La feudalización de la política
Columna JFM

La feudalización de la política

Si se quiere tener una prueba del poder creciente de los gobernadores respecto al ejecutivo federal y de la creciente feudalización del país, se puede comprobar la forma en que los partidos nacionales han decidido asumirse como fuerzas políticas locales, sin más estrategia global que cosechar la mayor cantidad de votos posibles. Cada estado en donde hay elecciones se convierte así en un ente casi autónomo donde cualquier alianza es posible sin contar, hasta el día de hoy y en todos los casos contemplados, con más programa común que la búsqueda de quedarse con el poder.

Si se quiere tener una prueba del poder creciente de los gobernadores respecto al ejecutivo federal y de la creciente feudalización del país, se puede comprobar la forma en que los partidos nacionales han decidido asumirse como fuerzas políticas locales, sin más estrategia global que cosechar la mayor cantidad de votos posibles. Cada estado en donde hay elecciones se convierte así en un ente casi autónomo donde cualquier alianza es posible sin contar, hasta el día de hoy y en todos los casos contemplados, con más programa común que la búsqueda de quedarse con el poder.

Ni me asustan ni estoy necesariamente en contra de coaliciones electorales o de cualquier tipo, pero lo que estamos viendo en este proceso supera cualquier antecedente previo. Se deciden las alianzas y los candidatos y no se han acordado ni los programas comunes ni siquiera, por lo menos públicamente, qué peso tendrá cada fuerza en un hipotético futuro gobierno, todo combinado, en varios casos, con políticos que saltan de un partido a otro sin sonrojarse.

La primera alianza establecida formalmente es la de Durango: allí el priista, bueno hasta el sábado lo era, José Rosas Aispuro, se convirtió menos de doce horas después de renunciar a su partido, en candidato del PAN, el PRD, Convergencia y el PT (y también de Nueva Alianza). No conozco a Rosas Aispuru, pero si la alianza es para quitar al PRI del poder, como se ha dicho, han buscado a un candidato muy peculiar: dos veces diputado federal, presidente municipal de la ciudad de Durango y presidente del PRI en el estado. ¿Alguien tiene dudas de cómo gobernará y con quiénes si llega a ganar la gubernatura?¿alguien cree que el PRI dejará de gobernar Durango?. En los hechos, y viendo la debilidad que tienen en ese estado la mayoría de los coaligados, se podría asegurar que competirá un sector del PRI contra otro.

Algo similar sucedió en 1998 en Zacatecas. Como no fue candidato por el PRI, Ricardo Monreal, hasta entonces un priista de línea dura, decidió irse de candidato al PRD. Pero fue una batalla del PRI contra su disidencia. Ganó el de Monreal y gobernó durante seis años. Pero el PRD quería cobrar su cuota y en lugar de dejar a Tomás Torres como candidato llegó Amalia García. Desde entonces, en los hechos, el monrealismo actúa como una fuerza de oposición en el estado y como Amalia dejó ahora como candidato a uno de los suyos, Antonio Mejía Haro, el PT de Monreal, se ha aliado nada menos que con el PRI para sacar adelante la candidatura de Miguel Alonso Reyes, quien fuera el secretario del propio Monreal en el gobierno estatal. Si alguien quiere mostrar con mayor claridad que lo que hubo es una batalla del PRI contra el PRI, no lo podría hacer mejor. Pero falta un ingrediente: quien convenció a Ricardo de que su hermano David abandonara sus ambiciones de ser candidato de esa coalición anti PRD, fue el propio Andrés Manuel López Obrador, quien desde noviembre ha declarado que ahora su verdadero enemigo es el PRI, aunque parece que en Zacatecas su enemigo es el PRD, partido en el que supuestamente aún milita.

El propio Andrés Manuel anduvo el fin de semana por Veracruz y se destapó como candidato a la presidencia para el 2012 (¿qué dirá Ebrard?), y de paso también anunció, sin que nadie lo hubiera decidido en esos tres partidos, que el candidato para gobernador del PRD, el PT y Convergencia será Dante Delgado, una forma de amarrar a Convergencia para el 2012, pero también de unir la campaña de Veracruz con la de Oaxaca. Pero en Veracruz no habrá coalición con el PAN: allí el blanquiazul irá con Miguel Angel Yunes o quizás con Gerardo Buganza. La pregunta es cómo influirá la campaña de Veracruz en la de Oaxaca, donde el candidato aliancista será el senador de Convergencia, Gabino Cué. Porque allí, como en todas las demás, falta aún el programa de la futura coalición. Con un agravante: la denuncia que presentó el PRI local, con sus videos respectivos, de que los panistas locales le pidieron financiamiento al PRI para impulsar en 2005 la campaña de Santiago Creel en contra de Felipe Calderón.

Si a usted no le parece demasiada confusión puede sumarle a este cuadro lo que está pendiente en Puebla, donde quieren impulsar para la alianza a Rafael Moreno Valle, otro priista del PAN-PRD; en Hidalgo, donde esa coalición tendría que girar en torno a Xochitl Gávez, pero en el PRD quieren imponer a José Guadarrama. O en Sinaloa, donde la disputa entre  Jesús Vizcarra y Manuel López Valdez, se cruza con las denuncias contra el primero por sus relaciones peligrosas y la tentación del segundo para irse al PRD. Y la opción deberá ser un tercero.

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