Los cambios y la fuerza del presidente
Columna JFM

Los cambios y la fuerza del presidente

“Un presidente es tan fuerte como él se lo proponga”, escribía Liébano Saénz, que sin duda sabe de tratos con un presidente, en su artículo de este sábado. En muy buena medida es verdad, aunque los márgenes de operación, como lo pudo constatar el propio Liébano durante la administración Zedillo, pueden acotar y determinar el tipo de fortaleza que puede tener un mandatario.

“Un presidente es tan fuerte como él se lo proponga”, escribía Liébano Saénz, que sin duda sabe de tratos con un presidente, en su artículo de este sábado. En muy buena medida es verdad, aunque los márgenes de operación, como lo pudo constatar el propio Liébano durante la administración Zedillo, pueden acotar y determinar el tipo de fortaleza que puede tener un mandatario.

En todo caso se trata de una forma de ensayo, acierto y error, de saber buscar los límites y comprender hasta dónde se puede y debe llegar.  En estos días, en este mes que comienza hoy con el regreso del presidente Calderón de Brasil y la presentación el próximo 16 o 17 de septiembre del paquete económico para el 2010, Felipe Calderón deberá demostrar qué grado de fortaleza tiene y cuáles son los espacios reales entre los que puede operar.

Por lo pronto siguen pendientes los cambios en el gabinete: ya César Nava es presidente del PAN y Josefina Vázquez Mota coordinadora del partido en la cámara de diputados, ahora el presidente Calderón tendrá que realizar cambios en su equipo para demostrar que se está entrando en una nueva etapa de esta administración. Algunos de esos cambios parecen ser ineludibles, pero el presidente tendrá que decidir qué mensaje quiere dar, hacia dónde querrá hacer transitar a su gobierno, incluso con quiénes quiere hacerlo y, en ese mismo contexto, qué señales comienza a dar en torno al 2012. En ese sentido pueden darse muchas y muy distintas combinaciones.

Las más importantes tendrán que establecerse en el terreno económico. Hay definiciones centrales por adoptar: primero la del paquete económico y dentro del mismo tanto el tipo recorte presupuestal que tendrá que realizarse como la forma de recuperación de los recursos fiscales que se han perdido. En las últimas horas, a pesar de que los partidos han insistido en que no aprobarán el IVA a alimentos y medicinas, la magnitud de la pérdida ha vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de un impuesto al consumo generalizado, sin exenciones y que permita no sólo comenzar a recuperar lo perdido con la crisis sino a reconstruir un sistema de contribuyentes que, pese a lo que se ha podido avanzar en los últimos años, no está a la altura de las necesidades del país, sigue siendo limitado, no abarca el universo potencial de contribuyentes, es complejo e injusto. Dicen que la política es el arte de lo posible y que debemos conformarnos con las reformas que en este ámbito se puedan producir, pero eso, lisa y llanamente es hoy lo imposible, por lo menos si se quiere tener instrumentos para una recuperación relativamente sólida de la economía.

El gobierno federal tendría que proponer lo que realmente se requiere en estos ámbitos. Prácticamente todos los partidos están apostando por cambios menores y están en condiciones de imponerlos en la negociación del paquete económico, pero debería ser, si se quedan muy atrás, parte de su responsabilidad. Ello se aplicará, sobre todo, a dos temas: por una parte, como dijimos, la fiscal, pero la otra no es menos importante: la distribución de los ingresos y del presupuesto. Ante los recortes los que han salido más afectados han sido los estados y municipios que más dependen de los recursos federales. Entidades como Chiapas, Oaxaca, Guerrero  y muchos municipios del país verán drásticamente reducidos sus recursos, sobre todo para obras. Existe una presión importante de los diversos partidos y sobre todo del PRI, porque es el que gobierno la mayor parte de esas entidades, para que el apoyo a las entidades federativas y municipios se mantenga al nivel más alto posible y también sostienen la idea de que se federalice el gasto, sobre todo el social. Pero en el propio priismo saben que esas medidas son relativamente fáciles de implementar pero luego muy difíciles de revertir y que, por lo tanto, su visión en estos temas no puede ser tan limitada como para cerrarse sus propias opciones después del 2012.

¿Habrá cambios en el equipo económico?. Por lo menos en las áreas relacionadas con la secretaría de Hacienda se percibe difícil que eso ocurra antes de que concluya la negociación de ese paquete económico, salvo que ocurran en forma inmediata, antes de que la propuesta del mismo llegue al congreso, lo que se ve muy difícil si asumimos que estaremos ante la negociación presupuestal más importante de los últimos años. Con todo, pueden y deberían realizarse varios otros cambios en el sector económico del gabinete para relanzar una economía que requiere de nuevos aires y regeneradas expectativas de cara al futuro. Existen condiciones para hacerlo y es allí, sobre todo, donde el presidente puede demostrar que tiene la fortaleza que él mismo se proponga, parafraseando a Liébano.

Pero ¿hasta qué punto el presidente quiere hacer uso de esa fuerza?¿hasta que punto quiere dar un golpe de timón, cambiar el cuadro de parte de sus colaboradores?. Creo que algunos cambios ya están planteados y serán anunciados en fecha próxima, pero no creo que el presidente Calderón cambie radicalmente su forma de gobernar y la preferencia por el tipo de colaboradores que lo acompañan en esa tarea. No creo que pueda haber sorpresas importantes en las designaciones que vienen. Quizás habrá que estar atentos a qué tan azul se quiere terminar de configurar el gabinete y qué tanta apertura está dispuesto a ejercer en ese equipo el propio presidente Calderón. La versión de los cambios en la procuraduría general de la república para colocar allí a un abogado panista, iría en el primer sentido y en el debilitamiento de los espacios de interlocución del propio gobierno con otros sectores. La versión, como la anterior no confirmada, de que se estaría buscando a José Angel Gurría para la secretaría de Hacienda, colocando a Agustín Carstens en el Banco de México, abona la segunda hipótesis. Lo más probable es que nos quedemos lejos de ambos extremos.

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