Entrevista con Baltasar Garzón juez de la Audiencia Nacional de España y Dolores
Columna JFM

Entrevista con Baltasar Garzón juez de la Audiencia Nacional de España y Dolores

Se debe tener claro que para combatir el crimen organizado tienes que combatir todas y cada una de sus manifestaciones y el magma en el que se mueve y se desarrolla el crimen organizado es el de la corrupción. El instrumento del crimen organizado es corromper, penetrar las instituciones para hacerlas débiles y entonces extender su poder económico, su influencia y no sólo a través de los viejos mecanismos de soborno, sino a través de las formas más sofisticadas de corrupción, tráfico de influencias, información privilegiada, grandes operadores internacionales”, dice un hombre que ha sido paradigmático en la lucha contra la corrupción, el crimen organizado y el terrorismo, actividades que él mismo considera siempre íntimamente ligadas entre sí.

Monasterio del Escorial, España.- “Se debe tener claro que para combatir el crimen organizado tienes que combatir todas y cada una de sus manifestaciones y el magma en el que se mueve y se desarrolla el crimen organizado es el de la corrupción. El instrumento del crimen organizado es corromper, penetrar las instituciones para hacerlas débiles y entonces extender su poder económico, su influencia y no sólo a través de los viejos mecanismos de soborno, sino a través de las formas más sofisticadas de corrupción, tráfico de influencias, información privilegiada, grandes operadores internacionales”, dice un hombre que ha sido paradigmático en la lucha contra la corrupción, el crimen organizado y el terrorismo, actividades que él mismo considera siempre íntimamente ligadas entre sí. es Baltasar Garzón, el juez de la Audiencia Nacional de España que enjuició a Augusto Pinochet, a los dictadores de Argentina y Chile, a Cavallo, pero también a los terroristas de la ETA y a los grupos paramilitares de los GAL, a los corruptos de gobiernos socialistas y conservadores, el que cree que un Estado que lucha contra el crimen debe defender, por encima de todo el Estado de derecho porque es lo único que le da legitimidad en esa lucha. “Por eso, dice Garzón, es importante crear una estructura legal firme, una serie de garantías firmes, pero también una acción contundente por parte del Estado y esa acción contundente implica, incluye a la sociedad, al poder legislativo y al ejecutivo, cada uno en su lugar pero en coordinación y esto no es una cuestión teórica”.

El Monasterio del Escorial, en la sierra a unos 60 kilómetros de Madrid es un oasis en la canícula madrileña, es también un espacio privilegiado donde en el verano, durante algunas semanas, la clase política, los intelectuales, los responsables de la justicia y la seguridad, los artistas brindan cursos, seminarios, algunos abiertos, otros cerrados, en un ambiente distendido, informal, para grupos pequeños en la mayoría de los casos de becarios o invitados. Allí Garzón y quien ha sido una de sus más cercanas colaboradoras desde los años 80, Dolores Delgado, actual fiscal de la lucha antiterrorista de la Audiencia Nacional de España, están diseccionando los nuevos retos de la justicia en su país. Allí en un terraza al borde de la sierra platicamos con Baltasar y Dolores del tema que los ha ocupado durante décadas: cómo combatir el terrorismo, la corrupción y el crimen organizado fortaleciendo, no debilitando el Estado de derecho.

Para Dolores, una mujer tan vehemente como Garzón, tan controvertida como él, no hay demasiadas dudas: “el debate, la dicotomía seguridad y libertad, es falsa, porque la seguridad no puede pasar por vulneración de derechos fundamentales, se nos volvería en contra de nuestros intereses. Todo lo que hagamos en contra del estado de derecho se va a volver contra el propio estado de derecho. Baltasar, agrega Dolores, dice una cosa que me parece fundamental: el crimen organizado aprovecha la debilidad del Estado, cuanto más débil es el Estado más se acomoda el crimen organizado. Pero la fortaleza del Estado no se expresa o no se muestra a través de la violencia o la vulneración de los derechos fundamentales, se tiene que mostrar a través de las herramientas que tiene un Estado de derecho, a través de la aplicación de la ley”.

Le preguntamos si en las más de dos décadas de trabajo en este tema habían encontrado relaciones entre el crimen organizado y el terrorismo (Garzón y Delgado intervinieron, por ejemplo, en el procesamiento de etarras ligados a las FARC). para Dolores “el terrorismo es una manifestación del crimen organizado, por tanto comparten las mismas características de éste pero con ciertas peculiaridades. En España, dice, tenemos experiencia de vinculaciones entre el terrorismo y la criminalidad común y la criminalidad organizada en temas de terrorismo internacional, por ejemplo el 11 de marzo, los terroristas  tenían una vinculación clara con el traficó de sustancias estupefacientes, porque de los beneficios obtenido con la venta de hachís se obtuvo y se compró el explosivo utilizado en los atentados”.

