El momento del PRI
Columna JFM

El momento del PRI

El priismo está obligado a tomar definiciones de fondo en estas horas. La liquidación de Luz y Fuerza del Centro es una medida que no puede ser ignorada porque en torno a ella se libra una intensa batalla política y tenemos que saber, cuando se habla de un “nuevo PRI” qué se entiende por ello. Hasta ahora el priismo ha tenido la enorme posibilidad de avanzar política y electoralmente con una estrategia inteligente pero que ha estado basada más en las insuficiencias de sus propios adversarios, tanto en el gobierno como en el perredismo, que en sus propias propuestas: al PRI le ha alcanzado con manejarse con una posición intermedia, buscando acuerdos puntuales con unos u otros, sin tomar definiciones de fondo, sin exponerse y sin exponer sus diferencias internas.

El priismo está obligado a tomar definiciones de fondo en estas horas. La liquidación de Luz y Fuerza del Centro es una medida que no puede ser ignorada porque en torno a ella se libra una intensa batalla política y tenemos que saber, cuando se habla de un “nuevo PRI” qué se entiende por ello. Hasta ahora el priismo ha tenido la enorme posibilidad de avanzar política y electoralmente con una estrategia inteligente pero que ha estado basada más en las insuficiencias de sus propios adversarios, tanto en el gobierno como en el perredismo, que en sus propias propuestas: al PRI le ha alcanzado con manejarse con una posición intermedia, buscando acuerdos puntuales con unos u otros, sin tomar definiciones de fondo, sin exponerse y sin exponer sus diferencias internas.

Pero cada vez más, sobre todo después de su triunfo electoral del 5 de julio, con la nueva composición del congreso, está obligado a mostrar otros perfiles. Lo estamos viendo con el debate sobre el paquete económico para el 2010 y lo veremos aún más con la liquidación de Luz y Fuerza. ¿Cuál es el verdadero PRI?¿el que aparece como duro y aliado al SME y al PRD en la cámara de diputados o el que en el senado está apostando por una política de largo plazo?¿a cuál le tenemos que tomar la palabra?¿al que nos dice como el senador Francisco Labastida que la liquidación de la empresa eléctrica era una medida “imprescindible” porque sus finanzas estaban quebradas y que por lo tanto debe ser apoyada o al madracista Carlos Flores Rico que en la cámara de diputados asegura que la liquidación  “no abona” el diálogo político, es una “falta de respeto” al congreso y fue tomada por un ejecutivo que “abusa de sus facultades”?¿tenemos que creer en la visión de Estado de un Labastida o en la de manifestante callejero de un Flores Rico?

No se trata de un dato menor. En el priismo se ha impulsado en las últimas semanas, con muy malos resultados en los sectores influyentes de la sociedad, la tesis de que no son corresponsables de la marcha del país. Lo han dicho todos, desde María de los Angeles Moreno hasta el propio Enrique Peña Nieto. Por supuesto que no es verdad: un partido que gobierno 18 de las 32 entidades federativas del país, que tiene prácticamente asegurada una mayoría propia en la cámara de diputados y resulta imprescindible para aprobar lo que sea en el senado, no puede decir que no tiene responsabilidad en el manejo de los asuntos públicos: por supuesto que hay decisiones que son atribuciones exclusivas del ejecutivo, pero en muchísimas esferas la participación del legislativo y de los gobernadores es indispensable para sacar adelante desde políticas hasta iniciativas: la configuración del paquete económico 2010 será una responsabilidad determinada casi exclusivamente por el PRI. Los tiempos del presidencialismo han quedado atrás desde hace muchos años y el peso del congreso y los gobernadores es cada vez mayor. Sencillamente no se vale decir que no asumen su responsabilidad compartida.

Y el tema de Luz y Fuerza es uno de esos que requieren de definiciones y responsabilidades. El PRI sabe perfectamente bien que la empresa estaba quebrada y era una sangría para el erario y la sociedad, tan bien lo sabe que su liquidación estaba decidida desde 1974 por el muy priista gobierno de Luis Echeverría. Y sabe que cualquier política de Estado responsable debe pasar por medidas de corrección como la adoptada. Pero en el priismo, por lo menos en algunos sectores, como el que representa Flores Rico por ejemplo, tienen miedo de dos cosas: primero de que la administración Calderón pueda alcanzar con esta decisión un nuevo aire (que por cierto le urge) y retomar la iniciativa en puntos donde hoy la ha perdido, incluso que a partir de todo esto pueda surgir algún precandidato potencial para el 2012. Y segundo, que esta decisión ponga en la mira a algunos sectores corporativos que siguen estando en el corazón de la estructura del PRI aunque no se exhiban tan públicamente como antes. En contraposición otros asumen, como lo hace un Labastida, que para regresar al poder se debe mostrar una visión de Estado y apostar por las exigencias de la sociedad y del país, mostrar que se tiene, si se regresa al poder, la intención de hacer cosas nuevas y no de restaurar el viejo sistema…para eso ya está el lopezobradorismo.

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