Narcotráfico e indulgencias plenarias
Columna JFM

Narcotráfico e indulgencias plenarias

El mismo hombre que calificó de pirruris a los millones de ciudadanos que salieron a exigir seguridad en la capital del país; el que permitió que durante su administración se disparara la delincuencia y el secuestro; el que dijo que los linchamientos de policías federales en Tláhuac eran parte de los “usos y costumbres” de las comunidades indígenas; el que nunca quiso invertir en seguridad siquiera para dotar de computadoras a la procuraduría capitalina; el que permitió, sin tratar de controlarlo jamás, un auge de consumo de drogas en la capital del país; el que aceptó, porque nunca lo rechazó, que los Zetas y el cártel del Golfo hiciera propaganda para su candidatura presidencial en su zona de influencia, ese hombre ahora dice que la culpa de la violencia es de “Calderón que le pegó un garrotazo a lo tonto al avispero y ahora todos estamos pagando las consecuencias.

El mismo hombre que calificó de pirruris a los millones de ciudadanos que salieron a exigir seguridad en la capital del país; el que permitió que durante su administración se disparara la delincuencia y el secuestro; el que dijo que los linchamientos de policías federales en Tláhuac eran parte de los “usos y costumbres” de las comunidades indígenas; el que nunca quiso invertir en seguridad siquiera para dotar de computadoras a la procuraduría capitalina; el que permitió, sin tratar de controlarlo jamás, un auge de consumo de drogas en la capital del país; el que aceptó, porque nunca lo rechazó, que los Zetas y el cártel del Golfo hiciera propaganda para su candidatura presidencial en su zona de influencia, ese hombre ahora dice que la culpa de la violencia es de “Calderón que le pegó un garrotazo a lo tonto al avispero y ahora todos estamos pagando las consecuencias. Fue irresponsable y torpe declarar la guerra a la delincuencia organizada sin conocer la realidad y sin un plan integral que pusiera el énfasis en el desarrollo social”. Ese es López Obrador, que además, en el tono chavista que hace cada día más suyo hizo un llamado “al Gobierno de Estados Unidos a que respete nuestra soberanía, que no se aproveche de las circunstancias y abuse de la debilidad de Calderón”.

El oportunismo en su máxima expresión conjuntando, como suele hacerlo López Obrador, mentiras con frases que apelan a la soberanía, el pueblo, la patria como si fueran entes vacíos de contenido. Discrepo profundamente de la visión de personajes como éstos que hablan de que se libra el combate al narcotráfico porque “se le dio un garrotazo a lo tonto al avispero” o porque, como dicen Jorge Castañeda y Rubén Aguilar, Calderón necesitaba legitimar su gobierno. Más aún cuando lo dicen actores que, en su momento, no combatieron en lo más mínimo la delincuencia, como fue el caso de López Obrador, o fueron parte de un gobierno que simplemente dejó crecer el poder del narcotráfico hasta que resultó imprescindible recuperar el terreno que había sido abandonado.

No se trata de defender a pie juntillas la estrategia gubernamental, que por supuesto puede tener ajustes importantes, sobre todo en términos de coordinación de fuerzas, pero sí se trata de establecer parámetros con mucha mayor claridad y de asumir que el combate al narcotráfico es una prioridad nacional que un gobierno, sea panista o de cualquier color político, no puede ignorar. Alguien que aspira a gobernar el país no puede, simplemente, decir que faltó estrategia o como dice López (y por eso apoyaban su candidatura personajes como Osiel Cárdenas o los Zetas) que esa estrategia se debe concentrar en el trabajo social. Para algunos será políticamente correcto decirlo, pero no es verdad: el trabajo social en ése y en muchos otros ámbitos es imprescindible, por supuesto, pero no se combate a un grupo de sicarios armados con fusiles de asalto y lanzagranadas, dispuestos a matar a quien sea, con “trabajo social”. Este servirá para que el día de mañana sus hijos no sigan su mismo camino, pero no es esa una estrategia de seguridad. Es como decir que para combatir a Al Qaeda se debe realizar trabajo social y religioso en sus zonas de influencia para evitar sus atentados.

¿Qué tipo de ajustes se requieren?  Los que no quieren esos personajes. Se debe insistir en lo ya dicho: qué bueno que ahora la Conago está presentando como suya la propuesta de crear 32 policías estatales con mando unificado y coordinación con una fuerte policía federal, esa propuesta debe salir en el congreso ya, pero hay que destacar un punto: se puede avanzar en esa lógica sin necesidad de leyes federales. Claro, si existe voluntad política para hacerlo. Paradójicamente, desde que Genaro García Luna presentó esa propuesta hace más de un año, los mayores opositores son los presidentes municipales del PAN. Se debe tener mando único en los operativos y por ende responsables directos de ellos. Se debe regresar a las tareas de erradicación del ejército, sin dejarle tan expuesto en el combate urbano al narcotráfico. Se debe aprobar la ley de seguridad nacional, que fije con claridad las atribuciones del ejército y otros actores en este combate, una ley que los legisladores no terminan de discutir y mucho menos aprobar. Se debe sacar adelante la ley contra el secuestro, también abandonada. El gobierno federal debe publicar la ley reglamentaria de la policía federal, también en la congeladora desde hace año y medio. Esos son los ajustes reales, no reclamar por la soberanía cuando, los únicos que la ponen en juego, son los propios delincuentes y la indulgencia que algunos actores políticos muestran para con ellos.

PD: nos tomaremos unos días en esta semana santa, razones regresa a estas páginas el lunes 5 de abril. Gracias.

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