En realidad, completa Garzón, “el terrorismo es una manifestación del crimen organizado, lo único que puede variar un poco son los fines que persigue el terrorismo clásico político o el terrorismo internacional. Pero cualquier manifestación de crimen organizado tiene un componente de violencia. Y en el caso de México se esta viendo la acción absolutamente cruel y tremenda de grupos organizados que tiene un componente también claramente dirigido a aterrorizar a la población y a desafiar al Estado y a las instituciones. Por tanto, agrega, esa es también una de las finalidades del terrorismo, Incluso la organización que aquí conocemos con el nombre de La Familia intenta construir una especie de Estado paralelo y ataca a las instituciones mexicanas”.

¿La idea es reemplazar a las instituciones?

Claro, o extenderse en aquellos lugares donde el Estado ha podido fracasar o no ha podido estar presente. Entonces ese vacío de poder, ese olvido de las instituciones en la persecución del crimen ha hecho que se afiancen este tipo de organizaciones y utilizan el mecanismo del terror para establecer su territorio de acción, de poder, sobre todo para el interés y al aprovechamiento económico.

¿Qué tan amplio es el vacío de poder en México para poder tener tanta violencia, tanta presencia del crimen organizado y el narcotráfico?

El problema que ahora se ha manifestado, la violencia tremenda que ha aparecido en México frente a los servidores del Estado y todos los episodios de corrupción que se están viviendo en torno al crimen organizado, dice Garzón, son un ejemplo de que se está desarrollando una acción frontal frente a ese tipo de organizaciones, lo que significa que quizá en épocas pasadas esa acción  no se había desarrollado. Y también queremos hacer la reflexión de que cualquier acción contra el crimen organizado tiene que darse dentro de los limites del Estado de derecho, es la garantía mínima que tenemos que exigir, no podemos traspasar esos límites.
Cuando se les pregunta cómo avanzar y cómo establecer esos límites para Garzón el tema pasa por “partir del principio de legalidad y el respeto de las garantías es lo que identifica a un Estado de derecho. Y a un estado democrático lo identifica el principio de cooperación y de globalidad de la acción, no puede ir cada  “estamento” por su carril. México es especialmente vulnerable en ese sentido por las estructuras federales, estatales y locales que hoy deben tomar conciencia (lo que creo que se está empezando a producir) de que el combate contra el crimen organizado afecta a todos, a toda la sociedad y a todas las estructuras y no puede ir cada uno por su parte porque si no ese combate se va a perder”.

Dolores Delgado, la fiscal antiterrorista sostiene, además que “la limitación de los derechos fundamentales tiene que estar en manos del poder judicial, el ejecutivo no puede interferir, intervenir un teléfono, entrar en un domicilio y arrestar a alguien, eso tiene que estar en manos o bajo el control del poder judicial, como garantía de independencia, como filtro de que la legalidad se está aplicando, pero ha dicho Baltasar algo que es fundamental que es el tema de la cooperación. Es un fenómeno global internacional, es absolutamente fundamental la cooperación entre los Estados, sin ella es imposible avanzar”.

Los límites, la forma de evitar que al respetar los derechos de los delincuentes se vulneren los de la ciudadanía sostiene Garzón que “viene marcado en las leyes y está perfectamente establecido en todas aquellas normas nacionales e internacionales que establecen esos parámetros de legalidad. Es precisamente en el cumplimiento de esas normas que está la protección auténtica de los ciudadanos, no podemos pasar esa línea. Hay que poner en marcha, agrega, todos y cada uno de los instrumentos del Estado que sean compatibles con un respeto máximo de las garantías pero eso hace también un compromiso responsable del jueces, de procuradores, de fiscales, de todas las instituciones, el poder ejecutivo, legislativo y judicial, es necesario una conciliación. Hay que dar y hay mucha gente que no está dando y cree que el problema es de otros. Si no se confronta al crimen en forma global, en forma coordinada, no se va a ganar esa batalla”.

¿Es posible establecer un combate de ese tipo, recuperar los espacios perdidos?

Es posible, asegura el juez Garzón. Te voy a dar un ejemplo: Sicilia era la patria de la cosa nostra, la patria de la mafia, vivir allí en los años 80 y principios de los 90, era como vivir en una zona sin ley, donde el crimen organizado tenía penetradas todas las estructuras. Sin embargo, finalmente y por la acción de jueces, policías y de todos los estamentos se hizo un combate frontal que costó vidas, muchas vidas pero al final, el Estado triunfó y el ciudadano puede pasear por las calles de Palermo. No se acabó, aclara, con el crimen organizado pero se recondujo los límites del mismo.”

Ustedes hablan de una concepción global, más allá de un país, tú Baltasar quizás eres una de las figuras que más ha trabajado en esquemas globales de justicia ¿Cómo trabajar en contra del narcotráfico y del crimen organizado con una visión global que respete además los derechos y que implique una real cooperación?

