El país donde nunca pasa nada
Columna JFM

El país donde nunca pasa nada

Se cumple un año de la muerte de 12 personas, entre ellas 9 adolescentes, en la discoteca News Divine en la delegación Gustavo A. Madero del DF y más de dos semanas del incendio que provocó la muerte de 46 bebés en la guardería ABC de Hermosillo y ambos casos, aceptando la diferencia en los tiempos entre uno y otro, son una confirmación de que las cosas no funcionan en los mecanismos de justicia en nuestro país.

Se cumple un año de la muerte de 12 personas, entre ellas 9 adolescentes, en la discoteca News Divine en la delegación Gustavo A. Madero del DF y más de dos semanas del incendio que provocó la muerte de 46 bebés en la guardería ABC de Hermosillo y ambos casos, aceptando la diferencia en los tiempos entre uno y otro, son una confirmación de que las cosas no funcionan en los mecanismos de justicia en nuestro país.

En el otro extremo del continente, en Buenos Aires, hubo un incendio famoso: se incendio la discoteca Cromagnon, el 30 de diciembre del 2004, murieron 190 jóvenes y 700 más quedaron con heridas. Allí hubo decenas de procesados, hoy siguen los juicios y 15 personas están encarceladas, con pedidos de condena de hasta 23 años de cárcel; la demostración de hechos de corrupción, muy similar a la vista en el News Divine o en la guardería ABC, provocó la caída del jefe de gobierno de la ciudad, Aníbal Ibarra y de buena parte de su equipo, sobre todo de seguridad y protección civil. El escándalo aún persiste, lo mismo que los juicios contra presuntos responsables. Pero, más importante aún, el caso provocó un cambio cultural importante, sobre la seguridad en centros nocturnos y de espectáculos; provocó el cierre, aunque sea temporal, de cientos de éstos mientras se adoptaban nuevas medidas y se cambió la concepción sobre su funcionamiento. No se ha erradicado, ni remotamente, la corrupción pero por lo menos se pagaron los costos políticos.

En nuestro caso, en el News Divine, a un año de los hechos, la Comisión de Derechos Humanos del DF reconoció que el gobierno capitalino no ha cumplido ni siquiera con la mitad de las recomendaciones que presentó sobre el caso. Terminamos la semana con la información de que por lo menos cuatro de los jóvenes muertos, no fallecieron, como se dijo originalmente, de asfixia sino de golpes en la cabeza que les habrían proporcionado durante el desalojo del local. Que el video que se difundió sobre los hechos fue editado por la propia policía, se presume que para tapar con un escándalo otro mucho más grave (si los jóvenes murieron por golpes evidentemente no estamos ante un homicidio imprudencial). La procuraduría capitalina da a entender que los 42 encuasados están en libertad provisional porque así lo decidió un juzgado federal, pero no dice que los hechos indican que los periciales fueron falseados por el ministerio público local. Y el único detenido es el dueño de la discoteca que no tenía el local en condiciones pero que, por lo que se ve en los videos, editados o no, no tuvo responsabilidad alguna en la tragedia.

¿Por qué ocurrieron las muertes del News Divine?. Por una política de criminalización de la juventud, pero también por simple corrupción. Los jóvenes estaban en una tardeada, lo más que consumían eran unas cervezas. La policía local con unos operativos conjuntos diseñados supuestamente para combatir la delincuencia, estaba allanando lugares como el News Divine desde semanas atrás y detenían a todos los jóvenes que encontraban, fueran o no menores de edad. Y luego cobraban a los padres un dinero por liberar a sus hijos. En el camino, como ocurrió en el caso del News Divine, los chavos, y sobre todo las chavas, eran humilladas y en ocasiones vejadas, se les tomaban fotos, en ocasiones sin ropa. Era un buen negocio.

Por eso en el News Divine no permiten la salida por la puerta principal, y quieren que todos salgan de a uno; por eso los camiones para detener a todos, aunque no estuvieran cometiendo ningún delito. Por eso veíamos en los videos a los jóvenes tirados en la calle sin que un solo policía o paramédico los auxiliara ni se los llevaran las ambulancias que allí estaban esperando quién sabe qué. Y por eso las muertes. Falta que nos expliquen cómo murieron cuatro jóvenes por golpes y quién y cómo se los propinó. Pero, por lo pronto, no ha pasado nada.

En el caso de la guardería se ha anunciado la detención de poco más de una decena de personas, incluyendo un par de funcionarios públicos de nivel medio, del área de protección civil del municipio y del estado, pero ninguno de los que aparecían como los principales implicados ha ido a la cárcel. El gobierno estatal ha hecho hasta lo imposible para protegerlos y desviar las responsabilidad. El IMSS ha tocado un punto sensible y denunciado al gobierno estatal y su secretaría de finanzas del incendio, tomando en cuenta que éste se inició en la bodega de esa dependencia adjunta a la guardería. Pero la bodega en sí es un caso: ¿cómo puede ser que en una bodega de la secretaría de finanzas del gobierno del estado (el titular de la misma y su segundo estaban ligados también a la propiedad de la guardería) se geste un incendio durante 20 minutos y nadie se percate?¿cómo puede ser que allí no existiera, según la versión oficial, ni un velador?¿cómo puede ser que los vecinos digan que antes de la explosión oyeron dos explosiones?¿cómo explicar que la misma bodega de la misma dependencia, hace exactamente seis años, cuando concluía el sexenio de Armando López Nogales se hubiera incendiado por completo, cuando, según diversos testimonios, allí se almacenaba la información de la campaña electoral y ahora vuelva a ocurrir lo mismo, a un mes de la conclusión de las campañas?¿por qué allí se guardaban publicidad y material del PRI si era una dependencia pública?¿por qué había unos tanques de acetileno, de los que se usan para efectuar soldaduras?. Y sobre todo cómo, después de todo esto, terminan deteniendo a cinco bomberos porque fueron a dar un curso a la guardería y no se percataron de que ésta no estaba equipada para enfrentar un siniestro.

Los hechos no pueden quedar, ni en el DF ni en Hermosillo, impunes. Y el costo, como ocurrió en aquella famosa discoteca de Buenos Aires, debe trascender de lo legal a lo político. No podemos seguir siendo el país en donde nunca, ante este tipo de hechos, pasa nada.

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