El presidente no tiene quien le escriba
Columna JFM

El presidente no tiene quien le escriba

Es una desastre político. La ya famosa carta firmada por los presidentes nacionales del PRI y del PAN, Beatriz Paredes y César Nava, con testigos de honor como el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont y el secretario de Gobierno del estado de México, Luis Enrique Miranda, un hombre de toda la confianza del gobernador Enrique Peña Nieto, es una demostración del deterioro de la vida política nacional pero también de una ausencia de oficio político que, en verdad, resulta lamentable.

Es una desastre político. La ya famosa carta firmada por los presidentes nacionales del PRI y del PAN, Beatriz Paredes y César Nava, con testigos de honor como el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont y el secretario de Gobierno del estado de México, Luis Enrique Miranda, un hombre de toda la confianza del gobernador Enrique Peña Nieto, es una demostración del deterioro de la vida política nacional pero también de una ausencia de oficio político que, en verdad, resulta lamentable.

Aquí perdieron todos los firmantes e incluso así no termina de quedar claro el trasfondo de suscribir un compromiso de esas características. Siempre en política se hacen acuerdos de todo tipo, eso no debería asustarnos, lo que es increíble es que se dejen en papel, que participen funcionarios de tan alto nivel y presidentes del partido y ni siquiera se especifique con claridad qué es lo que se está acordando y a cambio de qué. Ese punto es clave: ¿por qué no se especificó en ese documento que la no realización de alianzas en el estado de México era a cambio de una votación favorable de la reforma fiscal?. Las fechas no coinciden con los dichos. Cuando se firmó ese documento, la reforma ya había sido aprobada en la cámara de diputados. Faltaba que pasara por el senado y los senadores priistas ya habían expresado su descontento con esa reforma y la forma en que había sido negociada.

Si la idea era con ese acuerdo reforzar la votación en el senado entonces se entiende menos. Es evidente el distanciamiento entre la presidencia del partido y la bancada del PRI en el senado. Menos se entiende entonces la aparición del gobierno del estado de México. De la misma forma que Peña Nieto tiene, en términos relativos, el grupo más numeroso de diputados en la cámara baja, gracias a la votación del 2009, su presencia en el senado es muy pobre: recordemos que el PRI quedó en el 2006  en tercer lugar en ese estado y no tiene ni senador de representación proporcional. Peor aún: en una reunión donde participaron un veintena de dirigentes partidarios y legislativos del PRI previo a la votación en el senado y cuando ya se habían firmado estos acuerdos hasta en tres oportunidades el líder de los senadores del tricolor, Manlio Fabio Beltrones, preguntó a la dirigencia del partido si era verdad que se había establecido un acuerdo para sacar la reforma fiscal con el gobierno y en tres ocasiones ello se negó. Nadie debería sorprenderse ahora de la reacción que tuvieron los senadores priistas.

Como no se establece contraprestación del PRI hacia el PAN, el dicho de Nava todo era a cambio de aprobar el paquete fiscal no se puede comprobar. De todas formas resulta difícil de entender qué pasó por la cabeza de estos dirigentes cuando decidieron firmar, plasmar en papel, un acuerdo de esta naturaleza. Sin duda, si todo se hubiera cumplido tal cual, tanto Beatriz como Peña saldrían ganando, porque en última instancia sus diputados ya habían aprobado el paquete fiscal, o sea que se quedaban con el compromiso a cambio de nada. Como se divulgó y se exhibió el documento, ambos terminaron perdiendo. Pero eso no se compara en nada con el costo que pagan el PAN y el gobierno.

Para el panismo toda esta historia se ha convertido en una comedia de enredos…sino no fuera una tragedia. En unos pocos meses se hicieron acuerdos con el PRI para no hacer alianzas a cambio de acuerdos legislativos que supuestamente no se cumplieron; entonces se comenzaron a cerrar alianzas con el PRD en contra del PRI, sin que se pudieran amarrar siquiera candidatos panistas en la enorme mayoría de los casos y todo al mismo tiempo que se perdía cualquier posibilidad seria de sacar una agenda legislativa de fondo. Pero ahora se conoce esta carta y el PRD dice que se trata de una acción inmoral, pero comienza a estudiar una alianza con el PAN en el 2011 para el estado de México. Un secretario de Gobernación y un secretario de gobierno quedan exhibidos firmando como testigos de honor de un acuerdo en el que no tendrían que haber participado, pero, además, ahora se explica la profundidad del distanciamiento de Gómez Mont y Nava, que concluyó con la renuncia del primero al PAN.

El costo mayor lo paga el presidente Calderón: si supo de toda esta operación es muy malo; si como dicen sus colaboradores todos estos acuerdos y desencuentros se procesaron sin informarle al presidente es todavía peor. Lo cierto es que el presidente Calderón no puede sostener una situación en la que sus dos principales operadores políticos, el secretario de Gobernación y el presidente de su partido, están confrontados, siguen estrategias que parecen ir cada una por su lado y se cometen errores políticos tan infantiles y costosos.

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