Los nuevos narcojuniors
Columna JFM

Los nuevos narcojuniors

La detención de Vicente Carrillo Leyva, como semanas atrás la de Vicente Zambada, hijo el primero de Amado Carrillo Fuentes y de Ismael El Mayo Zambada el segundo, es un golpe en el corazón de los grupos del narcotráfico. No sólo porque se trata de personajes ligados íntima y familiarmente con algunos de los principales jefes de las organizaciones criminales, sino también porque, como segunda generación de los operadores de los cárteles, se habían convertido en lo que parecían públicamente: en empresarios, en los responsables de cuidar, invertir y lavar el dinero, en establecer relaciones públicas que fueran redituables y en consolidar el poder que a sangre y fuego se habían labrado sus padres. Ninguno de estos hombres eran los operadores de una plaza, tampoco participaban con grupos de sicarios, eran los que manejaban los recursos y las relaciones. Y los sicarios son reemplazables, los verdaderos operadores financieros y de relaciones sabemos que no.

La detención de Vicente Carrillo Leyva, como semanas atrás la de Vicente Zambada, hijo el primero de Amado Carrillo Fuentes y de Ismael El Mayo Zambada el segundo, es un golpe en el corazón de los grupos del narcotráfico. No sólo porque se trata de personajes ligados íntima y familiarmente con algunos de los principales jefes de las organizaciones criminales, sino también porque, como segunda generación de los operadores de los cárteles, se habían convertido en lo que parecían públicamente: en empresarios, en los responsables de cuidar, invertir y lavar el dinero, en establecer relaciones públicas que fueran redituables y en consolidar el poder que a sangre y fuego se habían labrado sus padres. Ninguno de estos hombres eran los operadores de una plaza, tampoco participaban con grupos de sicarios, eran los que manejaban los recursos y las relaciones. Y los sicarios son reemplazables, los verdaderos operadores financieros y de relaciones sabemos que no.

Esa es la importancia de estos golpes que muestran, además, a narcotraficantes que se apartan del estereotipo tradicional de ese tipo de criminales. Por eso las redes que se pueden desprender a partir de esas detenciones pueden ser muy significativas. Las mismas deben ir de la mano, también, con algunos de los temas que están en debate en estos días, como la ley de extinción de dominio. Si se comienzan a desentrañar estas redes es imprescindible contar con los instrumentos legales adecuados como para poder golpear en sus recursos reales a estos grupos y a sus jefes. Porque en buena medida estos jóvenes terminan participando en el negocio porque con las leyes actuales, ellos y sus familias, tienen un espacio legal muy amplio para poder quedarse con los bienes que genera el negocio ilícito de sus familiares. Si se suma la relación de sangre con la confianza y el espacio legal allí, obviamente, recaerá más temprano que tarde la labor de fortalecer los recursos, de lavarlos y de establecer relaciones que permitan que todo ello fluya. No fue diferente, aunque no participaban directamente los hijos de los narcotraficantes, pero sí los de importantes empresarios locales, la historia de los llamados narcojuniors en Tijuana en los años 90.

Existen otras lecturas de este tema y pasan por la ruptura de las reglas del juego implícitas que existían en el narcotráfico. Hubo un tiempo en que se decía que una de esas reglas era no involucrar a las familias en el negocio, para que éstas fueran respetadas por las fuerzas de seguridad, y a su vez, los delincuentes no tomaban represalias contra las familias de los funcionarios involucrados en su combate. Obviamente eso se ampliaba a los ajustes de cuentas entre los grupos cárteles. Eso se perdió hace tiempo. En los 80 los hijos y la esposa de El Güero Palma fueron cruelmente asesinados por sus competidores, se dice que ligados al cártel de los Arellano Félix, pero eso se consideró una excepción. Pero se convirtió en regla: cada vez más se han replicado los asesinatos de esposas, parejas e hijos, familias completas de diferentes personajes del narcotráfico, desde los más altos hasta los más bajos, comenzando por un hijo de El Chapo Guzmán y el hermano menor, Rodolfo, de Amado Carrillo, asesinado junto con su esposa en Culiacán (el detenido Vicente Carrillo estaba casado con la hermana de esa mujer asesinada, y según la versión oficial, pudo ser detectado porque ella seguía utilizando su mismo nombre, mientras que el joven Vicente había adoptado una identidad falsa).

Y también, las agresiones hacia las familias de los funcionarios. El fallecido José Luis Santiago Vasconcelos sufrió varios intentos de agresiones personales pero fueron menos conocidas las que se intentaron realizar contra su familia. En estos días hemos visto como, con base en una información dolosa, se pusieron de manifiesto las amenazas que también ha sufrido la familia de Genaro García Luna. Y en el ámbito local ese tipo de amenazas se han multiplicado, cumpliéndose en muchas ocasiones.

El que se hayan colocado a esta segunda o tercera generación de narcotraficantes en las listas de los más buscados publicada recientemente, está relacionada directamente con esa realidad y con el papel relevante que juegan esos familiares en el manejo de recursos de los capos y de sus organizaciones. Son golpes que se han dado, literalmente, donde más duelen: en el bolsillo y en el corazón.

Calderón en el G-20

Mientras tanto algo mucho más importante sucedía en Londres. La reunión del G-20, en la que participó el presidente Calderón, no puede ser calificada como un nuevo Bretton Woods, pero se acercó a esa conferencia que reconstruyó el sistema financiero y económico de post guerra, con una serie de acuerdos que han ido mucho más allá de lo que la mayoría de los asistentes y analistas esperaban.

Los puntos más importantes, por supuesto, pasan por comenzar a cerrar los paraísos fiscales, o por lo menos hacer tan explícita esa condición de forma tal que nadie (recordemos los casos Madof y Standford) se pueda decir sorprendido al respecto. Habrá inyecciones para favorecer el comercio y evitar el proteccionismo y se acentuará la regulación bancaria (con mayores controles sobre la operación, no con medidas cosméticas o salidas falsas como se plantea por aquí) internacional, al tiempo que se triplican los recursos del FMI. México en este sentido, ha logrado sacar adelante un acuerdo que fortalece las finanzas nacionales con 47 mil millones de dólares de una línea de crédito del FMI, que se suman a los 80 mil que existen como reservas y a otros 30 mil obtenidos de la Reserva Federal que permiten tener, ahora sí, un blindaje de 150 mil millones de dólares para soportar la especulación financiera y los golpes que aún dará la crisis.

PD: nos tomaremos unos días en esta semana santa. No encontramos nuevamente en este espacio el lunes 13 de abril. Gracias y páselo muy bien

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