¿Tres años más de indefinición?
Columna JFM

¿Tres años más de indefinición?

En la congeladora legislativa se quedaron, para el periodo ordinario que mañana comienza, nada menos que dos mil 300 iniciativas. Se queda, además, en la ciudadanía, la percepción, la convicción en realidad, de que los legisladores no han cumplido con su deber.

En la congeladora legislativa se quedaron, para el periodo ordinario que mañana comienza, nada menos que dos mil 300 iniciativas. Se queda, además, en la ciudadanía, la percepción, la convicción en realidad, de que los legisladores no han cumplido con su deber.

Es verdad que la legislatura que concluye logró, por lo menos, salir de la parálisis que había afectado al congreso prácticamente durante nueve años, desde 1997 hasta el 2006, pero sus resultados estuvieron por debajo de las expectativas y de las necesidades del país. Sus iniciativas más importantes se quedaron, todas, a la mitad, cuando no fueron, lisa y llanamente, un retroceso. La reforma del Estado se transformó en una reforma electoral retrógrada, que descabezó, ignorando todo parámetro ético, al IFE, le quitó espacios a la ciudadanía y se lo otorgó discrecionalmente a la dirigencia de los partidos. Si se llega a la elección presidencial del 2012 con esta misma ley electoral estaremos ante una crisis anunciada.

El gobierno federal, aún sabiendo que con una reforma electoral de esas características perdía mucho más de lo que ganaba, la dejó pasar y le dio apoyo porque de la mano con ella habría una verdadera reforma fiscal, que tampoco llegó: lo que hubo tenía, como la electoral, algunos rasgos positivos pero era a todas luces insuficiente e incluso, también como la electoral, era en algunos aspectos regresiva. Y esas dos reformas, aplaudidas ambas tanto por el congreso como por el ejecutivo, eran la antesala de la energética, que resultó ser el parto de los montes: tanto se tardó en procesarla, fueron tan cortos sus alcances, que cuando nos alcanzó la crisis que durante todo el 2008 se cernía sobre la economía mundial, el país estaba desprotegido en términos fiscales y energéticos.

La cuarta gran reforma pendiente, la de la seguridad fue, una vez más, una reforma incompleta: no se aprobó la ley antisecuestros, no se reglamentó la del Sistema Nacional de Seguridad Pública, no se avanzó en la construcción de una fuerza policial de características federales, centralizada o no. Es verdad que, como en las otras, hubo avances, pero los mismos siguen estando muy lejos de lo que se requiere.

Y ahí quedaron, además, esas dos mil 300 iniciativas que nadie discutió, que ni se aprobaron ni se desecharon. Nada hace suponer que la nueva legislatura vaya a mejorar sustancialmente ese desempeño. El gobierno federal todo indica que trabajará, en la misma línea que los tres años anteriores, con mayor razón a partir de los resultados del pasado 5 de julio. Eso quiere decir que apostará a los cambios posibles, aunque sean de escaso alcance, para garantizar acuerdos y gobernabilidad. El PRI y el PAN estarán en la misma dinámica, los primeros para no meterse en problemas mientras esperan el 2012, y los segundos…también. El PRD estará inmerso en su propia crisis y será torpedeado, cada vez que pueda, por el PT. Como su peso en la cámara de diputados ya no es decisivo, allí se dilucidarán otros conflictos internos, mientras que en el senado, la presidencia de Carlos Navarrete puede abrir algunos espacios para avanzar con mayor certidumbre.

Que no habrá nada trascendental ya lo anunciaron los propios legisladores que aún no inician su labor: nada es más importante para la sociedad que la economía y la seguridad, pero en términos económicos no se avizora nada especial. Se profundizará el déficit, o sea que se autorizará que haya mayor endeudamiento. Todos ya han dicho que no al IVA generalizado, y parece abrirse camino la tesis de aumentar el ISR para los causantes cautivos o, traducido al español, volver a aumentar los impuestos a los que ya pagan y disminuir así los incentivos para el gasto y la inversión. Si ambos disminuyen, las expectativas están puestas en que el precio del petróleo aumente significativamente como consecuencia de la recuperación económica mundial en ciernes. El problema es que la producción del país ha disminuido y ninguna de las medidas adoptadas en la reforma petrolera permitirá recuperar la producción en el corto y mediano plazo.

En términos de seguridad, debería haber prisa por sacar adelante iniciativas que están congeladas como la ley antisecuestro y revisar profundamente la estructura policial, además de reglamentar el SNSP. No parece existir tal y todo indica que nos embarcaremos, otra vez, en un largo debate conceptual sin llegar a nada. Quizás la mejor demostración de la falta de comprensión que buena parte de nuestros legisladores tienen sobre el tema, es que haya quedado vacía la curul de Julio César Godoy y nadie le exija al medio hermano del gobernador Leonel Godoy que se presente ante la justicia. Por cierto, ¿alguien recuerda que unos días antes de la elección se informó que el narcotráfico había intentado influir en 160 de los 300 distritos electorales?

La confusión de todas formas ha sido la norma en estos días previos a la instalación del congreso y demuestra que aún hay mucho por hacer en términos de estricta comunicación. Por ejemplo, ¿por qué el presidente Calderón le pidió el jueves a los legisladores del partido Verde que analizaran la posibilidad de aceptar un IVA generalizado, lo que éstos aceptaron revisar, si cuando los del Verde entraban al encuentro con el presidente, César Nava en representación de los panistas que salían de ver también al primer mandatario, decía enfático que su partido no apoyaría esa medida?¿para qué desgastar, de entrada, una relación que el gobierno necesitará?. Segundo punto, ¿qué pasó con el mensaje presidencial del primero de septiembre en la mañana?¿quién no tomó en cuenta que, a esa misma hora se estaría instalando el congreso y que el mensaje se emitiría entonces antes de la entrega del propio informe que sería a las 19 horas?. Algo no funciona y no lo hace porque se tardó demasiado en realizar ajustes en la maquinaria.

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