Estáis hablando, dice Garzón, con dos personas, Dolores y yo, convencidos absolutamente de la necesidad de la cooperación nacional e internacional en la lucha contra el crimen organizado como fenómeno global, sin fronteras, que precisamente aprovecha la porosidad de esas fronteras y la globalización económica para penetrar todos y cada uno de los sistemas. No hay más remedio que hacerle frente con medidas equivalentes, y eso comporta un principio de confianza entre Estados, de solidaridad. Ese fenómeno es similar en un país o en otro, y se debe responder con medidas suficientemente contundentes para contrarrestar el poder de las organizaciones.

“Si el crimen organizado, agrega, es un fenómeno universal, transnacional, tenemos que ir hacia estructuras lo suficientemente amplias para combatirlo. No significa que tengamos una misma ley en todos y cada uno de los países, aunque en este ámbito eso está cada vez más próximo, significa que el combate se haga con unas normas cada vez mas convergentes, con espacios jurídicos y judiciales cada vez mas amplios, donde se confronte y se trate de ir a la misma velocidad con la que el crimen organizado actúa. Si una organización criminal desarrolla su acción y el Estado responde uno o dos años después, vía policial o judicial, nunca vamos a avanzar. Tenemos que ir, por una parte al corazón de las finanzas de esa organización, a las estructuras dirigentes, sin olvidar las ramificaciones pero con mecanismos de acción inmediata y de acción próxima, y eso implica como dije antes abrir cada vez más las fronteras”.

Hay que tener, le recuerda Dolores a Garzón “identidad de objetivos y solidaridad”.

Pero para eso hay que romper otras fronteras: el tema de la desconfianza y qué tanto comparte un Estado su información ¿como se rompe con la desconfianza?

Con confianza, dice Garzón. El principio de que la información, la inteligencia no tiene patrimonio, no es propiedad de nadie, es básico, esta información que yo tengo como servicio de inteligencia no es mía, es tanto mía como tuya, como de ella, como de cualquier otra persona del país, estamos hablando de países con un sistema democrático similar, donde yo tengo que tener la confianza de que el juez mexicano va a hacer exactamente aquello que podría yo hacer desde España y esa es la base de la confianza.

¿Pero ustedes tienen confianza en las autoridades mexicanas, en los jueces mexicanos por ejemplo?

Claro que tenemos confianza, dice Dolores Delgado. Yo llevé en España, y Baltasar fue quien instruyó el asunto Cavallo, pero el modelo y el ejemplo que dio México en su resolución jurídica del asunto Cavallo fue extraordinaria y hasta pionera. Estudiamos la resolución de la Suprema Corte mexicana, extraordinaria de nivel, extraordinaria de tratamiento en la cuestión de la justicia universal, de temas de delitos contra la humanidad. Intercambiamos con México casos tanto en materia de narcotráfico como en materia de terrorismo: hace poco se ha formulado ya la acusación frente al aparato de apoyo y colaboración que se detuvo en México en relación a ETA.

Y ahora agrega Garzón con algunos matices: “poco a poco esa confianza se va a acentuar. No es para nada igual el nivel de cooperación que hay ahora mismo en la Unión Europea y las estructuras que ahora le dan vida, al que había a principios de los años 90, cuando la desconfianza era enorme. Hoy día se ha conseguido armar un espacio jurídico, un espacio judicial donde los jueces tiene confianza y donde ha desaparecido la extradición en 27 países. ¿Cómo es posible? Es posible porque el fenómeno de la criminalidad se va reinsertando donde debe, que es en el de las relaciones entre jueces para hacer más rápida y más efectiva la acción, de modo que se ha instalado el mecanismo de la orden de detención europea, que permite poner a disposición, por ejemplo, del juez francés a un delincuente detenido en España, en apenas 15 días. Ahí hay una respuesta.

Ahí hay también un punto fundamental que es el de la corrupción, que ha logrado permear las instituciones publicas, las de seguridad, las de justicia, las policiales y complejiza en muchas ocasiones los temas de cooperación

Sin duda, dice Baltasar y es lo que provoca mayor desconfianza, agrega Dolores. Sin embargo, sostiene Garzón, México no es el propietario  o el campeón de la corrupción motivada por el crimen organizado: hay muchos ejemplos anteriores o simultáneos a México en cualquier continente, antes he mencionado el caso de Sicilia en los peores años del crimen organizado, Colombia, Europa del este. Con otros parámetros, en otros niveles también en España. Es decir lo que se debe tener muy claro es que al combatir al crimen organizado tienes que combatir todas y cada una de las manifestaciones del mismo  y el magma en el que se mueve y se desarrolla el crimen organizado es el de la corrupción.

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