La guerra por el control de Pemex
Columna JFM

La guerra por el control de Pemex

El sector energético del país pasa por un momento peculiar, difícil. Debe en buena medida reinventarse con los limitados instrumentos que le ha ofrecido la reforma energética, debe avanzar en la reconstruir de su infraestructura, debe convertir a PEMEX en una verdadera empresa y, además, en medio de una feroz crisis económica, debe ir reemplazando la producción de Cantarel, generar nuevas reservas y seguir contribuyendo a un fisco que cada día parece depender más de esos recursos.

El sector energético del país pasa por un momento peculiar, difícil. Debe en buena medida reinventarse con los limitados instrumentos que le ha ofrecido la reforma energética, debe avanzar en la reconstruir de su infraestructura, debe convertir a PEMEX en una verdadera empresa y, además, en medio de una feroz crisis económica, debe ir reemplazando la producción de Cantarel, generar nuevas reservas y seguir contribuyendo a un fisco que cada día parece depender más de esos recursos.

Pero en Pemex se libra, con base a filtraciones y rumores, otro conflicto que en ocasiones atenaza la marcha de la empresa. En el PAN y en sectores del gobierno quieren un Pemex azul, controlado por panistas pues, independientemente de su experiencia en el sector y motivado tanto por razones política como por intereses individuales. El ejercicio ya se realizó en buena parte del sexenio pasado y los resultados fueron muy malos, en todos los sentidos. Sin embargo, hay quienes buscan repetirlo en la actualidad.

Pero esa lucha se basa también en la búsqueda de espacios de control muy específicos. Aunque sea difícil creerlo, y esa fue una de las bases de la corrupción interna, en sus más de 70 años de funcionamiento, Petróleos Mexicanos nunca ha contado con un Estatuto orgánico: en otras palabras con una normatividad interna clara que establezca con precisión las funciones y responsabilidades de cada área de la empresa. De acuerdo con la reciente reforma a la ley, se ha presentado, por primera vez, esa propuesta al consejo de administración y se está en el proceso de aprobación del Estatuto. Hasta ahora, cada una de las áreas de dirección de Pemex podían actuar con un margen amplio de discrecionalidad. Aprobado el Estatuto, sus atribuciones y funciones se delimitarán en forma estricta. Y en torno a ello se ha desatado la lucha interna.

La propuesta de Estatuto que presentó Jesús Reyes Heroles se basa en algunos puntos centrales: formalizar la estructura y organización de Pemex que se presentará formalmente en noviembre del 2009; se establecen dos procesos internos fundamentales: el sistema de desarrollo de proyectos que controlará el 70 por ciento del gasto de Petróleos Mexicanos y el sistema de gestión de procesos horizontales, que incluye toda el área de recursos humanos, finanzas, transporte y distribución, entre otros. Paralelamente se busca homologar los sistemas de tecnología de la información de toda la empresa, algo que actualmente no existe.

Estos son los capítulos que están en disputa. Por ejemplo, la homologación de las tecnologías de información ha desatado una lucha algo más que soterrada, entre quienes encabezan la propuesta del PEMEX azul, encabezados por el ex alcalde de Saltillo, Rosendo Villarreal, actual director de administración de la empresa, contra la propia dirección y los cuadros profesionales de Pemex. Ese enfrentamiento por el control de los procesos ha provocado ya la renuncia de Manuel Reynaud a la subdirección de tecnologías de información y procesos de negocios y ataques directos contra el director corporativo de Operaciones, Raúl Livas, enfrentados ambos con el controvertido ex alcalde. El punto es que, como sucede en muchas empresas, la homologación de sistemas y métodos, rompe con cotos de poder: impedir la racionalización de los sistemas, abre espacios para la toma de decisiones discrecionales, como ha ocurrido a lo largo de 70 años, incluyendo un capítulo central: los contratos de los proveedores y los gastos que se realizan en ese concepto.

¿Cuál es el motivo de conflicto?. En el nuevo Estatuto Orgánico se otorga el manejo de todas esas actividades a la dirección corporativa de Operaciones (que encabeza Livas). En todas las grandes empresas petroleras internacionales es desde allí donde se manejas esos procesos porque están plenamente integrados precisamente a las operaciones del corporativo. Pero se trata de un espacio de poder muy amplio y la dirección corporativa de administración (que encabeza Villarreal) demanda ser quien controle esos procesos. El problema es que ello no sólo iría contra las tendencias organizacionales de cualquier empresa, sino que la dirección de administración ha entrado en conflicto con la enorme mayoría de los sectores operativos de Pemex por su ineficiencia en áreas tan básicas como el manejo de recursos humanos, las jubilaciones y las pensiones, además de la seguridad física de los trabajadores. Trae conflictos con los trabajadores de confianza (a los que quiere despojar de derechos laborales), con los sindicalizados (hubo una propuesta de Villareal de reemplazar a los trabajadores en áreas de seguridad por soldados) e incluye acusaciones de beneficios para personas ligadas a la administración Fox y algunos personajes de la actual.

Por eso la batalla en torno al nuevo Estatuto es tan cruenta. No se trata de controlar sistemas informáticos sino que a través de ellos se puede homologar y controlar sobre todo a los contratistas y proveedores y verificar si están o no cobrando por sus servicios lo justo. Por eso la homologación que plantea el nuevo Estatuto orgánico es rechazada por estos sectores, que encabezan la dirección de administración y que quieren un Pemex azul, si no es que ellos mismo lo controlan. El tema está ya, desde hace tiempo en el principal escritorio de Los Pinos donde saben lo que está en juego.

Archivos recuperados

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