Josefina en el carril de la política
Columna JFM

Josefina en el carril de la política

Los cambios realizados la semana pasada en el gabinete presidencial pueden ser los más trascendentes del sexenio, con excepción de los derivados de la traumática muerte de Juan Camilo Mouriño, pero incluso si incluyéramos el caso del ex secretario de Gobernación, los movimientos de días pasados modifican la relación de fuerzas internas y se relacionan, íntimamente, con el papel que le ha tocado jugar a Fernando Gómez Mont por una parte y a Germán Martínez por la otra. Terminan de construir el triángulo de operación política del calderonismo en la etapa post Mouriño.

Los cambios realizados la semana pasada en el gabinete presidencial pueden ser los más trascendentes del sexenio, con excepción de los derivados de la traumática muerte de Juan Camilo Mouriño, pero incluso si incluyéramos el caso del ex secretario de Gobernación, los movimientos de días pasados modifican la relación de fuerzas internas y se relacionan, íntimamente, con el papel que le ha tocado jugar a Fernando Gómez Mont por una parte y a Germán Martínez por la otra. Terminan de construir el triángulo de operación política del calderonismo en la etapa post Mouriño.

El movimiento clave fue la salida de Josefina Vázquez Mota de la SEP para buscar la diputación federal y a nadie le quedarán dudas, luego de la despedida que el dio el presidente, de que deberá ser la futura coordinadora de los diputados panistas en la próxima legislatura. El futuro de Josefina se debatió durante varias semanas, dentro y fuera del círculo íntimo de Los Pinos: las alternativas eran claras ¿se debía cambiar a la secretaria de Educación cuando se intenta echar a andar una alianza por la calidad de la educación que aún no ha comenzado a dar los frutos y cuando por las diferencias con la líder del SNTE, Elba Esther Gordillo ello podría exhibirse como una muestra de debilidad de la funcionaria o del propio gobierno ante el sindicato de maestros?. Pero también, con toda lógica se preguntaban, particularmente en un momento en el que la campaña panista parece repuntar con base en duras confrontaciones partidarias, si fuera de Josefina se tenía un futuro liderazgo en el congreso que respondiera plenamente a las expectativas presidenciales, que tuviera la confianza de éste y los tamaños políticos para confrontarse con los hombres y mujeres que están mandando el PRI y el PRD (e incluso los partidos pequeños) al Congreso.

La forma es el fondo decía don Jesús Reyes Heroles y para poder salir adelante en esa contradicción las formas presidenciales eran claves. El especial reconocimiento que recibió Josefina al dejar la SEP era imprescindible no sólo para calmar las dudas que durante semanas atenazaron a la secretaria y su entorno, sino también para dejar en claro que se iba de la SEP reconocida y apreciada por el propio gobierno. Recordemos que Vázquez Mota ha mantenido una muy estrecha relación política dese años atrás con el presidente Calderón (recuerdo haberla conocido cuando el entonces diputado electo en el año 2000 Felipe Calderón, quien iba a ser coordinador de su fracción parlamentaria, se hizo acompañar por Josefina a una comida con periodistas y nos la presentó como una colaboradoras más cercanas en el Congreso, aunque semanas después ella fue designada secretaria de Desarrollo Social con Vicente Fox), pero desde las épocas de la campaña hubo encontronazos entre las áreas que coordinaban tanto Josefina como Mouriño, y no quedaba claro hasta dónde llegaba la responsabilidad de cada uno. El entonces candidato tampoco las delimitó con claridad pero en los hechos mientras Mouriño asumió mucha de la tarea interna, Josefina se quedó con buena parte de las relaciones políticas y empresariales del candidato. Hubo encontronazos y diferencias que se reflejaron en la conformación del gabinete y la operación política de éste.

A Vázquez Mota le tocó una tarea de las más complejas: asumir la SEP y hacerlo frente a una poderosísima aliada del presidente Calderón como lo es Elba Esther Gordillo. Debía trabajar en cambiar el sistema pero al mismo tiempo preservar esas alianzas. Los estilos de ambas eran tan diferentes que terminaron chocando en muchas ocasiones. En torno a la secretaria hubo dos voces: aquellos que pedían que se confrontara con el SNTE para presionar a su propia transformación y los que opinaban que una estrategia de esa características paralizaría a la SEP y terminaría implicando la destrucción de la alianza educativa. A lo largo de dos años y medio Josefina seguramente cometió errores, pero sacó adelante una alianza por la calidad educativa que en términos estructurales puede ser de los acuerdos reales más trascendentes del sexenio y trabajó con Elba Esther en dos líneas que no deberían perderse: su imagen a futuro, o sea la de Elba de sí misma como reformadora del sistema educativo, y el de la real politik pura: demostrar la capacidad de control del sindicato para sacar adelante los puntos que le interesan de esa reforma. En ese camino se dieron acuerdos y fuertes confrontaciones entre Josefina y Elba, todas pudieron solventarse pero ya lanzada la alianza, viene una decisión central: ¿cuál será el eslabón que permitirá jalar toda la cadena?. Algunos consideran que se debe insistir en el tema de la calidad de la educación, otros que ante la coyuntura económica y sin desestimar el tema de la calidad, el objetivo debe girar en torno a la obra de infraestructura que el sistema educativo requiere y que es una parte central del proyecto gubernamental para afrontar la crisis: el hecho es que los padres de familia, quieren más calidad pero también que sus hijos puedan estudiar en una escuela digna, con techo, pupitres y baños. La propia designación de Alonso Lujambio (un hombre reconocido entre otras características por su honestidad y su capacidad administrativa, de quien mañana hablaremos) al frente de la SEP pareciera indicar que esa será la ruta a seguir.

El Congreso le abre a Josefina una perspectiva completamente diferente. No sólo porque completará de alguna manera el trípode de operación política de calderonismo que conforman hoy Gómez Mont y Martínez, sino también porque tendrá una mucha mayor capacidad de movimiento y operación, teniendo en la mira futura dos opciones distintas pero que no son menores: la candidatura del PAN en el 2011 para el estado de México o, mirando más allá, lo que pueda suceder en el 2012.

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