Turismo: “coto de poder para ricos”
Columna JFM

Turismo: “coto de poder para ricos”

“No va a funcionar. Lo que se quiere construir es un coto de poder para ricos que no va con mi política laboral”, fue el comentario, sin duda poco visionario como en muchas otras cosas, del entonces presidente Luis Echeverría cuando le presentaron el proyecto, que se había comenzado a trabajar desde 1967, para levantar en el abandonado Caribe mexicano un centro turístico que se llamaría Cancún. Lo impulsaban los funcionarios del Banco de México, Enrique Fernández Hurtado y Antonio Enríquez Savignac, pero alguien le había dicho al presidente entrante que era un negocio del ex secretario de Hacienda Antonio Ortiz Mena, a quien veía como aliado de su antecesor Díaz Ordaz. Incluso al asumir el poder Echeverría congeló los fondos que se habían conseguido para comenzar a levantar, literalmente de la nada, Cancún. Se oponían al proyecto no sólo el presidente Echeverría sino también el nutrido grupo de intelectuales que lo acompañaban.

“No va a funcionar. Lo que se quiere construir es un coto de poder para ricos que no va con mi política laboral”, fue el comentario, sin duda poco visionario como en muchas otras cosas, del entonces presidente Luis Echeverría cuando le presentaron el proyecto, que se había comenzado a trabajar desde 1967, para levantar en el abandonado Caribe mexicano un centro turístico que se llamaría Cancún. Lo impulsaban los funcionarios del Banco de México, Enrique Fernández Hurtado y Antonio Enríquez Savignac, pero alguien le había dicho al presidente entrante que era un negocio del ex secretario de Hacienda Antonio Ortiz Mena, a quien veía como aliado de su antecesor Díaz ordaz. Incluso al asumir el poder Echeverría congeló los fondos que se habían conseguido para comenzar a levantar, literalmente de la nada, Cancún. Se oponían al proyecto no sólo el presidente Echeverría sino también el nutrido grupo de intelectuales que lo acompañaban. El proyecto estuvo paralizado durante un año mientras que los jóvenes tecnócratas convencían a Echeverría de que sería un proyecto rentable y benéfico para el país. Leía en estos días esa historia en el interesantísimo libro que escribió nuestra compañera Marielena Vega con la historia del Fonatur, que es en buena medida la historia del turismo en México, y la lucha que tuvieron que dar sus creadores para construir Cancún, un historia que es un poco el paradigma de cómo se concibe esa industria en nuestro país y cómo Cancún como otros proyectos lo sacaron adelante un grupo de funcionarios del banco de México convencidos de que había que promover el sector para apoyar las finanzas nacionales y lo tuvieron que hacer a contracorriente de los intereses políticos de coyuntura.

Todo esto viene a cuento porque finalmente, luego de meses de rumores, ayer Rodolfo Elizondo dejó la secretaría de Turismo que encabezaba desde el 2003. Elizondo hizo un buen trabajo que tuvo que sortear todo tipo de escollos, desde la imagen que dejó en el turismo los conflictos políticos del 2006 hasta los mucho más graves para el sector, derivados de la violencia relacionada con el narcotráfico y la epidemia de influenza A H1N1. Elizondo es un político profesional que algunos no valoran porque quizás tiene un estilo más pausado, más basado en el trato personal, no es fanático de los smartphone ni se la pasa todo el día enviando y recibiendo mensajes, pero creo que es un político más eficiente y sensato que muchos otros. Desde tiempo atrás quería dejar la secretaría de Turismo que incluso estuvo a punto de desaparecer en la propuesta presidencial de presupuesto 2010 (y paradójicamente fue presentada por otro hombre que venía y regresó, ahora como gobernador, al Banco de México, Agustín Carstens).

Hubiera sido un error. No lo pudo lograr plenamente Elizondo y se requiere mucho más que un funcionario para hacerlo, pero nadie parece asumir plenamente que el turismo no sólo es la tercera fuente de divisas para el país, sino que podría ser una de la palancas fundamentales de desarrollo, misma que está siendo subestimada por las autoridades que no terminan de establecer jamás una estrategia de fondo para el sector que permita alinear a todos los factores, desde los políticos hasta los ecológicos y jurídicos para potenciar esa industria. De eso viven España y en buena medida otros países como Francia e Italia. El turismo siempre ha sido visto como un negocio para los ricos o los extranjeros, como un espacio para hacer negocios o darse a conocer y ha habido mayor o menor interés, pero nunca una verdadera estrategia global y nacional para otorgarle realmente el lugar que merece en la economía nacional.

Rodolfo va a encabezar la organización de la Cumbre del Cambio Climático, que se realizará en Cancún hacia fines de año y llega a su lugar una empresaria, que dirigía el grupo Sabre, Gloria Guevara Manzo. Algunos establecen una similitud de la nueva secretaria con Leticia Navarro, otra exitosa empresaria que encabezó la Sectur hasta 2003 con Vicente Fox, y que terminó su gestión con escasos logros, paralizada por la burocracia. En efecto ninguna de las dos viene del sector público y el mayor peligro con Gloria, como sucedió con Leticia es que descubran que mover al gobierno termina siendo mucho más complejo, difícil y frustrante que emprender acciones en la empresa privada. Pero la nueva secretaria, a diferencia de Navarro sí conoce el sector y por lo que dijo el presidente Calderón, su labor girará, sobre todo, en la promoción del turismo dentro y fuera del país. Es importante y necesario, pero sigue faltando un verdadero proyecto estratégico. Mientras tanto el turismo seguirá siendo una actividad muy redituable pero ni remotamente estaremos en posibilidad de explotar las enormes potencialidades del sector en la economía nacional.

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