¿Cómo va la guerra?
Columna JFM

¿Cómo va la guerra?

¿Cómo va la guerra?¿quién gana, quién pierde?. Son las preguntas recurrentes que en todos los auditorios, en todas las mesas, se hacen cuando se habla de la guerra contra el narcotráfico. En lo personal la palabra guerra nunca me gustó para describir esta lucha: una guerra se declara, se libra, tiene un desarrollo y un final, hay ganadores y perdedores. En la guerra contra el narcotráfico no hay una fecha de inicio: la comenzó el presidente Calderón el 5 de diciembre del 2006, pero recordemos que en el primer año de su administración el presidente Fox en tres ocasiones anunció una guerra contra el narcotráfico, y lo mismo hicieron en su momento sus antecesores, por lo menos desde la administración de Miguel de la Madrid. La diferencia es que en esta ocasión, esa guerra adquirió contornos de un enfrentamiento real y global. Se convirtió en una guerra de verdad.

¿Cómo va la guerra?¿quién gana, quién pierde?. Son las preguntas recurrentes que en todos los auditorios, en todas las mesas, se hacen cuando se habla de la guerra contra el narcotráfico. En lo personal la palabra guerra nunca me gustó para describir esta lucha: una guerra se declara, se libra, tiene un desarrollo y un final, hay ganadores y perdedores. En la guerra contra el narcotráfico no hay una fecha de inicio: la comenzó el presidente Calderón el 5 de diciembre del 2006, pero recordemos que en el primer año de su administración el presidente Fox en tres ocasiones anunció una guerra contra el narcotráfico, y lo mismo hicieron en su momento sus antecesores, por lo menos desde la administración de Miguel de la Madrid. La diferencia es que en esta ocasión, esa guerra adquirió contornos de un enfrentamiento real y global. Se convirtió en una guerra de verdad.

Pero es una guerra que, como no terminó de ser explicada ni vislumbrada como tal, no ha permeado en la población. No hay un estado de guerra, no hay una sociedad movilizada para ella y no hay tampoco, y eso en buena medida explica lo anterior, una relatoría, una crónica de la guerra. Soy de los que comparto las razones que llevaron al ejecutivo federal a lanzar una inevitable ofensiva contra el crimen organizado que estaba ocupando espacios y territorios reemplazando al propio Estado. No era algo nuevo, era parte de un proceso que se había iniciado en los hechos desde el año 2000 y que había sido ignorado. Pero en una guerra se debe explicar cuáles son los objetivos concretos a alcanzar y destacar cómo se va a llegando a ellos. Y eso no ha ocurrido. Por eso no hay una narrativa de esta guerra, no se puede narrar algo sin saber a dónde se tiene que llevar la historia.

Ese es quizás el mayor de los déficits que carga la administración Calderón: no se sabe si se gana o se pierde la guerra porque no se sabe cuáles son los parámetros con los que se debe medirla. Se juzga y se habla de las fuerzas armadas como si se estuviera en una situación de normalidad, al mismo tiempo que se les exige una actuación extraordinaria, fuera de sus cauces tradicionales. Se condena a los hombres y mujeres del crimen organizado cuando realizan extorsiones, secuestros, pero cuando se da un enfrentamiento y mueren civiles se coloca la responsabilidad en las fuerzas del Estado.

Cotidianamente se dan detenciones pero muy rara vez se colocan en contexto. Parecen ser todos esfuerzos dispersos, que realiza cada fuerza por su lado y en ocasiones incluso confrontándose unas con otras.

 Se hace todos los días el recuento de los muertos y las víctimas pero no se dice porqué lo son. Un ejemplo: el famoso novio levantado junto con sus padrinos en una boda en Juárez. El hecho sin duda es terrible, pero la mayoría de los medios lo trataron, simplemente como un novio levantado frente al altar. ¿Quién era, porqué fue levantado, para quién trabajaba?. Y lo mismo podría aplicarse a la enorme mayoría de los 23 mil muertos que se han acumulado en estos años. Ni hacemos esas preguntas ni se nos ofrecen esas respuestas. No hay una narrativa, una historia de esta guerra y sin ella la ciudadanía no podrá comprenderla.

Si se está convencido de que estamos ante una guerra, falta asumir los principios de la guerra y seguir sus normas. Dice Sun Tzu que “la victoria es el principal objetivo de la guerra, si tarda demasiado en llegar, las armas se embotan y la moral decae”. ¿Cuál es el concepto de victoria al que queremos llegar?. La gente lo entiende como acabar con el narcotráfico, ello será imposible, lo sabemos, pero entonces ¿qué entendemos por victoria?.

“Debes tener tus armas con filo, tu ardor y tus fuerzas al 100 por ciento y tu tesorería bien dotada para que tu enemigo no se aproveche de ti”. ¿Se están cumpliendo esos requisitos?¿no está en ocasiones el enemigo aprovechándose del Estado y de la sociedad o mejor dicho de sus divisiones para sus propios fines?.

“Un ataque puede carecer de ingenio, pero es necesario que se realice con la velocidad del relámpago, porque nunca se ha visto que la guerra prolongada beneficie a un país”. En realidad la guerra prolongada beneficie a los adversarios del Estado, y eso se aplica tanto al crimen organizado como a los movimientos armados.

“Los que no ven los peligros inherentes de las tropas, concluye Sun Tzu, son incapaces de ver como emplearlas ventajosamente”. ¿Se comprende la magnitud del peligro que están corriendo las tropas? Parece ser evidente que no.

Tenemos, es verdad, una guerra con objetivos compartibles y que había que librar, una guerra necesaria. ¿Cuándo tendremos la historia, la crónica, el relato de la misma para que sea comprensible para toda la sociedad y ella se sume al esfuerzo que requiere?

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