Las reformas “relegadas”
Columna JFM

Las reformas “relegadas”

El PRI ha decidido “relegar” la reforma política para enfocarse, dicen, en temas sociales y económicos, como si el analizar simultáneamente varias iniciativas legislativas les pudiera provocar una muerte súbita de neuronas. El hecho es que el priismo se está cobrando con esa decisión las alianzas que impulsan el PAN y el PRD contra el propio priismo.

El PRI ha decidido “relegar” la reforma política para enfocarse, dicen, en temas sociales y económicos, como si el analizar simultáneamente varias iniciativas legislativas les pudiera provocar una muerte súbita de neuronas. El hecho es que el priismo se está cobrando con esa decisión las alianzas que impulsan el PAN y el PRD contra el propio priismo.

Se podrá decir que en realidad es una coartada, que el PRI no quiere sacar adelante una reforma política que tiende a abrir mayores espacios de ciudadanización y le resta poder, como diría el presidente  Calderón, a las “maquinarias partidarias”. Y si hay una maquinaria partidaria en el país esa es sin duda la del PRI. Pero el tema va mucho más allá. La iniciativa de reforma es buena, se podrá discrepar con alguno de los puntos de ese decálogo pero la enorme mayoría de ellos son plenamente compartibles: la reelección, la iniciativa preferente, la reducción del número de legisladores, la segunda vuelta, las candidaturas ciudadanas, son reclamos que vienen de mucho tiempo atrás y no deja de sorprender, ahora, que algunos de los especialistas que lo propusieron con anterioridad ahora hayan decidido que mejor es dejar las cosas como están, o que eso no es suficiente.

Buena parte de esas iniciativas estaban también en el paquete de reforma del Estado que venía planteando Manlio Fabio Beltrones desde tiempo atrás y que habías sido negociado con el gobierno federal. No se sabe con claridad qué sucedió pero el hecho es que el ejecutivo federal presentó su propuesta en forma directa, sin terminar de condensarla con el PRI (o con Manlio), y la misma desde un inicio fue torpedeada por el PRI, que ahora decide “relegarla”.

Pero ello va de la mano con la decisión de sacar adelante las alianzas PAN-PRD aún con el desacuerdo de buena parte del PAN y del propio gabinete, particularmente de las áreas que estaban negociando esa reforma política desde tiempo atrás. Que Fernando Gómez Mont haya expresado públicamente su desacuerdo con las alianzas “sin programa ni objetivos superiores”, no es una casualidad. La ruptura del priismo tampoco.

El hecho es que la decisión política de privilegiar la confrontación electoral por sobre la agenda legislativa ha generado estos costos. En cierto ámbitos del gobierno federal se asume ese hecho y aseguran que, en estos momentos, es más importante ganar el debate sobre las reformas ante la sociedad que sacar adelante las mismas, ya que no perciben condiciones para que esas iniciativas se aprueben en esta legislatura.

Puede ser, pero es una apuesta muy alta. Ya lo intentó en su momento Vicente Fox y lo único que se logró fue una parálisis legislativa notable. Es verdad también que dicen las mismas fuentes, en el 2006, el PRI pagó el costo de haber bloqueado la agenda legislativa en el trienio 2003-2006, y eso lo llevó a la peor elección de su historia. Pero la historia cuando se repite puede pasar de la tragedia a la comedia. Nadie sabe cómo reaccionará el electorado en esta ocasión.

La confrontación vía alianzas, como está planteada, parece ser un esquema de perder-perder para todos los actores: se confronta el ambiente político; si ganan los priistas en esos estados se quedarán con todo el poder y sin contrapesos (porque no se plantea en esas coaliciones ninguna estrategia posterior al día de la elección); si ganan los aliancistas nadie puede garantizar dentro de la propia coalición quien gana y quien pierde, y por sobre todas las cosas, se termina sacrificando, una vez más, una agenda legislativa que requiere el país, por encima de banderías partidarias.

¿Se podrá salvar algo?. Podría ser: en realidad entre la iniciativa fiscal que presentaron Beltrones y los senadores priistas en días pasados y la que impulsan los diputados del PAN, las diferencias son menores y nos podrían dejar en el camino de una verdadera reforma hacendaria. Habrá que ver si las exigencias de la economía y el país se imponen por lo menos por una vez a los intereses partidarios.

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