¿El eclipse de los Zetas?
Columna JFM

¿El eclipse de los Zetas?

Si la información de la DEA difundida ayer por Excélsior es veraz, estaremos asistiendo a una reconfiguración de las alianzas del narcotráfico en México que generará cambios importantes en la propia lucha entre los cárteles pero también es una confirmación de lo que muchos han querido negar, sin sustentarse en evidencias, de que la presión gubernamental es la que ha obligado a esas organizaciones a agudizar sus contradicciones y a embarcarse en una guerra intestina que acabará por agotarlos.
Todo indica que la ruptura entres los Zetas y el cártel del Golfo es una realidad.

Si la información de la DEA difundida ayer por Excélsior es veraz, estaremos asistiendo a una reconfiguración de las alianzas del narcotráfico en México que generará cambios importantes en la propia lucha entre los cárteles pero también es una confirmación de lo que muchos han querido negar, sin sustentarse en evidencias, de que la presión gubernamental es la que ha obligado a esas organizaciones a agudizar sus contradicciones y a embarcarse en una guerra intestina que acabará por agotarlos. No es políticamente correcto decirlo, suena mucho mejor hablar de legalización de drogas o de buscar nuevas estrategias (sin decir nunca cuáles serían éstas) o incluso de negociación con los cárteles, pero el hecho real es que es la presión gubernamental, pese a todas sus insuficiencias, es la que está llevando a los cárteles a esos niveles de autodestrucción.

Todo indica que la ruptura entre los Zetas y el cártel del Golfo es una realidad. Llamó poderosamente la atención, la divulgación de mantas en 48 ciudades firmadas por la Familia Michoacana anunciando una gran alianza contra los Zetas e incluyendo entre sus aliados precisamente al cártel del Golfo, con la futura creación de una nueva organización llamada la familia mexicana. Si es así, los Zetas, la organización más violenta, junto con sus aliados de los Beltrán Leyva, en la geografía del narcotráfico, parecerían entrar en un proceso de remisión.

Los Zetas, los Beltrán Leyva, la gente de Vicente Carrillo en Juárez y lo que quedó de los Arellano Félix han plasmado una alianza que podría ser denominada de los outsiders del narcotráfico. Eran los grupos emergentes o los que habían sido desplazados por otros más poderosos dentro de sus propias organizaciones: los Beltrán pese a su enorme capacidad operativa quisieron desplazar a los capos históricos de Sinaloa y terminaron en guerra con ellos; Vicente Carrillo quiso ser el heredero de su hermano Amado y no sólo nunca lo logró sino que terminó peleando, en el capítulo más violento de esta guerra, toda la franja fronteriza que va de Juárez a Ojinaga con sus ex socios. Los Arellano vieron con la caída de Ramón y Benjamín, como se rompía su andamiaje de control y los que eran sus sicarios terminaron aliándose con sus enemigos históricos de Sinaloa: ellos recurrieron a los acuerdos con los Zetas y los Beltrán por una necesidad de supervivencia.

Los Zetas son el más atípico de los grupos del narcotráfico mexicano. No provienen, de organizaciones ligadas a la delincuencia de muchos años atrás, cohesionadas por lazos familiares y un origen geográfico muy concreto. Ellos originalmente surgieron de las fuerzas de seguridad enviadas a combatir a Osiel Cárdenas a Tamaulipas y terminaron trabajando para éste. Fueron primero protectores, luego sicarios, más tarde comenzaron a tener sus propias rutas y cuando Osiel fue deportado a Estados Unidos y ya no pudo seguir manejando el negocio desde la cárcel, se quedaron con casi todo. En el camino perdieron a casi todos sus fundadores, se hicieron famosos por su grado de violencia y surgieron multitud de imitadores que sobre todo se dedicaron a la extorsión y el secuestro, que los hicieron temibles pero también despreciables para muchos sectores de la población e incluso para algunos de sus competidores.

Pero siempre hubo una rama de ese cártel, encabezada por Tony Tormenta, el hermano de Osiel, que mantuvo una distancia con los Zetas. No podían enfrentarlos porque no tenían la fuerza para hacerlo. Pero si se ha concretado esa alianza con Sinaloa (con su amplísima red de operación), la familia michoacana y los grupos de Tijuana, las cosas cambian radicalmente, sobre todo ante los golpes que han recibido los Beltrán Leyva, los propios Zetas y el rechazo que han generado masacres como la de Juárez perpetradas por los aliados del cártel de Carrillo, la pandilla de los Aztecas. No se valen los paralelismos, pero lo que está ocurriendo con los Zetas, los Beltrán y sus aliados recuerda inevitablemente lo que sucedió con Pablo Escobar y el cártel de Medellín en Colombia, y sus adversarios se parecen cada vez más a los Rodríguez Orihuela y el cártel de Calí. Pero muchos de nuestros nuevos especialistas en el tema no conocen esa historia.

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