otros puntos y cada vez más pasa por Africa, donde no existen leyes que limiten ese comercio) para llegar a Centroamérica: allí es procesada y pasa a México y de aquí a Estados Unidos ya como droga, pero con muchas mayores dificultades para ser detectada y decomisada.

Hoy la precursores para las drogas sintéticas o de diseño provienen de muchas fuentes mientras el comercio de cocaína se ha ido progresivamente diversificando. Así, la cocaína está pasando también por Africa central (con gobiernos increíblemente corruptos, como Guinea Bisseau) para llegar a Europa donde sí se ha puesto “de moda”, y los cárteles mexicanos aparecen de pronto con bases en Argentina o Chile o terminan con una fuerte base en Estados Unidos pero unidos con la mafía calabresa o napolitana para actuar en Europa.

No se puede atender esa dinámica criminal y comercial sin un trabajo intenso de colaboración y cooperación. Y en nuestro caso en particular nada es, en lo inmediato, más importante que cortar el flujo de armas, estrangular la llegada del dinero y comenzar a completar la desarticulación de redes con la detención de los principales capos. Y lo anunciado ayer en Washington puede ser un apoyo relevante en ese sentido, mucho más que, por ejemplo, la Iniciativa Mérida. Falta ver ahora que realmente se asuma con la seriedad que el tema requiere y que de ambas partes de la frontera exista un real compromiso de colaboración. Ya tendremos posibilidad de comprobarlo en estos días, desde hoy con Hillary Clinton hasta el 16 de abril con Obama y la sucesión de visitas bilaterales que habrá en el intermedio, en esas tres semanas.

El delirio

Cuesta creerlo pero en medio de todo lo que se ha dicho en estos días, resulta que Nahum Acosta, aquel ex director de giras de la presidencia, que fue acusado de nexos con los Beltrán Leyva y dejado en libertad porque un juez no aceptó como pruebas de cargo las grabaciones telefónicas del funcionario con uno de los hermanos jefes del cártel de Sonora, apareció en las oficinas del PRD para reunirse nada menos que con Jesús Ortega. Se dijo que fue a buscar una candidatura. Puede ser pero habrá que recordar que Acosta, por alguna razón desconocida, es ahora socio de una repentinamente exitosísima constructora con muchas obras en el sur del país donde se avecinan campañas complejas…y caras.

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