La caída de Greg Sánchez
Columna JFM

La caída de Greg Sánchez

La detención Greg Sánchez, alcalde con licencia de Benito Juárez, donde se localiza Cancún, y actual candidato del PRD, PT y Convergencia a la gubernatura de Quintana Roo, acusado de vínculos con los cárteles de los Zetas y los Beltrán Leyva, termina de cerrar una historia que se abrió mucho tiempo atrás.

La detención Greg Sánchez, alcalde con licencia de Benito Juárez, donde se localiza Cancún, y actual candidato del PRD, PT y Convergencia a la gubernatura de Quintana Roo, acusado de vínculos con los cárteles de los Zetas y los Beltrán Leyva, termina de cerrar una historia que se abrió mucho tiempo atrás.

Aunque nunca se hubieran podido comprobar, existían acusaciones sobre vínculos de Sánchez con la delincuencia organizada desde tiempo atrás, incluso desde antes que Greg se afincara en Cancún, proveniente de Chiapas. Por eso cuando fue electo alcalde buscó reuniones con funcionarios de seguridad y militares, tratando de  deslindarse de las mismas. En la secretaría de la defensa nacional le propusieron que se llevara al general Mauro Enrique Tello Quiñones, que acababa de pasar a retiro y había tenido un notable desempeño como responsable de la zona militar en Michoacán durante el gobierno de Lázaro Cárdenas Batel, como responsable de la muy cuestionada seguridad del municipio, permeada por el narcotráfico.

El mismo día en que el general Tello fue presentado en su nueva responsabilidad, durante una cena con los que se suponía serían sus colaboradores, el general fue asesinado. Terminando la cena, en el estacionamiento del restaurante fue abordado por policías locales, secuestrado y torturado. Información no confirmada oficialmente sostiene que habría sido llevado al penal de Cancún donde fue “interrogado” por sus secuestradores. Brutalmente maltratado, el cuerpo del general, junto con dos de sus ayudantes, fue abandonado en la carretera a Mérida.

Por el caso, fueron detenidos, poco después, todos los principales colaboradores en el área de seguridad del alcalde: Boris del Valle Alonso, un ex militar cubano, que fungía como asesor en temas de seguridad del alcalde y que estaba involucrado, además, en el tráfico de indocumentados de origen cubano y en temas de drogas. Fue detenido Francisco Velasco Delgado, apodado el Vikingo, y quien era en ese momento el jefe de la policía del municipio de Benito Juárez. Y también fue detenido Marco Antonio Mejía, un hombre que había sido ex jefe de seguridad de Andrés Manuel López Obrador, y que había sido enviado por Nicolás Mollinedo (Nico, aquel chofer de López Obrador que se convirtió en su jefe de logística) con Greg para que se hiciera cargo del penal de Cancún. En retribución, la familia de Nico se quedó con el aprovisionamiento de alimentos del penal. Otros elementos de seguridad fueron detenidos o dados de baja, y todos fueron acusados de estar colaborando con los Zetas.

Después de esas detenciones, una tarde Greg Sánchez me invitó a comer en Cancún. Me comentó que estaba haciendo para reparar los daños: en esa ocasión me dijo que dejaría la investigación en las manos federales, lo que ya había hecho, y le comenté que si él no tenía nada que ver tenía que dejar la policía local en mandos también federales, lo que no hizo. Al contrario, más tarde se le descubrió un centro de espionaje sofisticado ligado al gobierno del estado que manejaba el teniente de navío Manuel Vera Salinas, un personaje que había trabajado para los gobiernos priistas, luego fue a Oaxaca donde trabajó con José Murat y fue uno de los grandes protagonistas, junto con Manuel Moreno Rivas, del famoso autoatentado que se organizó el entonces gobernador, aquel en el que supuestamente le dispararon 39 tiros aunque el peritaje de la PGR descubrió que 36 de ellos los había disparado el propio Moreno Rivas y los otros tres, otro de los custodios del entonces gobernador. Vera Salinas a quien acusaban de reprimir a la APPO, terminó trabajando para el candidato del PRD en Quintana Roo.

Algo sucedió porque después de las detenciones las indagatorias parecieron congelarse, e incluso se dijo que a El Vikingo se le estaría cambiando la acusación para que tuviera una condena más benigna, lo que había provocado incluso fuertes molestias de la familia del general Tello.  Pero según lo que ha trascendido en las últimas horas, los tres principales detenidos, El Vikingo, Boris y Mejía, se habrían convertido en testigos protegidos de la Procuraduría y ellos habrían escalado las acusaciones hacia Greg Sánchez.

El problema es que todo se entrelazó con el expediente político del caso. Hubo una fuerte presión, a la que estuvo a punto de sucumbir el PAN, para que en Quintana Roo, Greg se convirtiera en candidato de unidad PRD-PAN. Algo sucedió porque después de muchas negociaciones el PAN desechó esa posibilidad, y según la información que ha trascendido, el propio Jesús Ortega, un férreo defensor de Sánchez, habría sido informado que existían indagatorias en contra del alcalde con licencia. El martes en la noche finalmente fue detenido. Ayer ya estaba recluido en el reclusorio de alta seguridad en Nayarit.

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