El suicidio de la justicia
Columna JFM

El suicidio de la justicia

El viernes el procurador de justicia del estado de México, Alberto Bazbaz presentó las conclusiones que tenía preparadas desde hace semanas atrás sobre la muerte de la niña Paulette Gebara Farah, y como le adelantamos, el resultado fue que todo se debió a un accidente, a que la niña, en la noche, al querer levantarse para ir al baño, se deslizó hacia un hueco de la cama de apenas 15 centímetros de ancho, donde quedó atrapada y murió de asfixia.

El viernes el procurador de justicia del estado de México, Alberto Bazbaz presentó las conclusiones que tenía preparadas desde hace semanas atrás sobre la muerte de la niña Paulette Gebara Farah, y como le adelantamos, el resultado fue que todo se debió a un accidente, a que la niña, en la noche, al querer levantarse para ir al baño, se deslizó hacia un hueco de la cama de apenas 15 centímetros de ancho, donde quedó atrapada y murió de asfixia.

La investigación donde se supone que trabajaron los mejores peritos del país, ha quedado en el descrédito absoluto porque no se sustenta con la realidad. La diferencia entre el hueco donde supuestamente estuvo Paulette y el diámetro de su cabeza es de apenas cuatro milímetros. ¿Cómo pudo haberse deslizado con todo y mantas alrededor del cuerpo?. No se explica cuál puede haber sido la dinámica para haberse deslizado de tal forma y quedar debajo del colchón de la cama y las colchas, sin dejar rastro alguno en la superficie. No se responde la pregunta de cómo levantó el colchón y éste se volvió a colocar en su lugar.

En esa recámara y en esa cama fue buscada por su madre y por sus nanas. En ese cuarto se ofrecieron entrevistas, realizadas sobre la misma cama donde habría estado la niña literalmente enterrada bajo el colchón. Allí durmieron la hermana de su madre, Arlette Farah y su marido; allí durmió también la amiga de la madre, Amanda. Las nanas han asegurado en múltiples oportunidades que hicieron esa cama en varias ocasiones y no vieron nada. Allí estuvieron los peritos, los agentes ministeriales, los perros buscando algún rastro de la niña desaparecida. Nadie la vio, nadie se percató de que allí mismo, en un cuarto de unos pocos metros cuadrados, estaba el cadáver de la niña que supuestamente todos buscaban. Es más ¿a nadie se le ocurrió mirar debajo del colchón en medio de un búsqueda supuestamente frenética?

Pero quizás lo más evidente es el olor. Se asegura que Paulette murió a las pocas horas de que fuera acostada, unas tres o cuatro horas después de que la acostaron en esa misma cama. Si es así: ¿cómo no tuvo una descomposición evidente?¿por qué no desprendió olor alguno?. Entre tres y cinco días después de su muerte, un cadáver deja un olor inconfundible por el proceso de descomposición, el de Paulette se supone que permaneció allí nueve días, ¿nadie lo percibió?

Incluso suponiendo que Paulette haya muerto, efectivamente, el 21 de marzo en la noche como dicen los peritos, ¿cómo se puede asegurar que no fue colocada allí?¿porqué vimos la misma cobija que la cubría cuando se encontró el cuerpo en una entrevista previa de televisión sobre su propia cama?

La lista de negligencias es demasiado amplia, comenzando por la afirmación del propio procurador, de que estábamos ante un asesinato culpando a la madre de ello sin tener, lo confirmamos ahora, la más mínima prueba en su contra. El mismo procurador que ahora ofrece un informe que exonera a todo mundo, un informe que ya había sido filtrado con anterioridad esperando sólo el momento oportuno para darlo a conocer (y así fue: se lo difundió entre el secuestro de Diego Fernández, la gira presidencial a Washington y el “asalto” al general Acosta Chaparro) y que no aceptó preguntas sobre el mismo.

No se aclaró nada; se dio un informe que no es en absoluto transparente; se declara a todos inocentes pero no se aclaran tampoco las relaciones e influencias políticas que giraron en torno al caso, incluyendo la presión del procurador y del padre y su familia de responsabilizar por el “asesinato” a la madre de Paulette. Por cierto, el padre, Mauricio Gebara fue el primero, públicamente, en aceptar el peritaje de las autoridades.

El peritaje de la procuraduría estatal, fue confirmado por la propia PGR, que le dio una inapreciable colaboración a sus colegas del estado de México; Bazbaz se quejó de que la culpa de los errores cometidos por su procuraduría en realidad fue propiciado por los medios, que lo sometieron a una terrible presión mediática y política (cómo si alguien le hubiera obligado a declarar sobre la presunta responsabilidad de la madre o sobre el presunto asesinato que se había cometido contra Paulette); los políticos siguen con su cadena de declaraciones y no pasa nada. Como no ha pasado en todos los casos que han cimbrado al país: desde el News Divine hasta el ataque a Salvador Cabaña (al que no le han tomado siquiera declaración ministerial porque “no recuerda” lo que le pasó) pasando por la muerte de los 49 niños en la guardería ABC en Hermosillo. Y todos los innumerables ejemplos que demuestran que, en nuestro país la procuración de justicia no funciona.

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